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Peter's P

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Peter's P.O.V

La tenía, tenía en mis manos la llave, la manzana dorada.

La guerra de Troya fue ocasionada por la mala decisión de Paris al elegir a la diosa Afrodita. Se dice que la diosa la cual debió de haber recibido la manzana de oro realmente era Atenea, la diosa de la sabiduría.

El pergamino se encontraba escondido y guardado por la diosa de la sabiduría, la única manera de conseguirlo era dándole a Atenea lo que debió de ser de ella, y ahora, yo lo tenia.

Mis sentidos agudizaron, escuchaba no muy lejos el rompe de las olas, estábamos cerca del puerto. Sonreí.

- Vamos chicos.- dije sin demostrar emoción alguna ante mis palabras, simplemente tenía mi vista fija en que fruto incomible.- tenemos un último viaje que hacer.

Nadie cuestionó nada, todos sabían bien que mi actitud en esos momentos no eran adecuados para cuestionamientos.

Al llegar al puerto encontramos una simple tripulación de piratas semi-ebrios en horas de medio día, patéticos.

Simplemente subí a bordo mientras esperaba a que los demás me siguiesen.

- Hey, ¡¿Quiénes son ustedes que hacen en mi barco?!- exclamó la voz  ronca y ebria de un hombre, supongo y era el capitán.

Di vuelta en mis  talones dando mi característica sonrisa y ceja alzada.

- Barba Negra, no me sorprende saber que este horrendo trozo de madera podrida sea tuya.- hablé acercándose a la borda para pasar con mi dedo índice por uno de los detalles tallados en la madera y comprobar lo cuan sucio se encontraba aquel barco y efectivamente, al retirar mi dedo un polvo grisáceo me dio a entender que el polvo abundaba gracias al desaseo.- incluso mis niños perdidos tienen mejor aseo que tu embarcación.- hablé con un tanto de asco.

- Te entiendo, pero este barco no es mío, o bueno... es mío técnicamente, pero hace un pequeño tiempo fue de alguien más.

Mire de manera cuestionable a Barba negra.

- ¿Qué quieres decir?- pregunté, a pesar de que sabía de lo que hablaba.

- Este barco lo conseguí gracias a una apuesta con otro pirata muy conocido, pero no más genial que yo se llama...- no llegó a completar la frase ya que una voz femenina lo interrumpió.

- Capitán Garfio.- habló Frances mientras si mirada seguía fija en la base de la torre de vijia del barco.

Mire extrañado a Frances.

- Si, ese mismo.-dijo Barba negra.- el idiota sin mano ni si quiera se dio cuenta de que tenía escondida la carta sorpresa bajo mi manga; ah, y por cierto, este ya no es más el Calavera, ahora es el Barba Negra.

Gire mi cabeza rápidamente en mostrando una expresión de confusión y de obviedad, está acción no simple mente la hice yo, Si no también el resto de la tripulación y mis acompañantes.

Un cuento no tan de Hadas - Peter Pan - OUAT[EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora