La decisión de mi vida. Albert y Candy Fic ?

Conociendo el Rio Avon, Escocia.

Mientras la tía Elroy lloraba por la felicidad de saberse perdonada y a la vez traicionada por lo que Neil le había hecho.
El moreno se apareció en el jardín tratando de crear controversia entre ellos.

—Tía pero que haces abrazando a esta pobretona que solo  quiere el dinero del tío William.

Albert enfurecido soltó los  hombros de la tía Elroy  y se dirigió hacia él.

—Como te atreves  a hablar así de mi MUJER LA MADRE DE MI HIJO- dijo Albert en un tono alto.
Albert –grito Candy.

Albert agarro a Neil por el cuello de la camisa y lo levanto haciendo  que los pies de Neil colgaran.

—Tío suéltame, me estas lastimando.
—¿No te basto con engañar a la tía después de todo lo que ha hecho por ustedes?
Por ella son lo que son... ultimadamente ustedes no tienen la sangre Ardlay.
Y aun así les hemos ayudado en todo lo que se les ha ofrecido.

—Todo esto lo haces por una zorra que acabas de conocer-dijo Neal
Albert lo lanzó al piso y le habló en voz alta.

—levántate cobarde, vamos levántate.

Neal se levantó y  lanzó unos golpes a Albert que fueron esquivados por el enfurecido hombre.
Albert había tenido varias peleas anteriormente por lo que sabía defenderse muy bien.
Cuando Neal lanzo los golpes y  no logro tocar a Albert, este le regresó los golpes reventando los labios de Neal y lanzándolo a la hierba mojada por el roció de la fresca mañana.

  A los gritos de las mujeres, George y Stare salieron...
Detrás de ellos corrían los padres de Neal.
Sus recamaras estaban en  la planta baja de la casa con vista al jardín que hacía imposible que no los escucharan.

—tío suéltalo- decía Stare mientras trataba de separarlo.

George se metió para levantar a Neal, mientras que Stare detenía a Albert.
Albert se calmó al escuchar el llanto de Candy.
Sara lloraba al ver la escena y reclamaba porque lo había golpeado de esa manera.

—¿Porque tío William ha golpeado a mi hijo de esta manera?
—Sara- dijo la tía Elroy, no es culpa de William todo esto.
Neal lo ha provocado faltándole el respeto a la futura matriarca del Clan Ardlay.
Además de haberme engañado y chantajeado.
—¿de qué está hablando? Preguntó el señor Leagan.
—Tu hijo ha estado robándose el dinero de las becas para los chicos de la universidad de Edimburgo junto con  Ilse Inglis.

—Eso es mentira- negó Neal.
—Es mejor que te calles y aceptes tu error o te llevaré ante las autoridades, personalmente me encargaré del caso y haré que te encierren a ti y a Ilse por muchos años .

Al escuchar aquellas palabras, Neal se quedó callado, sabía que  William Albert Ardlay había estudiado en la mejor universidad de Inglaterra, desde derecho, medicina, Administración de empresas hasta  literatura.
Era mejor que guardara silencio, la tía ya lo había dicho todo.
—eres una vergüenza para la familia- decía el señor Leagan mientras le colocó una bofetada.
—Sara, yo no tengo nada en contra de ustedes.
Pero quiero a Neal lejos de mis tierras y mi familia.
No quiero tener cerca a esté estafador, ladrón y chantajista.

Sara se sintió avergonzada y pidió a sus hijos y esposo que alistaran su equipaje, ese mismo día saldrían al puerto para regresar a America.
—Y esto no se queda  aquí Neal, llegando a américa te presentaras al corporativo y trabajaras en el área de limpieza en las empresas.
—¿Qué? estás loco, yo nunca trabajaría con la servidumbre.
—es eso o la cárcel, y a tus cómplices  les espera lo mismo.

Todos quedaron atónitos, jamás habían visto a Albert tan molesto.
Candy tomó su mano y lo llevó dentro de la casa.
La tía sintió lástima por Sara, una madre ama a sus hijos, sean buenos o malos.
—Sara asegúrate que Neal cumpla lo que Wiliam le ha pedido.
Han estafado 3 millones de libras de las donaciones.
—¿3 millones?  ¿Y qué has hecho ese dinero Neal?- preguntó Sara.
—He pagado los placeres de Ilse, es mi amante y para tenerla feliz he llegado hasta esto.
—eres un estúpido- dijo Eliza quien se había mantenido callada.
Pagar por sexo, Cuando tienes mujeres en américa que mueren por salir contigo.
Sí que esa Ilse es una ramera y supo envolverte bien.