Orgullo y tradición - Capítulo 7

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Capítulo 7


Las pálidas manos de la mujer con cabellos negros se enterraron en la arena, al igual que sus rodillas, debido a las fuertes embestidas recibidas por parte de su novio, quien detrás de ella tiraba de sus negros cabellos con una mano, y con la otra presionaba su dolorida cadera.

-T...Trunks- jadeaba sintiendo sus entrañas siendo deliciosamente invadidas por el intruso miembro del híbrido.

-No puedo resistir mucho más...- aceleró sus movimientos, empujando con más ímpetu cada vez que tocaba el fondo de la húmeda cavidad vaginal de su amada, el sonido del fuerte golpeteo de sus cuerpos y las olas reinaban en la deshabitada isla.

"Kami... creo que he pervertido a este niño, pero no puedo arrepentirme, estas sensaciones en mi vientre cada vez que me toma, no se compara con nada vivido antes"

-Ahhh... así...siii...- la chica había llegado al tan deseado orgasmo, reposó su hombro y mejilla derechos en la arena y estiró su brazo para alcanzar con su mano los testículos de su hombre para acariciarlos, sabía que ese toque durante el sexo lo enloquecía.

-Ohhh Mai... ¡Sí!- las contracciones de la cavidad femenina provocadas por el orgasmo y los suaves dedos acariciando sus queridas bolas, hicieron el efecto esperado, aunado a la posición en la que lo realizaban, la que por cierto, se había vuelto en la favorita del muchacho. Su liberación se acercaba violentamente, en el instante preciso que sucedió, sacó su miembro para terminar fuera del cuerpo de Mai.

Desde hace tres años había tomado esa precaución extra, pues en más de una ocasión su preservativo se había roto debido a los movimientos energéticos del híbrido, logró darse cuenta a tiempo y sustituía el condón, pero la duda de otra rasgadura del latex lo incomodaba, por lo que optó por usarlos y a la vez terminar afuera. Así aseguraba que sus queridas bolas estuvieran libres de ser arrancadas de un tajo por la mano de su padre. Aunque, sabía que el príncipe no había dicho de manera literal eso de arrancárselas, pero si le quedaba claro que le haría ver el infierno de embarazar a la muchacha 'no digna'.

-Feliz aniversario amor- le susurró al oído mientras se retiraba el preservativo y lo arrojaba lleno de semen al mar.

-Piensa en las tortugas- lo regañó juguetonamente, acariciando ese torso bronceado que tanto le gustaba, con todos esos músculos tan bien trabajados.

-No te preocupes, no pueden quedar embarazadas- contestó soltando una risita burlona.

-Contaminas el mar, con este ya van tres que has arrojado hoy.

-Lo tomaré en cuenta la próxima vez- la tomó por la cintura y rodaron hasta que las olas golpearon sus cuerpos desnudos.

-Ya cuatro años de novios. Has crecido desde entonces, eres más alto que cuando empezamos.

-Sí, y me sigues diciendo niño.

-Eres mi niño, mi guapo niño guerrero- lo besó en los labios disfrutando de ese sabor a cerveza que ambos había consumido antes del sexo. "Ahora si te pareces más a él, alto, maduro, responsable... adulto, ya estas dejando de ser un niño y de eso me congratulo, de tener el mérito de haberte hecho hombre, mi hombre, el de mis sueños, moldeado desde tierna edad para mí. Tal vez sea egoísta, pero en el pasado fui usada y ahora quiero tener las riendas en esta relación, quiero a ese hombre que conocí de niña, ese Trunks maduro del que me enamoré. A pesar que ambos son la misma persona, no comprendo por qué tu mirada sigue siendo diferente a la de él... de alguna manera conseguiré que sea la misma, tan llena de un... no sé qué"

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