48. Verdad

1.6K 129 20
                                    

Jamás pude cambiar la situación actual, hubo un mantra en mi cabeza que me acompañó desde que me capturaron hasta la actualidad que fue "Dios, ayúdame a aceptar las cosas que no puedo modificar" era la meditación de un Santo, pero esa oración, no ayudó de mucho.
Pasaban los días y la esperanza no colmaba, era una incertidumbre tenerla, la situación no mejoraba, es más, tendía a empeorar como una herida que se infecta y recibe una medicación que no ataca a la bacteria y termina por asimilarse en el organismo. Yo era esa medicina que terminaba destruyendo mi propia psiquis, mi cuerpo y mi espíritu lo terminó por doblegar confiando que todo mejoraría si dejaba pasar el tiempo y esperaba de los demás situaciones o palabras que nunca llegarían. La esperanza es un sentimiento de doble cuchilla, te da ilusiones, pero si esas ilusiones no son correspondidas se vuelven nocivas y uno queda en la espera de algo inesperado y no.

Cuando pude actuar a partir de mi voluntad, la situación tampoco mejoró, recibí reprimendas por ello, fue como lanzar un ataque sin querer y la devolución de tal, fue caótica. Yo no quise venir aquí, no quise vivir esto, no quise enamorarme de un Sayán y mucho menos de un príncipe que me pago con humillaciones y desaire porque ofendí su orgullo. No me merezco no sentirme amada y sólo ser pisoteada, no me merezco esto.
Y con eso último corrí y llegué hasta la habitación de Ciris, sabía que estaría allí, comprendí enseguida que hay una cuestión de poder y diplomacia con el rey; y sabía que me atendería, por que soy una piedra en su zapato y al estorbo hay que deshacerselo.
Actúe por un impulso, siempre lo hice, pero fue el impulso que me hizo sentir más viva durante toda mi estadía en este palacio.

- Necesito que me ayudes.

- ¿Por que haría eso? - su expresión era estoica pero su asombro era irradiado por sus ojos rosa.

- Por qué te desharias de mi.

Su cara cambio, me miro con profundidad. Tratando de analizar mis pensamientos, vio lo que yo ví y retrocedió, le dolió también y comprendí su dolor, amar a alguien y ser cambiado como una cosa, la traición, ese sentimiento amargo de no sentirte capaz de poder brindarle a la persona que tanto amas lo que esa persona busca, sentirte inferior en todo sentido, sentirte un objeto que ya no tiene función y uso, saber que la otra persona es feliz y gesta recuerdos dulces con otra, y tu ya no perteneces a esa historia ni a ese camino y tal vez hasta que jamás se crucen, sólo estás tú y tu dolor, tu vacio que aparecio y tu impotencia, porque vuelves al recuerdo una y otra vez y el asombro no se va, reaparece y otra vez la pregunta incesante del "por qué, por qué a mí".

La entendí a Ciris, la abrace mentalmente y creo que sintió mi calidez para con ella y se volvió para si.

- ¿Cómo sabías que está aquí?

- Este es tu lugar - dije calmadamente y me miro atonita.

-¿Estas segura de lo que quieres hacer? - ya no me hablaba con su tono pedante, parecía una hermana mayor preocupada por lo que pasaría su hermana menor - Sabes que sí te vas a donde quieres ir, Vegeta va a buscarte.

- ya no me importa lo que quiera hacer él - deseaba sí, con todo mi ser que me buscara, que me pidiera perdón por lo que hizo, que suplicara, que demostrará un poco que yo le importaba y que todo eso hubiese sido una equivocación, pero si viviera en un lugar ideal, en el que el príncipe dejará su orgullo de lado y viniera por mi y demostrará compasión ¿Valdria la pena? ¿Olvidaria todo? No... En un mundo ideal, yo no estaría secuestrada, en un mundo ideal, no existiría el dolor. Este es el mundo real, cruel y despiadado, hay que adaptarse a la normas, rebelarse o morir en el intento.

- te dejaré en su casa, como deseas, pero trata de no volver jamás por aquí.

- eso intentaré - y mientras me desvanecia sonreí.

Ciris Lee mentes, es una diosa que hace de todo y sobretodo ubica dirección. Cuando abrí los ojos estaba frente a mi la casa de Bardock y golpeé sutilmente, me atendió su mujer, no recordaba su nombre pero cuando me vio quedó pálida y corrió hacia adentro, me observe y estaba vestida, no era por eso que estaba tan nerviosa. Ví como trajo de la oreja a Bardock y le pidió que explicara que era aquella situación.

- no soy su amante - sentencie.

- lo sé niña, sólo quiero que me diga porque estás aquí - mirando al Sayán que tenía al lado - ¡Explicame como sabe de mi casa!

- ¿Su casa? ¿No es de los dos?

- Silencio - me fulminó con la mirada - ¡No podemos arriesgarnos tanto! - chilló.

Bardock se acercó pesadamente y me miro - Debes irte...

Mi corazón se volvió a congelar, era de noche, estaba fuera del palacio, ví lo peor del mundo y de la única persona que creí que me iba brindar apoyo me dice que debo irme, confie otra vez en las personas equivocadas, me sentí sola en un mundo hostil que jamás sería apto para mi, ya no importaba si algo me pasaba, me derrumbe y comencé a llorar.

No se como paso pero cuando quise acordar estaba adentro de la casa con una manta y un te entre mis manos y a lo lejos escuchaba una discusión.

- Goku ¡¡¡Que diablos haces!!! ¡¡¡No puede estar aquí, nos pueden descubrir y el plan de Bardock se va al caño!!!

- ¿Goku?

Dejaron de pelear y me observaron, ellos estaban en su cuarto y yo me había levantado a observar su pelea y me sorprendió ese nombre.

- ¿Por que no tienes tu marca en la mejilla? - otra vez indague.

- N-no es nada - el Sayán se tapó el rostro.

- Estoy cansada de todo esto, dime la verdad ¿Qué está pasando?

Bardock o como se llame se puso muy serio y Gine agacho la cabeza.

- Estamos aquí para hacer la revolucion y salvar a la tierra y Namek... Mi nombre es Goku y provengo del mismo lugar que tu.

Continuará.

El Harem De VegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora