Víspera de Boda

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Víspera de boda.

Al llegar a la orilla de rio Avon, Albert apagó el pequeño motor del cisne lo ató al pequeño muelle y caminó junto a Candy por la pradera de la hermosa Villa.
— ¿Albert los dueños de este lugar viven en Inglaterra? ¿Si está en venta la propiedad?
—Si amor, está a la venta... es de  un socio de la empresa, hace meses me la ofreció, al parecer tienen problemas económicos.
La situación está mal... se pronostica una gran caída en la bolsa de valores en América.
— ¡Oh Albert! Eso afectará a todos.
—No te preocupes mi hechicera, tenemos varios negocios en Europa y sur América. No quiero que te preocupes por favor, lo que importa en este momento es nuestro bebe y la boda.

Al llegar a la hermosa casa, lo primero que se podía apreciar, era la enorme fuente con la diosa griega Artemisa, sujetando un arco y con su brazo detenida en un becerro color dorado.
La fuente era hermosa, rodeada de flores multicolores.
Al cruzar el portal un hombre vestido elegantemente les daba la bienvenida.
— Bienvenido William - dijo el caballero extendiendo su mano y sonriéndole felizmente.
La Villa había estado en venta desde hace más de 2 años, el dueño pedía una fuerte cantidad de dinero por ella.
La Villa valía lo que el hombre pedía, pero no cualquiera compraría una propiedad de gran magnitud y valiosa.
Los terrenos eran enormes, la casa parecía un castillo medieval, y el enorme jardín era lo que más maravilló a Candy.
—Louis te presento a mi prometida, la doctora Candice.
—Mucho gusto señorita, soy Louis Hamilton. Adelante, bienvenidos.
Como pueden ver la Villa ha estado deshabitada desde hace varios meses, la estructura es de 1800, es antigua pero en excelente estado... habrá que hacerle unos pequeños detalles, pero está disponible para habitarle inmediatamente.
— ¡Es hermosa! estoy encantada, sobre todo con la Colina que se encuentra en las tierras, ¿toda esta área es privada?
— Si, desde que cruzan el puente viejo del Río Avon, hasta donde sus ojos alcanzan a observar pertenece a esta propiedad.
— Albert, esto debe de costar una fortuna- dijo Candy en tono bajo.
Albert le miró, sonrió y con un beso en su frente le dijo.
— No te preocupes mi amor, nuestros hijos crecerán felices en este lugar, tú podrás hacer lo que desees, remodelarla, amueblarla a tu gusto.

Louis estaba más que feliz, por fin podría vender la propiedad que había  pertenecido a su familia desde los años 1800.
Desafortunadamente su situación económica no era buena y necesitaba el dinero, tampoco quería venderla a cualquier persona, conocía a Albert, eran socios y sabía que Albert y su futura esposa cuidarían de la Villa.
—Candy, ¿qué te parece la Villa? ¿Crees que debemos comprarla?
La pregunta de Albert sacó a Candy de su trance, imaginando una hermosa rosaleda cerca de la fuente con entrada al portal, Albert estaba decidido a obtenerla, pero quería escuchar la opinión de su prometida.

—Cómo tú desees mi amado, tu casa será mi hogar de ahora en adelante- decía Candy con una bella.

Louis al observar la escena entre el futuro matrimonio, decidió dejarlos solos, dándoles su espacio para que aprovecharan el momento de sentir el calor hogareño en su nuevo hogar.
Al subir a la segunda planta, la recamara principal contaba con una preciosa vista hacia al rio. Una hermosa terraza con sillas y mesa de patio donde la hermosa pareja podría sentarse a contemplar las  estrellas, el rio y escuchar el sonido de las  aguas del rio Avon.
Louis se retiró, dándoles las llaves de la Villa.
El  trato estaba casi cerrado, solo faltaba firmar los documentos, la mitad del pago estaba saldado. Louis debía una fuerte cantidad de dinero a Albert por lo que le pidió que lo saldara para no estar más con esa preocupación sobre la deuda.
Albert subió a la segunda planta buscando a su prometida.
Candy estaba absorta perdida en sus pensamientos, imaginando a su pequeño correr por la pradera y su padre tras de él.
Desde ahí podía observar la colina que tanto le recordaba su amada colina de Pony, cuando de pronto el calor de unos largos brazos la rodeaba por la cintura, besando su  delicado cuello.
Unas gotas de lluvia caían sobre los futuros esposos, Candy se dejaba llevar por el momento, su prometido la deseaba con amor y pasión.
Albert besaba poco a poco su cuello, su hombro, bajando poco a poco su vestido.
Un gemido de placer salió de los labios de Candy.
Aunque la casa estaba deshabitada, Louis siempre se encargaba que una persona de servicio la mantuviera limpia.
La recamara contaba con todo, unos hermosos y delicados muebles antiguos que conservaban su color , unas sábanas blancas de algodón con encage y almohadas de plumas adornaban la preciosa cama.
Mientras la lluvia caía, los rubios se amaban apasionadamente en esa habitación donde sería testigo  de esa la primera vez de muchas.
Al llegar al clímax, Candy cayó rendida en los brazos de su amado.

—Albert, no me cansaré de agradecerle a Dios por haberte puesto en mi camino, eres lo mejor que me ha podido suceder en mi vida, te amo, no quiero estar lejos nunca, nunca de ti.

Albert la abrazó fuertemente, su amor, ternura, dulzura eran más que suficiente para demostrarle cuanto la ama.
El clima cambió drásticamente por lo que Albert encendió la enorme chimenea, en ese momento comenzaron a crear los planes para la boda, Candy quería que sus madres estuvieran presentes, por lo que sería una  pequeña boda no había tiempo suficiente para planear la gran boda que Albert deseaba para él y su amada.
—Candy, sé que para ese día quieres tener a tus madres contigo, y comprendo que la boda será sencilla, no es lo que deseo, pero apoyo tu decisión.
—Gracias amor, no esperaba menos de ti, las madres vinieron solo por la boda de Annie, no contaban con otra sorpresa , además en el hogar las necesitan, los niños están solo al cuidado de Tom y Jimmy... ellas necesitan regresar lo más pronto posible.

Candy sabía que las  madres venían por solo una semana, así que su boda se tendría que adelantar, aunque Annie no estuviera presente.
Candy recordó las palabras de Annie
"no te cases durante mi luna de miel"
—sabes que Annie me pidió que No nos casáramos durante su luna de miel, pero prefiero tener a mis madres, Annie lo comprenderá.
Solo deseo tener a mis madres cerca en nuestro día.
Al pasar la lluvia, las aguas del rio estaban fuertes por lo que no podrían regresar por medio del rio en el cisne.
Al salir de la gran villa y caminar unas dos cuadras cuesta abajo, encontraron una pequeña capilla... la presencia del ser supremo se podía sentir tanto que Candy hizo que Albert pusiera pie en una capilla nuevamente, durante muchos años, el resentimiento de Albert era tan grande que no había pisado una capilla  desde que su padre falleció.
Al entrar, para su sorpresa George era el pastor que se encontraba en el púlpito.
—¿George? ¡Albert, es George!
—Si mi amor, ven vamos a escuchar un poco el servicio.

Candy sujetó fuertemente el brazo de Albert al escuchar aquellas palabras que nos dice el apóstol Pablo en la carta a los Corintios.
Albert sujetaba la mano de Candy y con ternura la beso...
sacó un anillo de Diamante y platino, un hermoso Diamante corte princesa VS1 clarity E de 10.5 ctw Valorado en medio millón de libras. Cuando lo puso en su dedo las lágrimas de Candy rodaban por su rostro.
— No era necesario una joya tan valiosa, con tu medallón fue más que suficiente.
— Debía hacerlo mi amada, es el sello de nuestro amor.
Al terminar el servicio, George se acercó a ellos con una inmensa alegría.
— Creo saber porque están aquí, ¿que les parece la capilla ? ¿La han considerado para prometerse amor eterno?
— George-
dijo Albert, No sabia que eres el pastor de esta iglesia.
— Si Joven , de niño su padre lo traía y veníamos juntos con su hermana Rosemary, pero desde que su padre murió todos se fueron alejando poco a poco. Cuando vengo a Escocia y nos quedamos en la Villa, siempre regresó a predicarles la palabra de Dios.
— Me gustaría que tú nos casaras George, está Capilla es preciosa, pequeña y sencilla... justo para los invitados que estarán presentes- decía Candy mientras miraba con ternura a su futuro esposo.
— ¿Y Para cuando es la boda?- preguntó George.
— Para el próximo fin de semana.
—¿Que?
dijo Albert y George al mismo tiempo.

Continuará.
Hola chicas, los rubios pronto se prometerán amor eterno frente al altar.
Las cosas van de prisa, el embarazo y el regreso de las madres a América lo amerita.
Bendiciones.
XO!

La decisión de mi vida.         Albert y Candy Fic ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora