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Alana me miraba asesinamente, mientras que yo me la comía con la mirada. Jose estaba concentrada en decirme algo, pero aún no lo hacía.

—Muchachos, muchachos ¿Por qué no nos calmamos un poco? —dijo Rafa. Los tres nos giramos a verla. Asentí con la cabeza y volví mi mirada a Alana.

—De verdad estoy dolido —le dije y volví a tocar mi pecho —Jamás me lo imaginé de ti, de ti que te veías tan correcta.

—Y ahora la ves incorrectamente deseable, ¿verdad? —dijo Jose —Hagamos un trato primo, te consigo una noche con ella y me cedes tu cuarto.

—Echo —le dije sin siquiera vacilar.

—Óyeme, ¿Acaso mi dignidad vale menos que una buena cama? —le preguntó Alana sin poder creerlo.

—Por de mi pobre espalda, claro que si —le dijo la morena.

—Esa no es manera de convencerme Jose —dijo Alana.

—Y tampoco creo que sea la adecuada —acotó Rafa.

—¿Lo ves? Eso se llama ser amiga —dijo Brooks y se acercó para abrazar a la chica de anteojitos.

—Está bien, está bien —dijo mi prima —Mmm, ¿Qué tal un beso?

Alana la miró fijo por unos cuantos segundos. Soltó un leve suspiro y me miró.

—Está bien —le dijo y se puso de pie. Se acercó a mí. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca se puso en puntas de pie. Sus labios rozaron los míos —¿Puedes agacharte un poco? No llego.

Bobamente obedecí a su petitorio. Me incliné y choqué despacio contra sus labios, y cuando intenté mover mi boca, para obtener un poco más de ello, se alejó —Listo, su cama ya es tuya Jose.

—Pero, ¿Acaso yo no tengo poder de palabra? —pregunté. —Ese es el máximo grado de intimidad que lograras conmigo, Irwin. —me dijo Alana.

—Ashton, lleva mis valijas al cuarto ¿si? —dijo mi prima.

—Yo creo que es justo —habló Rafa.

—¿Acaso tú solo hablas para hundirme? —le pregunté —¿Por qué me odias? No, no es justo. Ese no fue el trato Jose. ¿O me das una noche con ella o no hay cama?

—Alana, ¡por dios! Dale lo que pide —le rogó.

—No, ya te lo dije. Mi dignidad vale más que una cama.

—Por favor, amiga. Por favor —le suplicó poniendo su mejor cara de sufrimiento.

Quizás lo consiga, y al fin obtenga mi noche con Alana. De solo pensarlo ya me emociono más de lo que debería.

Todos observamos como Alana miraba fijamente a Jose, de seguro estaba pensando en como decirle que no, que ni loca lo haría. Hasta que se giró a verme.

—¿Sabes Ashton? Pensé que eras un caballero... no se, creo que fue una mala impresión. Después de todo siempre te has mostrado generoso y respetuoso para con los que quieres, y como Jose es tu prima... tu única prima por lo que he oído, y por como ella habla bien de ti y lo mucho que te ama, pensé que el sentimiento era mutuo. Pero no... si la amaras y fueras un caballero le cederías tu cama. Creo que me equivoqué contigo —dijo y apoyó su mano sobre su pecho.

Entrecerré mis ojos y la miré fijo por unos cuantos segundos.

—¿Sabes que ese es un chantaje muy barato, verdad? —le dije. Ella sonrió.

—¿Funcionó? —me preguntó. Suspiré levemente.

—Si, funcionó —tomé las valijas de mi prima —¿Están son todas?

Mi Pequeña Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora