CAPITULO 26

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Han transcurrido 3 días ya desde que mi madre llegó a mi casa, se le nota mucho mejor así que e decidido por primera vez salir a la iglesia un momento para darle gracias a Dios por hacer que ella mejore. E pasado mis días cuidando de mi madre lo mejor que he podido, le doy de comer, la baño y la visto, plático con ella, me hace tanto bien ser yo quien la atienda pues al menos así siento que le devuelvo aunque sea un poquito de todo lo que ella me a dado en la vida.

Trato de no tardar mucho pues la e dejado sola y llevo ya poco más de una hora fuera de casa. Después de orar y dar gracias decidí marcharme a casa lo más rápido que e podido para llegar antes de que mi madre despertara.

A unos cuantos metros de llegar observo a unas cuantas personas reunidas con cara de preocupación, acelero el paso y me doy cuenta que están justo frente a mi casa, con cada paso que daba y me acercaba sentía como mi corazón se aceleraba y en mi cabeza solo pasaban miles de cosas malas, la preocupación invadía mi cuerpo a cada paso, vi a Ariel  llegar antes que yo mientras corría a  abrir la puerta, aceleré aún más el paso para alcanzarlo hasta que por fin abrí la puerta y pude ver lo que sucedía, dentro de la casa se encontraban cosas tiradas por doquier y Ariel intentaba levantar a mi madre del suelo, me acerqué para ayudarlo a ponerla de nuevo en cama.

-¿Qué pasa mamá? ¿estás bien?
-¡Hija! ¡hija! -Gritaba mientras lloraba asustada
-Ya estoy aquí mami ¿que pasa que tienes?
-¡No puedo ver! ¡no puedo ver nada Jenni! -Soltó en llanto- ¡No veo nada! -Sus palabras me destrozaban el alma
-Calma mamá, quizás es solo temporal, iremos al médico y así sabremos que sucede, pero porfavor debes guardar la calma ¿Si?
-No hija, el doctor advirtió que esto pasaría, pero no esperé que fuese tan pronto, ¡no puedo ver hija! ¡No puedo!

Verla sufrir me ponía mal, no sabía qué hacer, ella no quería ir al médico y tampoco podía obligarla así que solo tomé su mano y me recosté en su pecho, varias lágrimas rodaron por mi rostro; me sentía tan mal, tan devastada de no poder ayudarla, cada vez me quedaban menos fuerzas para seguir, verla así era muy doloroso para mí, no sé cuánto más aguantaría finjiendo ser fuerte.

-Jenny
-¿Sí mamá?
-¿Cuanto tiempo llevo en el hospital?
-¿Que? -Su pregunta me confundía
-¿Cuando me darán de alta?¿Cuándo podré salir de aquí? Quiero irme a casa
-Pero mamá, no estás en el hospital, estás en casa
-No te preocupes nena, quizás es por el ataque que sufrió -Ariel trataba de tranquilizarme
-Sí, quizás...

Me quedé en silencio junto a ella y me aparté cuando me di cuenta de que se había quedado dormida después de unos minutos, me puse de pie y lo primero que hice fue abrazar a Ariel.

-Tranquila nena
-Ya no puedo con esto Ariel, pensé que estaría mejor y mírala ahora, ha perdido la vista -Susurré preocupada
-¿Y si la llevamos con otro médico?
-Ella no quiere, se ha negado cada vez que se lo propongo
-Entonces, ¿Que debemos hacer ?
-No lo sé Ariel
-Bueno sólo queda ser fuertes y esperar un milagro
-Los milagros no existen
-Claro que sí nena, Ya verás que sí
-¿Quieres algo de comer ?
-Emm supongo, deberíamos...
-Esta bien, yo lo ago -Dije para desviar el tema

Nos sentamos a comer una vez termine de hacer y preparar todo, apenas y probé bocado, la angustia me había quitado las ganas de comer, mientras tanto Ariel y yo conversábamos un rato sobre nuestros planes, haciamos un futuro juntos, aportabamos ideas y lugares a donde podríamos irnos, todo sonaba bastante bien hasta ahora y si salía tal cual nos iríamos en dos semanas aproximadamente

-Jenny hay que buscar la manera de trasladar a tu madre, quizás lejos de aquí encontremos un hospital en el que puedan ayudarla
-Lo sé
-Deberíamos hablar en el hospital para que nos apoyen
-Costará una fortuna eso y lo sabes -Me quedé pensando unos minutos en la solución, lo más factible era pedirle prestado a Cristian, iba a mencionarlo pero tenía miedo de cómo reaccionaría Ariel, así que lo miré y antes de poder decir algo:
-Ni se te ocurra -Me miró enfurecido
-Pero Ariel yo...
-Ya sé lo que vas a decir y no estoy de acuerdo Jennifer, lo arreglaremos solos ¿entiendes?
-Entiendo...
-Jenny -Apenas escuchaba su voz
-¿Que pasa mamá? aquí estoy -Me acerqué rápidamente a ella
-Me siento mal, tengo mucho frío, ¿podrías pasarme una cobija?
-Claro que sí mamita, Ya vuelvo ¿Si?

"REBECA" Una historia jamas contada...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora