Capítulo 34

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Tom Holland

Los golpes en la puerta me despertaron, mire la hora en mi celular y eran las cuatro y media de la madrugada. Quién toca a esta hora?

—Ya voy! - grité sin fuerzas.

Me levanté con pereza y camine a la puerta para abrir no si antes mirar por el picaporte, una ____ ebria se encontraba del otro lado. Suspire negando y abrí la puerta.

—Te dije que no llegaras tarde. - le dije mientras la ayudaba a pararse.

—Uuy pero no te enojes. - dijo arrastrando las palabras.

Apenas y podía caminar, estaba muy ebria, en cuanto se tiró en la cama quedó profundamente dormida. Me acosté a su lado y quite uno que otro cabello que cubría su rostro, se veía bastante linda dormida, bese su mejilla y comencé a acariciar su cabello.

—Buenas noches _____.

______ Villalobos

Comencé a abrir los ojos con pereza hasta que me adapte a la luz que entraba por la ventana, intente moverme pero traía entumido todo el cuello, luego de varios intentos logré sentarme en la cama y me quite la chamarra.

—Buenos días a la flor más hermosa del mundo. - un Tom sonriente entro a la habitación.

—¿Quisieras no gritar? La cabeza me va a explotar.

—Ah pero anoche quien te viera, ni caminar podías.

—¿Ya vas a empezar con tus regaños?

—Debo hacerlo _____, pero para que veas que no soy tan malo, te traje un café para que se quite la cruda.

Me entrego la bebida y le di un sorbo, el líquido caliente me callo bastante bien.

—Gracias Tom.

Sonrió y entro a el baño, comenzó a ducharse por lo que aproveche para desmaquillarme, parecía mapache drogado.

—Oye en una hora vendrá Robert por nosotros para ir a la plaza, debes compararte algo que se te vea bien en la noche.

—¿En la noche? Qué hay en la noche.

—La fiesta, dah.

—Ohh es cierto, lo había olvidado.

Tom salió de la ducha y luego entre yo, dejé que el agua fría me quitara el sueño y el malestar, la última vez que me embriague así de feo fue cuando falleció mi padre, solo lo hago en ocasiones especiales.

Terminé de ducharme y salí para ponerme la ropa, ya estaba casi lista pero mi teni desapareció en buen momento.

—¿Tom no viste el otro par? - pregunté y negó mientras se sentó en la cama y se ponía sus zapatos.

Comencé a buscar debajo de la cama mientras gateaba por todo al rededor hasta que lo encontré y justo cuando me levanté quedé a centímetros de su rostro.

Sus ojos se toparon con los míos y nuestras respiraciones se mezclaron, su mirada bajo a mis labios y la mía hizo lo mismo, se veían bastante tentadores...

—Me traes loco _____...

Susurro acariciando mi mejilla y en un segundo ya había juntado nuestras bocas, se sentía bastante bien besarlo, eran suaves y tenían un sabor dulce, seguí moviendo mis labios al mismo ritmo que el de él, se sentía como volver a probar un pedazo del cielo, me sentía bien estando a su lado... Me siento protegida.

Tocaron la puerta y se separó de mi bastante lento, relamio sus labios y dejó un casto beso sobre los míos, me sonrió y se paró de la cama para abrir. Me quedé observando su lindo trasero hasta que ví en el espejo lo tonta que me veía mirándolo, me paré en seguida y coloque mi zapato.

—Buenos días chicos, ya están listos? - dijo Robert Downey en la puerta.

—¡Listos! - respondí cogiendo mi bolso y tomando de la mano a Tom para salir del cuarto.

Bajamos a la recepción y en cuanto vimos a la gente que se encontraba en la entrada intente soltar su mano pero tomo la mía con más fuerza, sonreí al ver su actitud y salimos del hotel.

En la plaza íbamos hablando sobre diferentes temas con Downey mientras entrabamos a diferentes tiendas. Tom compro la ropa que usaria para la fiesta al igual que Robert, solo faltaba yo.

—¿Y tú bonita? - me preguntó Tom mientras lamia su helado

—Yo que de que.

—Pues que te pondrás.

—Ou, eso.

Me quedé un rato pensando en mi outfit y decidí que usar vestido en una fiesta en la que no conozco a casi nadie no es buena idea.

—Ya sé que usaré, tu tranquilo.

Le guiñe un ojo con una sonrisa y sonrió acercándose y robándome un beso, maldita sea Tom, porque eres tan lindo.

—Lo siento. - susurro en mi oído

—Descuida, saben bien.

—¡Ay que lindos los tortolitos! - chilló Robert y reímos por el tono que usó.

Les pedí que me esperaran fuera de la tienda a la que entre, luego de varios minutos salí con mis bolsas y nos fuimos al hotel.

—Y que te compraste que no quería que viera? - pregunto tirándose en la cama

—Algo súper bonito... Espero que te guste. - dije lo último en voz baja y sentí su mirada sobre mi.

Se paró de la cama y oí sus pasos acercarse, pasaron unos segundos y cada vez me ponía más nerviosa al no oírlo.

—¿Que me estás haciendo _____? - preguntó en mi oído y abrazándome por atrás

—N-no se a qué te refieres, Tom.

—Cada día me traes más loco. - beso mi hombro e hizo a un lado mi cabello para seguir hasta mi cuello.

Me dio vuelta y siguió besando mi cuello mientras sentía como succionaba ligeramente este, eche mi cabeza atrás al sentir un calor recorrer todo mi cuerpo. Tomo mi cuello y dejó nuestros labios a unos centímetros, su respiración caliente se junto con la mía y nuestras miradas se encontraron nuevamente, las cosquillas invadieron mi estómago y una sonrisa se escapo de mis labios para después besarlo con ternura.

Continúo el beso poniendo sus manos sobre mis caderas y apegandolas a él, pase mis manos por su cabello y aumente la intensidad del beso. Sus manos bajaron a mi trasero y lo apretó provocando que soltará un quejido entre el beso.

—Eres perfecta cariño. - susurro sobre mis labios y sentí mis mejillas sonrojarse.

—Eres tú quien comienza a volverme loca, Tom...

La Hermana De Villalobos [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora