8. Mein herz brennt

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El príncipe la volvió a llamar, Bulma se preparo, pero antes de salir del harem, se coloco una liga y en ella un puñal.
Llego a los aposentos reales, entro, mientras Vegeta la miraba con desprecio. La tomo del brazo bruscamente y la tiro en la cama con fuerza, comenzó a violarla.
En pleno acto ella se subió arriba de él, desenfundó el puñal y lo clavo en el pecho del Sayan.

Se despertó.

Se levanto sobresaltada luego de la pesadilla y pensó que sus sueños tienen más adrenalismo que su vida real. Su pecho latía profusamente, respiro pausado para calmarse y recordar en que lapso de su vida se había quedado.

Recordó, se tomo el rostro con la mano mientras miraba las sabanas y el rubor comenzaba a notarse, entraba equivocada con la anterior afirmación, su vida había dado un giro de 180 grados y comenzaba a moverse. Lo había hecho con el príncipe y seguía viva ¿Cómo era posible?

Una criada entro a sus aposentos.
— Kaede me mando a traerte ropa y vestirte.
Bulma fijo su mirada en la criada y volvió a ver las sábanas. — ¿vestirme?
— cómo eres la nueva favorita del príncipe tienes ciertos privilegios, yo seré tu nueva criada y compañía, me llamo Violet.— Bulma la miro detenidamente, tenía el pelo lila corto y la piel del mismo color, los ojos sin embargo eran celeste igual a los de ella. — yo soy Bulma.
— lo sé, eres el nuevo espectáculo del harem.
— ¿Eso que significa?
— las muchachas desde que se enteraron que sobreviviste a la primera noche con el príncipe dicen que es porque eres una bruja que lo hechizo — decía esto mientras colocaba la ropa de la peliazul en el escritorio.
— ¿¡queeeeee?! ¡YO NO SOY BRUJA! — La ira empezaba a brotarle — eso lo sé, calmate, dirán muchas cosas sobre ti, sólo te digo para que te enteres, pero restale importancia— Violet tranquilizó a Bulma con esta última frase — ven, levantate que hay que desayunar.
— claro, mas tarde tengo que ir a las clases de historia.
— no, eso ya no es necesario para ti.
— ¿cómo?
— como te dije antes, al ser ahora favorita tienes privilegios, ya no es necesario que participes en la educación normal del harem.
— mmm, ya veo — miro hacia el techo y volvió a fijar los ojos en Violet — ¿Puedo salir entonces?
— del harem no, eso lo tiene que permitir el príncipe.

Bulma entristeció, quería volver a ver a su padre o por lo menos, ver los rayos de sol, si es que existiesen en ese planeta o no. Ella quería salir de ahí. Atravesar esos muros y respirar el aire de la libertad.

Salió de la cama y se sentó en el escritorio a esperar que Violet, la vistiera. Se saco el camisón y se vio al espejo, grito.

—¿Qué te sucede?— Violet se asusto.
—te- tengo moretones en el cuerpo— Bulma se veía el cuello y el pecho en el espejo mientras tocaba las zonas de los hematomas pero no le dolían.
— ahhh, esas son marcas que te dejan los sayajines para demostrar que les perteneces.
Bulma trato de buscar la palabra en el idioma sayan pero no encontró ninguna para darle entender lo que pensaba así que lo dijo en su idioma. —ah, entiendo. En el planeta tierra, se le dice chupones — Violet la miro —vaya que nombre más raro.
La peliazul trato de compararlo con los besos pero también se percato que tampoco había una definición sayan del término y otra vez utilizó su idioma. — son como los besos — su receptora revolio los ojos y negó con la cabeza — no sé a lo que te refieres — la peliazul carraspeo — ya sabes, cuando una boca se junta con otra.
— nadie hace eso aquí.
Bulma quedo anonadada, no existían los besos en el planeta Vegetasai, tal vez era por eso que el príncipe quedo estupefacto en la previa y si el beso era algo raro, el sexo oral tal vez era peor. La cara de Bulma se quedo como tomate.

Vegeta mientras tanto entrenaba, sintiéndo que tenía mas ki que de costumbre, algo que le parecía raro pero no se quejaba. Pensaba en ella, en su pelo, en su piel, en sus gemidos.
Mientras tiraba golpes al aire rememoraba todo lo transcurrido en la noche anterior ¿Por qué la recordaba? Era una mas del montón, el tuvo miles de veces sexo con otras mujeres de distintos planetas y sin embargo, no las recordaba siquiera. Pero había algo en esa humana que le era particular, tal vez las cosas extrañas que hizo con la boca o la incógnita de por qué no murió. No lo podía negar, esa chica era especial, pero esos pensamientos recurrentes no lo iban a ayudar. Salió del entrenamiento.

Bulma estaba feliz, le habían brindado los libros que había visto en la habitación de la planta tecnológica, así que tenía con que divertirse los días que estuviera ahí, hasta que la llamara de nuevo el príncipe. Ella pensaba que para que sucediera tal acontecimiento tendrían que transcurrir algunos meses, por lo cual se sentía tranquila.
Ella recordaba toda lo noche con Vegeta pero trataba de anular el pensamiento ¿acaso mejoraría su situación si memorizaba lo que había pasado? ¿Y si por un recuerdo se llegaba a enamorar, ilusionar o sentir atraida por el príncipe? Era mejor descartar, agradecer estar viva y rogar que la próxima vez, ya que era obvio que se repetiría, fuera lejana.

Leía tranquilamente en el escritorio y tomaba apuntes en una hoja suelta, escuchó que la puerta se abría.
— Violet, te dije que te tomaras el día libre, realmente no me gusta de que me sirvan.
— él te quiere ver.

El corazón de Bulma ardía tras escuchar aquella frase.

— quiere que le bailes — concluyo Violet viendo la expresión atónita de la peliazul en el espejo.
— ¡¿Qué yo, qué?! — gritó.
— vamos, hay que prepararte...

Continuará.

El Harem De VegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora