Para Carlitos

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Hola.

El reloj acaba de marcar las cuatro y yo sigo sin poder dormir.

Han pasado sólo unas horas desde que te vi.

Espero que algún día puedas entrar a mi casa como si fuera la tuya sin tener que treparte por mi balcón, pero lo disfrutás tanto que siento que lo vas a seguir haciendo aunque deje de ser necesario.

Estabas enojado por algo que te había dicho tu papá y porque habías pasado por cinco kioscos y ninguno tenía las mielcitas que te gustan, pero después pusiste música y saltaste con otra cosa como si nada.

Por alguna razón estabas apurado y no te quedaste por mucho tiempo, pero aun así tu presencia dejó rastros tan brillantes como los de un cometa.

He dado tantas vueltas en la cama que estoy empezando a pensar que el sueño se olvidó de mí.

O quizás vos lo ahuyentaste, porque no puedo pensar en otra cosa que no seas vos.

Sí, es tu culpa.

Me estoy dando cuenta que sos tan único que no hay nadie que se asemeje a vos, ni a tu forma de pensar y cuestionar. 

Sos tan lindo que parecés hecho de esquirlas de cristal. Sos tan lindo que duele. 

Necesitaba decírselo a alguien, y como estas hojas no hablan, no juzgan ni delatan, decidí desahogarme con ellas.

Aún me resulta difícil explicar lo que vi en vos. No creo que en ningún diccionario se haya recopilado el léxico de emociones y sentimientos adecuado para definirlo. Quizás debería tratar de inventar una palabra que logre encapsularlo, pero hasta recordarte pone mi mente en blanco y daña mi capacidad de actuar como un ser racional.

Pero te quería dar las gracias por existir. 

Gracias por respirar, andar, mirar, hablar, sonreír, escuchar... gracias por existir.

Ya tengo sueño y me quiero dormir antes de que salga el sol.

No sé lo que vi en vos; sólo sé que no lo veo en nadie más. 



Luna.



P.D: nunca te voy a mostrar esto.   

Coronados de gloria |El Ángel|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora