17. Vulgar

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— se llama Tama... —mientras acariciaba el pelaje del gato.
— ¿Tama? ¿Qué significa?
— es un nombre japones, significa bola perfecta.

Vegeta contemplaba a la mujer ¿Cómo podía ser que con tan poco tiempo de estar con ella sentía una pasión desenfrenada? Se sentía humillado, el poder que contenía esa mujer era increíble. Con tan sólo una risa o una lágrima, podía cambiar todo el curso de su ser.
El caía lentamente entre sus labios, su piel, entre sus pechos, entre sus piernas. Agradecía vivir en el sistema del harem y saber que ella era completamente suya, porque no podría jamás compartir sus labios con otro.
Ahí le surgió otra duda. Su cuerpo era de él, pero ¿Qué sentía aquella humana por él?

— vegeta... — el príncipe salió de sus pensamientos y poso sus ojos negros en la peliazul.
— ¿Qué sucede?
— parecías como en otro mundo ¿Pasa algo?
— No — se levantó de la cama bruscamente — debo preparame, mañana debo irme temprano.

Bulma miro hacia su nueva mascota y su mirada se ensombreció, ¿Acaso le afectaba la partida del príncipe? El encierro le afectaba demasiado.
Corrió a Tama y corrió tras Vegeta, abrazándolo por atrás, el se quedo inmóvil.
Una lágrima corrió por la mejilla de ella, lo necesitaba mas que nunca.

— prometeme que volverás...
— hmp — sonrió — ¿Sabés con quién hablas? Soy el príncipe de los Sayajines ¡Nadie puede hacerme daño!
— No me refiero a eso...

Vegeta se volteo para verla mejor y notó para su sorpresa que la hembra lloraba ¿Tenía miedo de que fuera la última vez que él la llamaría a sus aposentos?

— mirame — ordenó.

Bulma negó con la cabeza y tapó con sus manos su rostro. No quería escuchar, tenía miedo a lo que él diría, prefería vivenciar al máximo ese último momento con el príncipe y si no había otra vez, por lo menos lo habría disfrutado. Su relación solo se basaba en lo carnal, no en lo amoroso.

Ella era una cautiva que se aferraba con saña a ese presente que era lo único seguro y concreto que tenía. Él había entrado a su vida y en es trayecto tan inestable de su corta existencia, la sola inserción de alguien nuevo en su vida era peligroso, porque la sola idea del abandonó ya en un estado de desidia total, podría afectarla ampliamente.
La realidad es que Bulma en esa relación era la vulnerable y lo sabía. No tenía ni hogar, ni patria ni un futuro estable, todo era improvisado.

Iba a hacerlo, iba a disfrutar el último momento con Vegeta y que pase lo que tenga que pasar, no preguntaría, no suplicaría en el después.

hazme tuya

Vegeta la observó hasta que escucho la única oración que formulo Bulma, lo encendió.

Él la tomo de la cintura con determinación y ella lo abrazo sutilmente, se besaron apasionadamente.
Los instintos del príncipe se perdieron ante la piel suave y tersa de Bulma, la boca peligrosa de ella quemaban las ansias de él, no se podía controlar cuando sus cuerpos se tocaban, era un impulso salvaje y desenfrenado.

La tiro a la cama y le rompió el vestido, despojándola de todo, le levantó las piernas y lamió todo el cuerpo de la mujer, mientras ella se excitaba y suspiraba de placer.
Agarro los pechos de Bulma y los amasaba con sus manos mientras lamia su cuello.

Sin embargo, la peliazul se canso de tener una actitud pasiva, y dio vuelta la situación. Se puso arriba de él, cambiando de posición y lo beso rápidamente.
Bajo el pantalón del principe, mientras él se sacaba la armadura acostado y ella comenzó a masturbarlo fuertemente mientras miraba el rostro del sayan extasiado de placer.
Metió el falo erecto en su boca y succionó de manera rítmica.

Vegeta iba a acabar, pero Bulma se quito el pene del príncipe, esto lo ofuscó y la miro con odio.

— espera principito, yo también quiero gozar — sonrió mientras que se posicionaba y se sentaba arriba de él.
Comenzó a moverse frenéticamente y a gemir, mientras que el sayan solo cerraba los ojos, tratando de evitar correrse enseguida en ella, pero Bulma cabalgaba tan bien, que era inevitable no sentir los cosquilleos previos al orgasmo.

— Dame todo de ti, vegeta...

Esa frase hizo que liberará todo su ser en ella, mientras que la peliazul llegaba al orgasmo junto con él y acompasaba los movimientos lentamente mientras sentía el liquido caliente que ingresaba adentro suyo.
Lo abrazo mientras recuperaban el aliento.

Pasaron unos minutos hasta que Vegeta abrió los ojos, esa mujer era increíble en la cama y le encantaba más. Ella vio al príncipe a los ojos y le sonrió.

— ¿Te piensas que he terminado contigo? Quiero más...
— Eres una humana vulgar ¿Lo sabes? — la beso y volvieron al ruedo.

Continuará.

El Harem De VegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora