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La miré fijo a los ojos y sentí una pequeña presión en mi pecho.

—Creo que sí —le dije.

—¿Crees? —dijo confundida.

—Mamá, la verdad es que nunca me pasó algo así. Yo...

—Eres un don Juan —me acusó con indignación.

—Sí, puede ser...

—¿Con cuantas mujeres has estado? —me preguntó.

—Mamá, ¿no crees que...?

—Contéstame, Ashton —sentenció con firmeza.

Sonreí ante su enojo. Siempre quise que mi madre me regañara. —No lo sé —contesté.

—¿Cómo que no lo sabes?

—No, no lo sé. Nunca me puse a contarlas.

—Oh, eres un desconsiderado, mujeriego. No puedo creerlo...

—Mami, ya no me regañes. Sabes que solo tú me interesas —le dije poniendo mi mejor cara de niño bueno.

Ella me miró bien y sus ojos se humedecieron. Sonrió y volvió a abrazarme. —Aún consigues comprarme —dijo sin soltarme. Se alejó y me miró —Pero creo que eso ahora no es así... porque he visto cómo la miras.

—Ella no solo es hermosa por fuera, también lo es por dentro —le conté.

—Sí, se nota y mucho.

—Te extrañe tanto —le dije.

—Y yo a ti, bebé —me dijo y se puso de pie entregándome su mano —Vamos a fuera.

Tomé su mano y caminamos hasta la parte trasera de la casa. Salimos y detuvimos nuestros pasos al ver cómo Alana y Hope reían y jugaban con las muñecas.

Sentí un cosquilleo en mi estómago. Ella era tan bella, y tan dulce. Ambas se giraron a vernos. Hope se puso de pie y corrió hasta nosotros.

—Tu novia es muy linda, hermanito —me dijo sonriente.

—¿Qué es eso de 'hermanito', enana? Aquí la hermanita eres tú —le dije.

—No, yo soy toda una mujer. Sino pregúntale a mamá, ya me maquillo —dijo y colocó sus dos pequeñas manos sobre su cintura parándose coquetamente.

—¿Y acaso tú permites que se maquille? —le dije a mi madre.

—Oh, no me digas que vas a ponerte igual de insoportable que Ben con ese tema. Ella es una niña y a todas las niñas les gusta maquillarse y jugar a ser grandes —me dijo mi madre.

Alana se acercó a nosotros. La miré y tuve muchas ganas de besarla, pero no podía hacerlo delante de mi hermana y mi madre.

—Estábamos divirtiéndonos un poco —nos dijo mientras le sonreía a Hope.

Mi madre se acercó a ella y la abrazó. Un tanto confundida, Alana le devolvió el gesto.

—Muchas gracias, Alana... Ash me contó que tú conseguiste el número. De verdad no sé como voy a hacer para agradecerte esto —le dijo y se alejó de ella.

—Primero que nada, Feliz cumpleaños, señora —dijo ella.

—Ya no me digas señora. Dime Anne, linda. Nada de formalidades conmigo, al fin y al cabo eres la chica que me devolvió a mi hijo.

—¡Oigan, vamos a comer! —nos llamó Ben.

Mi madre y mi hermana comenzaron a caminar hacia él, Alana estaba por caminar también pero la tomé del brazo y la jalé hacia mí para mirarla a los ojos.

Mi Pequeña Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora