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Sé que dije que iba a publicarlo ayer y esa era la idea pero se me complicó.Aún así, aquí lo tienen y espero que lo disfruten❤ PD: aquí claramente se ve lo bebé que es éste hombre y por qué es tan fácil de amar.

Una noche salimos del entrenamiento y estaba lloviendo con fuerza.Kino quiso pedir un taxi para que nos llevara a su departamento (el cual últimamente no había dejado de frecuentar), sin embargo yo insistí en que deberíamos caminar.Él observó el cielo, rugiendo fuertemente, y me preguntó si estaba chiflada.Las calles estaban siendo transitadas por muchas personas debido a que no era muy entrada la noche para cuando salimos, pero aún así todos se cuidaban de sostener firmemente un paraguas sobre sus cabezas.Nosotros a diferencia de ellos, no teníamos ninguno.

—Ni lo pienses, podrías contraer un resfriado.—Me dijo entonces, previendo a dónde volaba mi cabeza y mis intenciones.

Sin embargo, mi mano ya se había zafado de la suya y yo ya estaba corriendo en dirección a la calle.Él intentó detenerme y lo escuché chasquear la lengua con descontento cuando me escapé de su agarre, pero no voltee.

En cuanto mi cuerpo entró en contacto con las heladas y gordas gotas de lluvia, se estremeció, pero rápidamente la felicidad burbujeo en mi interior.Yo amaba las noches lluviosas de verano como esas y en mi país natal aprovechaba cada momento para pasear debajo de la lluvia, lo que a la mayoría de las personas parecía disgustarle.A mí, por el contrario, me fascinaba la sensación de encontrarme desprotegida frente a la tormenta que se libraba sin riendas sobre mi cabeza.Se me aceleraba el pulso y el oscuro cabello mojado se me pegaba al rostro produciéndome un leve picor, pero me hacía sentir sumamente emocionada.Era similar a la sensación que tenían los niños al saltar sobre charcos de agua cuando sus padres les indicaban que estaba mal hacerlo y el hecho de que Hyunggu me lo hubiera prohibido de una manera tan paternal no hizo más que sonar como un desafío para mí, invitándome a hacerlo.

Mis adoloridos músculos se relajaron progresivamente mientras estiraba mis brazos y giraba en círculos, escuchando el pequeño capoteo de mis pies en las baldosas sueltas.La gente pasaba rápidamente a mi alrededor, dispersándose por las calles de Seul enfrascados en sus propios asuntos y con la mirada baja, por lo que tenían que esquivarme.Solo entonces me daban una mirada extrañada percatándose de que la extranjera demente en medio de la acera bajo la lluvia y empapada no era algo que perteneciera al panorama habitual.Cuando terminé de dar vueltas y estuve completamente mojada e increíblemente satisfecha, me voltee hacia Kino.

Él seguía parado justo donde lo dejé, debajo de la entrada principal del edificio y cubierto por un pequeño techo.Pero ahora, en vez de mirarme con preocupación como al principio, me miraba con una sonrisa.Quité el cabello rizado de mi frente y le sonreí de vuelta, compartiendo una mirada con él mientras adentraba sus manos en el interior de sus bolsillos, apoyado contra una de las columnas.

—¿Qué?Le pregunté, divertida y desafiante¿Al gran Kang Hyung Gu le da miedo un poco de agua y truenos?

Luego entrecerré los ojos para mirar hacia el cielo, viendo a las millones de gotas caer y las nubes partiéndose por la mitad debido a los rayos, hipnotizada.Más allá de todos los edificios con millones de luces de colores, anuncios y la rápida e increíblemente ruidosa vida de la ciudad, aquella capa oscura sobre mi cabeza era la misma que se encontraba en la otra punta del mundo en mi ciudad natal.Estaba debajo del mismo cielo dándome la certeza de que fuera donde fuera me llevaría siempre un pedazo de mi país, de mis raíces, conmigo.

Con los dientes castañeando y una sonrisa aún en mis labios, descendí la vista, justo para encontrarme con el rostro de Kino justo frente a mí.Me representó una enorme sorpresa verlo justo allí, a centímetros de mí, con el cabello oscuro sobre su frente goteando.Su mano se elevó lentamente hacia mi oreja y rozó mi helada mejilla antes de tomar un mechón de mi cabello.

Dancing queen » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora