CAPITULO 16

48 5 0
                                    

Ya había amanecido y sentía un dolor de cabeza insoportable, eran como miles de alfileres punzando en mi cerebro, se sentía espantoso, abrí los ojos y la poca luz que lograba entrar lastimaba mis pupilas y a su vez intensificaba el dolor de mi cráneo, me tomó un par de segundos poder abrir completamente los ojos, observe el techo y luego recorrí la habitación con la mirada.

-Este no es el cuarto de Ariel -Me dije a mí misma- ¡Rayos! la cabeza me va a estallar ¿Qué demonios sucedió anoche? no recuerdo casi nada

Cerré los ojos un momento y los abrí de golpe cuando por fin reaccioné. Miré a mi lado y había un bulto debajo de las sábanas tenía miedo de saber quién era así que poco a poco levante las sábanas para ver de quien se trataba, esperaba que fuese Ariel quién estuviera durmiendo a mi lado

-¿Qué demonios haces? ¡Déjame dormir!
-¿Erick? -Dije mientras trataba de no quedar en coma
-¿Qué rayos? ¿Jenni? ¿Qué pasó? -Decía mientras hacía un montón de movimientos extraños con la mano y levantaba la sabana para darse cuenta que estaba en boxer
-No tengo idea ¿porque estás tú aquí? ¿en dónde está Ariel?
-¡Demonios Ariel va a matarme!
-¿Porque? ¿Recuerdas algo? ¡Dímelo! -Grité mientras lo tomaba de los brazos y lo agitaba
-¡No! ¡No lo sé! pero Jenni tú...
-¿Yo qué? ¡habla!
-Tú...estás en ropa interior -Respondió señalándome la ropa

No me había percatado de eso, efectivamente estaba en ropa interior llevaba una playera sport blanca que hacía que mis senos se transparentaran pues no llevaba brassier, no sabia ni de quién era esto pero yo la traía puesta

-¡Mierda! Espero no haya pasado nada y sólo sea un malentendido ¡maldición Erick! ¿Esta sport es tuya?
-Sí nena, te queda muy bien -Sonrió
-¡Cállate idiota! ¡Busca mi ropa! -Grité mientras lanzaba una almohada a su rostro
-Tranquila nena, Ariel no tiene porqué saberlo
-Se enterara algún día ¿donde demonios estará? prometió cuidarme
-No lo sé Jenni, vamos vístete aquí está tu ropa

Tomé la ropa y me vestí lo más rápido que pude, me arregle un poco el cabello me lavé la cara y salí de la habitación a buscar a Ariel, recorrí varias habitaciones al igual que Erick y no estaba en ninguna parte, llevábamos aproximadamente 20 minutos buscándolo y no aparecía.

-Veamos si el auto está afuera, quizá salió
-Podría ser, ¡vamos!

Nos dirigimos a la entrada de la casa y al abrir la puerta quedamos pasmados al ver el cuerpo de Ariel recargado en el marco de ella, apenas podía sostenerse estaba todo golpeado lleno de sangre y con la cara hinchada.

-¿Qué demonios te pasó? -Dijo Erick tomándolo de los brazos rápidamente

Ariel no decía nada sólo me miraba como queriéndome decir algo pero no podía.

-Vamos a llevarlo a la cama hay que curarlo primero y ya después nos dirá que pasó ¿verdad Ariel? -Le pregunté y asintió

Lo llevamos al cuarto más cercano y lo recostamos, le quitamos la ropa y lo dejamos solo en ropa interior para poder curar todas sus heridas, no tardamos mucho en hacerlo pues éramos dos y era más fácil.

-¿Te duele mucho? -Pregunté a lo que respondió por fin con dificultad
-Solo un poco
-¿Qué te pasó? ¡Dinos por favor! ¿dónde estabas?
-Siéntate jenni -Me señaló un espacio a su lado, me senté donde él quería dispuesta a escucharlo- Anoche recibí una llamada, querían darte un recado muy importante me pidieron que fueras sola a una dirección pero no quise decirte puesto qué  tú querrías ir y correrías peligro, así que decidí ir yo personalmente y averiguar cuál era el recado. Al llegar al lugar de la cita me encontré a dos hombres vestidos de negro recargados en una camioneta muy lujosa del mismo color, me vieron llegar y me preguntaron que hacía ahí pues te esperaban a ti, a lo que respondí que no te dejaría sola y menos con ellos, rápidamente salió un tipo del auto, bien vestido alto delgado y se veía joven un tal Cristian
-¿Cristian? -Dije sorprendida
-Si Cristian, el bajo del auto y se dirigió hacia mí, me dijo que tenía un recado para ti pero que quería dartelo personalmente, le pedí que me lo dijera a mí y el idiota me dijo que el recado si podía dármelo pero lo otro que quería hacerte no, así que me enojé y me le fui a los golpes pero sus monos esos se metieron y me golpearon hasta que perdí la conciencia, desperté creo que unas horas después y como pude maneje de nuevo hasta aqui. Cuando desperté había un sobre a mi lado que decia "Rebeca mi princesa" y pues no quise leerlo para no invadir tu privacidad, así que toma... -Me extendió la mano y me dio el sobre
-Gracias, pero debiste haberme dicho Ariel
-Si te hubiese dicho ibas a querer ir y yo no lo permitiría, anda abre el sobre para saber que era tan importante
-De acuerdo

Comencé a abrir el sobre cuidadosamente para que por mis nervios no rompiera algún pedazo de la hoja, dentro del sobre había una nota con algo escrito y un puño de billetes con una pequeña nota que decía:
Usa este dinero para comprarte ropa linda quizás un día te vuelvo a ver y quiero verte sexy.
-¿Porque sonríes? -Ariel me Arrebato la nota- ¡Maldito idiota!

Lo ignoré y procedí a leer el escrito que decía:
Me hubiese gustado regañarte y castigarte en persona pero sabía que tu noviecito el drogadicto no te dejaría venir a mí, así que no me queda de otra que escribirlo, tu padre ha estado buscándote como loco no se cree el cuento de que has muerto me ha llamado cientos de veces para obligarme a decirle dónde estás, a ido a buscarte a la casa de tu mamá y anoche fue a la casa de tu novio el muerto de hambre así que te pido que no regreses por el momento a ese lugar y también es demasiado tarde para que intentes salir del país puesto que tu padre tiene vigilado todo. Quédate donde estás yo te estaré cuidando desde lejos pero no seas necia y haz caso a lo que te digo, espero verte pronto muñeca cuida lo que es mío y tranquiliza a ese idiota que tienes a tu lado que supongo está contigo leyendo esto, me comunicaré contigo pronto así que quiero que estés pendiente, cuídate hermosa Besos y caricias. Cristian

-¿Entonces que dice? -Pregunto Ariel
-Mi padre está buscándome -Le di la carta para que la leyera el mismo -No podemos volver a tu casa Ariel
-Erick ¿podrias hablar con Santiago para que nos deje quedarnos unos días?
-Supongo que sí -Respondió -En cuanto lo vea le diré
-Bien, gracias amigo por cierto ¿cómo te la pasaste anoche después que me fui jenni? 
-Pues bien, la verdad es que no recuerdo mucho de lo que hice -Miré de reojo a Erick
-Espero la hayas cuidado Erick porque yo te la encargue a ti antes de irme
-Sí sí la cuide amigo no te preocupes está sana y salva ¿no lo ves?
-Eso sí -Me miró y me sonrió- Ven acá nena

Me atrajo hacia él y me dio un beso.

-¿Así que soy tu noviecito eh?
-Pues eso piensa Cristian -Sonreí
-Qué bueno que sepa que lo soy, no quiero que estés con él de nuevo ¿de acuerdo?
-De acuerdo -Lo besé muy despacio para no lastimarlo
-¿Te duele mucho?
-Con esos besos ya no siento tanto nena
-Bueno me voy a buscar a Santiago los veo más tarde -Dijo Erick interrumpiendo nuestros besos
-¿Y ahora qué le pasa? -Me preguntó Ariel
-No lo sé a lo mejor la resaca lo tiene de mal humor -Respondí sin que notará mi nerviosismo
-Bueno ahora que estamos solos podemos hacer cositas nena
-¿Estás loco Ariel? estás lastimado -Dije sonriendo
-Qué aguafiestas eres
-Y tú eres un loco -Respondí

Pasaron las horas y me percaté después que Ariel y yo nos habíamos quedado dormidos, nos despertó el sonido de la puerta que Erick había azotado a propósito para que nos despertaramos

-¡Ya despierten flojos! -Gritó Erick
-¿Qué quieres idiota? -Respondió Ariel sonriendo
-Hablé con Santi dice que pueden quedarse una semana en lo que regresan sus padres y con la condición de que no hagan mucho ruido cuando estén follando -Ok perfecto, gracias hermano aunque no le prometo nada respecto al ruido -Sonrío
-No hay de qué y ya levántense

Nos levantamos de la cama y bajamos al comedor donde estaban aún varias personas desayunando.

-Pedimos Pizza, tomen asiento y  desayunen -Mencionó Santiago
-Gracias Santi
-De nada Rebeca

Aún sentía extraño que me llamarán así pero tenía que acostumbrarme a ese nuevo nombre puesto que no me quedaba de otra. Nos sentamos a desayunar y después de terminar ayudamos a recoger un poco del relajo que habíamos dejado la noche anterior y al terminar subimos a la habitación que ya las sirvientas de Santi habían preparado para nosotros.

"REBECA" Una historia jamas contada...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora