15.

232 27 0
                                        

No fue fácil.

Había días en los que no deseaba levantarme de la cama o hacer mis ejercicios con el objetivo de mantener en movimiento mis músculos para que éstos no se deterioraran.Hyunggu se quedó a mi lado en todo momento: sacándome afuera a tomar aire fresco, cuidando de mí a toda hora.Y cuando yo me molestaba, cuando me preguntaba cuál era el objetivo de todo, él simplemente me abrazaba y me recordaba que no estaba sola.

Kino podía ser tan persistente que no habría podido luchar con él aunque quisiera.Se quedó conmigo, me cuidó, me amó.Me abrazo cada noche y me recordó que seguía siendo valiosa hasta que pude comenzar a sanar.Poco a poco comencé a levantarme de la cama con ayuda de la silla de ruedas, a ser más independiente, a esforzarme por adaptarme a mi nueva vida.

Hoy él está comiendo su desayuno y se ve sumamente cansado.Es muy temprano por la mañana.No sé exactamente la hora, pero sé que es un día especial porque dejé de esconderme entre la comodidad y el resguardo de las sábanas, porque yo misma me aventuré por la casa sin su ayuda.La luz anaranjada del sol ingresa por la ventana y alumbra la cocina a través de las cortinas, permitiéndome encontrarlo sentado en la mesa.

Me quedo observándolo durante varios minutos, aprovechando que no es consiente de mi presencia, y analizo su expresión.Con tan sólo verlo sé que ésto también ha sido difícil para él, porque cuando no lo estoy mirando la tristeza toca sus rasgos.Así, con la guardia baja, puedo verlo sin sus defensas en alto.

Tengo las sospechas de que no duerme durante las noches de nuevo.Una vez me confesó que el día del accidente fue el momento más terrorífico de toda su vida, que solía tener sueños recurrentes donde él me perdía y que despertaba agitado debido al pánico que aquello le causaba, desesperado por revisarme y saber que seguía a su lado.Cuando oí aquello mi corazón se resquebrajó, pero tuve más motivos para esforzarme, para no naufragar en los pensamientos negativos que rondaban mi mente y deterioraban mi ánimo cuando todo parecía imposible.

Finalmente me muevo, intentando recomponer mi expresión.Cuando me ve entrar se pone de pie con una expresión preocupada, pero yo lo detengo.

—¿Qué hay de desayunar hoy?—Suelto bajo su sorprendida mirada—Espero que me hagas arroz.Necesito un buen desayuno o el resto de mi día va a ser una porquería, lo cual no te conviene.—Bromeo, seguido de una sonrisa.

Al principio no reacciona.Simplemente se me queda mirando sin expresión alguna como si no pudiera creer que sea real.Entonces, repentinamente, una sonrisa rompe sus labios.

Una sonrisa real.

Y yo me vuelvo gelatina, exactamente como el primer día en que lo vi.

Ciertamente el sol debería tener vergüenza de salir cuando Kang Hyunggu sonríe, porque no existe nada que ilumine y le dé calidez a mí alma como sus ojos transformados en un par de medialunas.

En el pasado muchas veces las personas se llenaban la boca con la definición de amor incondicional y yo era escéptica al respecto.Jamás creí encontrar un amor como el de mis padres, siempre lo consideré como parte de una enorme lotería del  cosmos donde sólo unos pocos tenían esa bendición.Pero después de todas las pruebas que la vida puso en mi camino...lo encontré.Lo tengo justo ahora frente a mí mientras pronuncia con una alegría a penas disimulada:

—Ven aquí, nena.Voy a preparar el mejor desayuno de tu vida.

Así que sí.Sí, me digo mientras me acomodo a su lado.Podía hacer ésto un paso a la vez.Por él, por nosotros...por mí.

~•~•~•~

un capítulo para el final

Dancing queen » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora