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Yo no tenía grandes expectativas al respecto.De hecho, esperé a que se arrepintiera hasta el último momento, con el boleto de avión entre mis dedos.Aún así él no lo hizo y partimos en el primer avión, tal como lo dijo.

Practicar con Hyunggu no era fácil.Era tan exigente con el resto como lo era con si mismo.Y bastante aterrador cuando estaba concentrado, lo cual de alguna manera siempre terminaba volviéndome torpe.Yo no me caracterizaba por tener dos pies izquierdos, mi nivel era muy bueno (de lo contrario nunca hubiera entrado a la academia en primer lugar), pero cada vez que sus dedos se enganchaban con los míos yo me sentía como una principiante.Automáticamente comenzaba a tropezar con sus pies y tenía que pedirle mil veces disculpas.En varias ocasiones tuvimos enfrentamientos porque yo no podía quedarme callada, lo cual empeoraba la situación y me impedía tomar en cuenta sus consejos debido a que me tomaba todo a pecho.Mirando hacía atrás por aquél entonces era claro que la presión por la competencia que se aproximaba nos tenía a ambos sumamente estresados.

Varias veces, mientras practicábamos hasta altas horas de la noche, me sentí impotente.No podía dejar de pensar que no estaba al nivel, que él estaba perdiendo el tiempo conmigo.Y yo no podía evitar sentirme sumamente dolida por la situación, por el hecho de que algo estaba sucediendo conmigo justo en el momento en que se suponía que debía dar lo mejor de mí para acceder a una gran oportunidad, justo cuando debía demostrarle a alguien como él que valía la pena su elección conmigo.Tenía que contener las lágrimas todo el tiempo para no derramarlas frente a él mientras ambos descargábamos nuestras frustraciones en el otro, protagonizando varias discusiones incluso frente de las personas que nos alquilaban el salón de baile para los ensayos.Jamás nos elevábamos la voz pero la tensión era palpable.

Un día, mientras estiraba mis pies sentada en el suelo de madera, él apareció por la puerta.No lo vi llegar, pero escuché sus pasos y sentí su presencia.Aún así, no alcé mis ojos y esperé que hiciera lo de siempre: que encendiera la música sin decir una palabra, invitándome a bailar silenciosamente para esquivar todo tipo de conflicto.Pero ésta vez el estéreo no se encendió y su mirada persistió en mí mientras se mantenía apoyado en el marco de la puerta.Cuando me cansé de esperar alcé mis ojos hacia él con un resoplido.

Al instante quise morderme la lengua debido a lo adorable que se veía con aquél beanie naranja pero es que, ¿cómo alguien conseguía verse adorable y sexy a la vez? Bueno, allí estaba Kang Hyung Gu para resolver la incógnita.

Él se quitó sus lentes oscuros, con la chaqueta de cuero colgando de uno de sus dedos sobre su hombro, sin dejar de mirarme.Le hubiera preguntado por qué usaba lentes de sol por la noche, pero las ojeras debajo de sus ojos me respondieron la pregunta.Me imaginé que no estaba durmiendo correctamente y no pude evitar culparme por ello.Suficiente tenía con la presión de los patrocinadores como para sumarle una compañera de baile que parecía ser más eficiente sola que acompañada.

—¿Qué tanto miras?—Pregunté y me oí más maleducada de lo que imaginé que sonaría al decirlo.

Me arrepentí al instante de ser tan grosera y brusca a la hora de elegir mis palabras o cómo las decía pero ya estaba hecho.A pesar de ello, yo no estaba molesta con él.Estaba molesta conmigo misma, pero no conseguía expresarlo en voz alta y eso volvía todo más complicado.Sonaba y me comportaba como una idiota, yo era consciente de eso, pero no conseguía dejarlo ir.Jamás me había sucedido algo así, jamás me había vuelto tan torpe alrededor de otra persona.Y seguramente eso se debiera a que tenía un enorme miedo de desilusionarlo, tanto que estaba haciendo justamente eso.

Una de las esquinas de su boca se elevó antes de decirme lentamente:

—Te miro a ti.

No me gustaba el escrutinio de sus ojos oscuros.Me sentía intimidada y al descubierto cuando él me veía de esa manera.

Dancing queen » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora