13. Rosas

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Un paso más...

Las puertas del castillo Sayan se abrieron delante de Bulma, su frecuencia cardíaca aumentaba en cada inspiración y exaltación, el tiempo estaba detenido.
El sol tocó cada fibra de su cuerpo, de su rostro y ella sólo miro el cielo.

Un cielo azul y estrellado inundo su visión, se sorprendió... El día de Vegetasai era distinto al de la tierra. Las estrellas y el sol se veían a la vez, era una escena romántica y lo contemplaba sola. En su intimidad, disfrutaba esos momentos en que sólo sabía que ella se tenía y que nadie le podía arrebatar su propio ser, su mente. Era esclava sí, pero su libertad mental, sus fantasías, su impúdica pasión, eso la liberaba.

Pisó el cemento de afuera con los pies descalzos, quería sentir la temperatura y regularla con la de su cuerpo, estaba tibio.
Camino tranquilamente, disfrutando cada sensación. Los guardias iban tras ella resguardando la distancia.

La peliazul divisó el fin del camino y se llevo las manos a la boca, no lo podía creer. Corrió, quería ver si era real o no.

Rosas

Los guardias se sobresaltaron por la actitud de la favorita y la siguieron como sombras, sin embargo no confrontaron ninguna otra situación.
Bulma piso el pasto y comprobó el cambio de temperatura y textura, se sintió a gusto con las sensaciones nuevas de ese planeta, pero viejas en cuanto a que ella las vivencio en su mundo. La melancolía se apoderó de ella.

Toco las plantas con sus dedos, ¿Cómo podía ser que existieran las rosas en ese planeta? Aunque eran diferentes, los colores de aquellas flores eran azules y negras, algunas completamente azules, otras totalmente negras y había en particularidad las que tenían mitad de ambos colores, que mas llamaba la atención de Bulma.
Su olor también era particular, era parecido al olor de los jazmines terrestres, la peliazul no podía no comparar con algo que ya conocía ¿No es algo completamente humano comparar las cosas nuevas con algo que ya conocemos aunque tal vez sólo resguarde un parecido parcial y no total?

— ¿Por qué existen las rosas aquí? — mientras miraba fascinada.

— A mi madre le gustaban — Bulma se dio vuelta tras escuchar esa voz y lo observo detenidamente, pensó que no iba a venir — son una especie de hierba de los Tsufur que utilizaban para hacer medicina, a mi madre le gustaban y decidió que se plantaran aquí. — el Sayan miraba las plantas sin mucho añoro — ella las cuidaba.

Bulma se quedo callada, no entendía bien que hacer, el príncipe había aparecido cuando menos lo esperaba, pero ¿Sus encuentros no habían sido así desde que lo conoció? Sin previo aviso y sorprendente.
Lo miro, no entendía que decir.

— ¿y bien? ¿Te gusto salir?
— s- sí — se ruborizó y asintió con la cabeza.
— a mi madre también le encantaban...
— ¿La extrañas? — la pregunta desencajó al príncipe.
— Algo.

Bulma tomo la mano del príncipe y lo sujeto fuerte.
— yo también a veces extraño a mi familia, pero debes saber que ella debe estar orgullosa de ti. — lo miro y sonrió.
—hmp.

Bulma soltó al príncipe y toco una rosa de doble color, la atrajo para sí y la olió. Vegeta miraba esa escena y quedaba cautivado de ella, era una mujer vulgar, nadie le pedía su opinión y ella sola decía lo que pensaba, era efusiva, pero su sola presencia le tranquilizaba, verla así, tan simple, olvidaba todos los demonios que lo perseguían.

Se cruzó de brazos y miro al cielo, estaba anocheciendo, las estrellas desaparecían y el sol se ocultaba dejando un manto rojo sangre, la noche sayan era roja oscura, otra diferencia de la tierra.
Bulma volvió a ver al príncipe, era tan raro todo, ella con él, ahí en ese lugar tan secreto, perteneciente al corazón de la reina. En un punto se sentía incómoda.

Quedate cerca mío — esas palabras salieron de los labios de una Bulma sumergida en sus pensamientos, el príncipe escuchó la frase y la observo, pero la mirada de la favorita estaba absorta y ajena a lo que pronunció, como si lo hubiera pensando y no advirtió en entender que es lo que dijo.
— No me iré — sentenció él.

Bulma salió de sus pensamientos y descubrió que había dicho algo que no recordaba, miro fijamente al monarca, quiso pronunciar una palabras, pero fueron silenciadas por un ruido conocido, volvió los ojos a las plantas y focalizó su vista a un bulto negro.
Se agachó y con sus manos lo agarro.

Un gato

Bulma quedo impactada y el príncipe que se encontraba en silencio y presencio la escena no se inmutó.
¿Qué hacia un gato bebé en ese lugar, en ese planeta y justo ahí?

— Muchos humanos que vinieron como comerciantes, trajeron sus mascotas — las dudas de Bulma fueron disipadas tras la contestación de Vegeta.
— ¿Puedo quedarmelo?
— ¿Estas loca? ¡Es un animal y no lo puedes llevar a ese harem!

Bulma miro al gatito y sus ojos se entristecieron, no quería dejar solo al animal. — por favor... — suplicó.

Vegeta se puso la mano en la cabeza, cerro los ojos y suspiro.

Continuará.

Notas de la Autora.

¡Hola! Por lo general nunca escribo sobre mi o mis puntos de vista en la historia, pero siempre hay un primer momento para ello... ¡Feliz Primavera!

Esperó que les este gustando mi historia, lo hago cuando tengo un poco de tiempo y en general es una forma de desahogo cuando estoy en tensión con las situaciones cotidianas de la vida. Últimamente me veré agobiada por el estudio, pero trataré de por semana subir un capítulo al menos.
Nos encontramos en momentos de revelación al lector parte de la trama, pero el fin no esta ni cerca.
¡Muchas gracias a los que me leen, en verdad me pone feliz que ya tenga 450 views! Besos n.n

El Harem De VegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora