14. Una terrible verdad

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La noche había tapado ya con su manto rojo a Vegetasai, la ciudad rodeada de pequeñas casas de piedras estaba alumbrada por la luz artificial.

A pesar de que la tierra Sayan era un imperio había una gran diferencia entre el palacio imperial que mostraba gran poderío y riqueza en contraste con la ciudad, las calles de tierras, las casas de roca amarilla, las puertas de las casas eran en general de telas y el vidrio de las ventanas era casi inexistente.
La ciudad parecía un pueblo desértico y bastante precario, pero a los sayajines eso no les molestaba, su preocupación no era la ostentación de lujos, sólo satisfacían sus necesidades básicas: un refugió, abundante comida, reproducirse y luchar.

Pero últimamente la comida estaba escaseando y la población se encontraba de muy mal humor, el resultado de esa escasez era la mala distribución de los recursos conquistados de otros planetas, la deplorable administración estatal y económica, poniendo a precios altísimos los productos de primera necesidad o básicos.
La escasez no se encontraba en los mercados sino en las casas sayan.

Bardock se encontraba afuera de su casa, sentado en una roca mirando el cielo y pensando. Gine su compañera de toda la vida lo llamo a comer pidiéndole que entrará al hogar.
Él cerro los ojos, suspiro y apesumbrado se dirigió a la cocina.

— Últimamente estas muy pensativo Bardock, ¿Qué te sucede? — probando la comida de la olla — es por qué el rey te volvió a proponer lo mismo de hace tiempo ¿No?— dirigió la mirada hacia él.

Cuando el rey Vegeta derrotó a Frizzer con la ayuda de Bardock, el emperador no sólo lo subió de rango de clase alta sino que además le sugirió que se mudara al castillo como todos los de la clase alta, pero el general rechazo totalmente la propuesta.
El no quería vivir cerca del rey con su ojo vigilante encima de él. Ayudo sí a la causa porque era su planeta y por su arraigó a la tierra, pero nunca le llegó a agradar Vegeta, jamás.
El hecho que le pidiera estar ahí era sólo para controlarlo, pero él no era fácilmente dominable y a pesar de que su hijo Raditz vivía en el palacio, él, sin embargo, no lo haría. Quería vivir libre en su casa, en la periferia, junto a su mujer y en completa tranquilidad. Ese era su lugar en el mundo.

— no es eso — puso cara de molestia — tengo que decirte algo mujer...

Gine sólo lo observo y apago el fuego que calentaba la olla con comida, se sentó en la silla más cercana, apoyo sus brazos en la mesa y Bardock procedió a hacer exactamente lo mismo.

— soy toda oídos.
— es nuestro hijo...
— Raditz... ¿Qué sucede con él?
— no, él no — confrontó a la hembra con la mirada, sus ojos se encontraron, a pesar de que hacia mas de veinte años que estaban juntos, Bardock la seguía viendo atractiva, los años a Gine nunca se le notaron, la edad no le pesaba. — el otro.

— Kakarotto... Pero él, esta muerto...
— No.

El pulso de la pelinegra comenzó a acelerarse — ¡¿Qué dices?! ¡Tu dijiste que él había muerto en ese inmundo planeta!— chillo levantándose de la mesa como un rayo.
— mentí.
— ¡¿Por qué?!
— el rey quería matarlo por traición.
— pe- pero si el te dijo que no lo haría ¿Qué dices?
— las visiones... Yo lo vi, sus planes eran matarlo.

Para Bardock las visiones siempre fueron su peor castigo desde que sucedió ese hecho que marco su vida, el mismo día que nació su hijo menor. Ver el futuro y saber que eso no era lo que quería o esperaba, tratar de cambiarlo y asumir el riesgo de que empeorara. Él sabia que era dueño de su vida más allá que predecir lo que iba a pasar lo condicionaba bastante, pero ya no podía luchar con algo que iba a cargar en su vida hasta en su lecho de muerte. Tenia que aceptar sus falencias y seguir adelante.

— n- no entiendo, ¿Por qué haría eso?— retrocedió Gine.
— porque el no cumplió con purgar la tierra y además yo nunca fui del agrado del rey, es una forma de hacerme pagar por ayudarlo con Frizzer, herí su orgullo.

Gine lo comprendió y se sentó, trago saliva. — entonces kakarotto, vive. — su sonrisa se vislumbro en su rostro, se sintió feliz, la tranquilidad de esa verdad inundo su ser, saber que el corazón de su hijo latía en algún rincón de la galaxia la serenó.
— él volverá, pero no como queremos.
— ¿Cómo?
— él se sublevará contra el rey.
— ¿Por qué? ¿Él sabe acaso lo que quiso hacer el rey? ¿Sabe de nosotros?

El general trago saliva a y se levantó de su lugar, se dirigió a la ventana sin vidrio y corrió la cortina para ver hacia afuera. — es difícil de explicar, pero digamos que son intereses contrapuestos. Él es diferente a nosotros, un alma pura y no, no sabe que existimos.

La pelinegra se levanto también de su lugar y se puso atrás de Bardock.

—¿Qué hay que hacer entonces?
—lucharemos con él.
— ¿Por qué?

Bardock se dio vuelta en redondo y se enojo, acaso su hembra le había preguntado por qué apoyar a su hijo, vencer a ese rey déspota que quiso matar a su cría, que le daba igual las problemáticas del pueblo, que lo llevaban a batallas vacías y a matar gente débil que no estaban ni a la altura de un sayan como él.
El general amaba Vegetasai, pero estaba cansado de ser sometido por designios de otro, su orgullo sayan estaba por el piso, luchando con personas patéticas que morían con una esfera de ki. —¡¿Acaso preguntas por qué, mujer?!

Gine lo entendió pero no se quedo atrás — ¡A mi no me hablas así Bardock! ¡Yo no soy tu enemigo, calmate o te mataré!

El pelinegro, se tranquilizó y sonrió, esa mujer simplemente era todo lo que quería y su carácter explosivo era muy divertido, la abrazo un segundo para luego volver a la posición que estaba antes.

— entonces ayudarmos a nuestro hijo, ¿y Turles, qué hará el?
— no sé que hará mi hermano, tampoco me molesta que no me siga a mi y que decida luchar por el rey, el tiene un sentimiento de respeto por el imperio casi que da asco. Yo no puedo respetar a un imperio que me humilla y que sólo busca sus intereses y no los de toda la comunidad.

Gine se mantuvo en silencio hasta que apareció otra incertidumbre en su cabeza — ¿Y Raditz?
— debo irme.
— ¡¡Contestame!! ¡¿Y nuestro otro hijo?!

¿Que podía hacer él, decirle la cruda realidad o negarla? Sólo contestó una sola frase que tensionó el ambiente.

Miro a su mujer a los ojos seriamente — no me hagas decirte lo que no deseas escuchar — dejo las cortinas, beso a mujer en los labios que se encontró en shock tras esas palabras y se retiró de la casa. Esa cruel verdad lo aniquilaba. Por que sabia que era su hijo mayor contra su hijo menor y que no había palabras para que ellos no se pelearan. Porque sus posturas eran totalmente opuestas y si un paradigma es diferente a otro, no hay forma de hacer entender a los otros que no lo comparten o generar una tregua que entre en razón a ambas partes, por que a veces la razón esta muy lejos de presentarse en los ideales individuales.

La verdad le había explotado en la cara a Gine, y Bardock se marcho para afrontar su dolor sólo, típico de sayan.
Se le ensombreció la mirada, ya no tenía hambre, su estomago se cerro.
Sabia que su compañero sabia mas cosas y se las omitió, pero entendía y sabía quien sería el perdedor en esa lucha. Se fue a su cuarto, se acostó en la cama, abrazo una almohada y lloró.

Continuará.

El Harem De VegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora