9. el significado de la palabra 'beso'

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El rey mando a llamar a su hijo, mientras este último trataba de relajarse y meditar en su habitación, quería alejar los pensamientos recurrentes y focalizar en su meta, ser el mas fuerte.

Llegó al salón imperial y su padre estaba sentado en su trono, esperando pacientemente, al ver llegar a Vegeta habló.
— haré una fiesta hoy.
— ¿y para qué me necesitas?
— ¡deja de ser tan descortés! Es porque me enteré que la humana sigue viva — puso su puño en su mentón y miro aburrido al príncipe.
— ¿Qué tiene de especial ese suceso? Es sólo una esclava.
— lo es, pero es nuestro nexo con el científico. Ahora, ve y cambiate, ponte tu mejor armadura, a la noche vendrá toda la corte.— le hizo un gesto de despedida a su hijo.

Vegeta se marchó, odiaba las fiestas, pero sabia que a pesar de ser absurda era positiva para afianzar lazos con la clase alta y que estos sigan avalando el poder real. Ser tan asociable no era tan positivo si quería ser rey. Él odiaba hasta el hartazgo tener que relacionarse con otros seres, tal vez porque su raza era sanguinaria, los sentimientos no tenían lugar, había que sobrevivir y en una sociedad tan estratificada como esa, la única manera de no ser pisoteado y humillado era competir y ser el mas fuerte. Al ser príncipe de la corona, todas las miradas estaban puestas en él, el peso de ser el mejor, el peso de conquistar y ganar, el poder atrae a la soledad. ¿Quién puede generar lazos o buenos vínculos en un ambiente frívolo e hipócrita? Nadie, la desconfianza es una manera de auto preservación que Vegeta contemplaba al extremo.
Su niñez fue muy solitaria, su padre quería al mejor guerrero y desde los cinco años fue despojado de los brazos de su madre y llevado a los entrenamientos más dolorosos y exigentes, el rey quería un heredero de su talla.
Nappa, su mentor fue el que creo al Vegeta actual, ayudo en su entrenamiento y batallo con él en las purgas que ni bien comenzaron junto al entrenamiento.
Raditz fue el otro contacto que tuvo el príncipe, hijo de Bardock, perteneciente a la clase alta, aprendiz también de Nappa.

Pero había una diferencia muy sustancial entre la relación de Raditz y Nappa y la relación Vegeta y Nappa.
Raditz y Nappa se trataban como compinches, como hermanos a pesar de que este último era el maestro.
Sin embargo, Vegeta se mostraba reacio ante ellos y sólo los frecuentaba por alguna purga, entrenamiento en equipo o eventos diplomáticos. Vegeta no los necesitaba, podía vivir sin ellos, no consiguió jamás formar ningún lazo ni vínculo y tal vez si alguno de ellos moría, no sentiría ni dolor ni pena.

La soledad que apreciaba el príncipe lo aislaba de todos, su carácter irascible y déspota contribuía a que nadie se acercarse a él. El poder que le brindaba la corona y el nivel físico influían además en la temerosidad de los otros.
Vegeta infundía miedo, él lo sabía y le gustaba. ¿Quién se le iba acercar con su carácter y su poder? ¿Quién podía contradecirlo y hacerle frente? Nadie, a menos que el otro ser estuviese loco, ¿y si alguien lo estaba y osaba imponerse ante él?

Bulma seguía en shock, debía bailar y a pesar de que sabía moverse porque había ido a todas las clases del harem, sentía que la habían humillado más de lo que ya estaba.

Violet la animaba y le comentaba que no iba a ser la única, otras criadas bailarían con ella y que la peliazul tendría un turbante que cubriría su cara y cabello, mas no sus ojos y su cuerpo.
Su criada maquilló los chupones que tenía en el cuerpo, señal de la noche anterior, pinto los labios de rojo y los ojos de negro de la muchacha.
Bulma se puso una pollera larga del color de sus labios recién retocados, esta además tenía dos tajos en los costados para que se vean las piernas desnudas al bailar.
Se puso un top hilado con oro y del mismo color que la falda, dejando al descubierto su vientre y sus brazos.
Las muñecas fueron adornadas con brazaletes de oro que sonaban al moverse.
También le pintaron cada brazo con símbolos extraños de color negro.

El Harem De VegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora