Capítulo 43

1K 59 5
                                    

—¿Tienes lo que te pedí? —Susurro y lo saque de mi bolso.

—Cuando te he fallado. —Se lo entregue y lo escondió entre su vestido.

Luego de una plática camine a la barra y pedí un tequila, en cuanto pasó quemando mi garganta alguien se sentó a mi lado.

—Se te ve bien ese vestido. —Dijo aquel chico y me fijé si no había otra persona aparte de nosotros.

—Ah... Gracias. —Respondí dudosa y voltee a mirarlo, no podía identificar su rostro por la oscuridad.

—Tambien el chico que te acompaña.

—¿Quien eres?

—Tú quien crees... —Volteo a mirarme y fruncí el ceño. —Tu expresión me indica que no te agrada mi presencia.

—Te colaste o te invitaron.

—¿Importa?

—Y mucho. —Respondí sin despegar mi vista.

—¿Lograste encontrarla? —Llegó Juanpa a mi lado. —Hola Tom, no sabía que te habían invitado.

—Lo mismo digo... —Le lancé una mirada asesina. —Pero aquí andamos ¿No?

—Nosotros ya nos vamos. —Dije tomando mi bolso y bajándome del asiento.

—¿Tan pronto? No seas aguafiestas _____. —Dijo en tono de burla. —Lo bueno apenas comienza, verdad Juanpa? —Lo tomo del hombro y arque una ceja esperando su respuesta.

—De hecho, ya es algo tarde y los niños tienen escuela mañana. —Respondió y se acercó a mí.

—¿Ya tuvieron hijos? —Dijo Tom por lo que rodé los ojos y me di la vuelta comenzando a caminar. —No pudiste esperarte tantito, no me equivoqué en lo zorra que podías ser.

Apreté la mandíbula y volví donde él, Juanpa quiso detenerme pero fue demasiado tarde ya que deje ir mi puño derecho a su perfecta nariz.

—¡Me rompiste la nariz! ¡Maldita zorra!

—¡No la vuelvas a llamar así o juro que yo te romperé más que eso! —Le respondió Juanpa en mi defensa

La gente comenzaba a amontonarse y tome la mano de Juanpa.

—Tenemos que irnos.

Salimos de la fiesta y subimos a el auto, el camino a casa fue silencioso y la verdad lo agradezco, no tenía ganas de hablar sobre nada con nadie.

Llegamos luego de un rato y todo estaba oscuro.

—Te puedes quedar en el cuarto de visitas. —Dije y el solo asintió. —Escucha...... Lamento que hayas tenido que presenciar eso, no sabía que iría.

—Tranquila está bien, nos tomo por sorpresa y bueno... El golpe que le diste no estuvo para más después de cómo te llamo, se lo merece.

—Gracias por entender. —Dije con una sonrisa.

—Si no lo hago yo, quien más podría hacerlo.

Reí ligeramente y me acerqué a abrazarlo.

—Buenas noches Juanpa.

—Descansa _____.

•••

Baje las escaleras en mi bata de dormir y entre a la cocina.

—Hola....

—Juanpa... ¿Que haces aquí?

—Insomnio. —Dijo con una pequeña sonrisa y me serví té en una taza.

—Estamos igual.... No dejo de pensar en lo que pasó en la fiesta, estoy segura que mañana las redes sociales estarán llenas de chismes.

—¿Te importa más lo que digan los demás que lo que él dijo?

—Para serte sincera, sí. Lo que él haya dicho se quedó por debajo de mis talones Juanpa.

Sonrió y comenzamos a charlar de los niños, no creí volver a sentirme así de bien en mucho tiempo.

•••

Baje las escaleras lista para ir a el estudio y me detuve en la puerta de la cocina al verlo haciendo panqueques para los niños, los tres reían y contaban chistes malos.

— Mami, buenos días. — saludó Maggie

— Buen día cariño. — Respondí besando su cabeza.

— Buenos días señora Villalobos. — Dijo Jake

— Buenos días pequeño. — Revolví su cabello con una sonrisa y me acerqué a Juanpa. — Buen día.

— Buen día. — Dijo con una sonrisa y me sirvió el desayuno.

Mientras desayunábamos descubrimos que Maggie y Jake se habían hecho buenos amigos, querían que los cuatro saliéramos al cine pero lamentablemente mi trabajo me impedía tener tiempo para divertirme.

— Estuvo muy rico el desayuno Juanpa, gracias. — Lo mire con una sonrisa ligera y sus lindos ojos azules me hipnotizaron por un momento.... Después de tanto vuelves a hacerlo.

— No hay de que.

Me despedí de los niños y fui por lo abrigo y bolso, estaba por salir pero olvide una carpeta importante en mi despacho por lo que me tuve que regresar.

— Lo sé..... Claro que no..... Escucha lo haré esta noche así que más te vale hacer las cosas bien. — Lo oí decir por teléfono.

— ¿Todo bien? — pregunté al entrar

— Seguro. — Dijo con un tono carmesí en sus mejillas y con nervios.

Tomé de mi escritorio la carpeta y antes de salir lo mire.

— Extrañaba poner tus mejillas rojas.

La Hermana De Villalobos [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora