Capítulo 39

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Baje del avión y me dirigí a la salida del aeropuerto, aún con gorro y anteojos oscuros algunas personas me reconocían y pedían fotos, se las daba sin ningún problema, a excepción de tener que sonreír.

Ví a Carolina parada en la entrada con los chicos y apresuré el paso.

—¡_____! — La ya no tan pequeña Raquel corrió hacia mí y extendí mis brazos.

—Mi niña hermosa, no sabes cuanto te extrañé. — La abracé y me acerqué con Diego y Felipe. —Hola preciosos. —Los abracé y no pude evitar pensar en lo que acababa de pasar, las lágrimas recorrieron mis mejillas y Felipe lo notó.

—¿Estas bien hermanita? —Pasó su dedo pulgar por mi mejilla limpiando mis lágrimas y tome su mano para plantar un beso en esta.

—Si nene, es solo que los extrañé muchísimo.

—De acuerdo, pero no me gusta verte llorar.

—Te eche mucho de menos _____. — Dijo Diego abrazándome.

—Tambien yo.

Alce la mirada encontrándome con una sonriente Carolina y me separé de Diego para ir a abrazarla.

—Hola nena, como estás?

—Bien... —Sonreí y acarició mi mejilla.

—No te oías bien cuando te marqué. —Bajé la mirada y le dijo a los niños que fueran a dejar el equipaje con el chófer. —¿Quieres hablar? —Asentí

—¿Puede ser en un lugar menos público?

—Claro que sí.

•••

El nombre de Tom en mi pantalla arruino mi comida y bloque mi celular.

—Por cierto, ¿porque no vino contigo el hombre araña? —Preguntó Raquel.

—Porque tiene que salvar el mundo hermana. —Respondió Felipe imitando el movimiento de sus manos y reí.

—Tenía mucho trabajo princesa. —Le dije acomodando su cabello.

—Que mal, quería ver si se entendía con Rocky.

—¿Rocky?

—Mamá le compro una tarántula por su cumpleaños y ahora dice que es su mejor amiga. —Dijo Diego con una cita divertida

—¿Le regalaste a tu hija de siete años una tarántula por su cumpleaños? ¿¡Que clase de madre eres!? —Dije casi en Shock

—Que tiene, ella lo pidió...

—Yo te pedí un iPhone X y no me lo has dado ma. —Dijo Felipe haciendo un puchero.

—Estás muy chiquito para esas cosas Felipe. —Dijo Carolina

—Al menos no me va a morder y luego matar.

—Le quitamos el veneno.

Y así comenzó una discusión de madre e hijo en la comida, era tan divertido porque peleaban por algo sin importancia, reía por los tontos argumentos de Carolina tratando de defender a su hija y los gestos de Felipe. Como siempre... Terminó ganando Carolina y los niños tuvieron que irse a sus actividades extracurriculares.

—Hace tiempo no me reía tanto. —Dije aventandome en el sofá.

—Nos alegra que estés aquí _____. —Dijo con una sonrisa.

—A mi también...

—Pero las dos sabemos que aquí hay gato encerrado.

—Por desgracia estás en lo correcto.

—¿Porque no vino Tom contigo?

Suspiré y las palabras se liberaron, le conté todo lo que pasó desde que me fui con él y como me deje llevar. Le dije sobre lo del aborto y sus ojos se cristalizaron.

—Te entiendo perfectamente querida... —Dijo acariciando mi mano

—En verdad lo dudo. —Dije secando mis lágrimas.

—_____ pocos saben esto que te diré pero..... Yo aborté cuando tenía dieciséis.

—¿Qué?

—Fue víctima del abuso sexual y mi madre me hizo abortar, aunque era aún una niña quería con toda mi alma al ser que estaba creciendo dentro de mi, sabía que si lo tenía me quedaría sin el apoyo de mis padres y no estudiaría, en ese momento no me importó mi futuro solo mi hijo. Pero mi madre hizo de las suyas y mezclo en mi bebida pastillas abortivas... —Sus manos estaban temblando y las tome con fuerza. — A las pocas semanas mi madre consiguió lo que quería.

—En verdad lo siento Caro.

La abracé y comencé a sentir mi hombro húmedo, de verdad me siento mal por ella.

•••

—Descansa Caro, y gracias por estar para mí. —La abracé una vez más y me sonrió.

—Sabes que yo siempre voy a estar para lo que tú quieras mi niña.

Salió de la habitación y me acosté en la cama, estaba por dormir pero mi celular interrumpió, mire la pantalla y rodé los ojos mientras contestaba.

—¿Me puedes explicar cómo mi esposa se escapo a México?

—Tom no estoy de humor para reclamos, hablamos luego...

—¡No! Lo vamos a hablar ahora _____, no te puedes ir así como si nada sin avisarme.

—¿Y tú si? Claro, mientras yo trabajo tú te revuelcas con quién sabe cuántas mujer.

—Eso no es....

—¿Cierto? Por favor Holland, no soy estúpida.

—_____...

—Creí todas tus mentiras Tom, sigo sin entender cómo fui tan ingenua de haberlo hecho.... Y no sabes cuánta me arrepiento.

—Podemos arreglar las cosas.

—No lo creo.

—Perdóname cielo.... Es solo que el trabajo me tiene frustrado y bueno, no eres experta atendiendome cada que llego a casa.

—Tambien trabajo Tom, gracias a Dios tengo uno y la verdad no eres el único que se esfuerza. Además, no te da el derecho de meterte con otras mujeres.

—Cuando te iba a oír decir algo como eso, primero me odiabas y ahora te pones celosa. Vaya que uno consigue lo que quiere.

—Eres un idiota.

•••

La mañana siguiente me levanté temprano y salí a caminar, el clima es frío así que decidí ir por un café.

—Aquí tiene. —La chica me dió mi cambio y lo metí en mi cartera, tome mi café y camine a la entrada cuando lo ví.... Después de tanto lo volví a ver.

—_____... —Su ronca voz pronunció mi nombre y sus ojos azulados se clavaron en mi.

—Hola, Juanpa.

La Hermana De Villalobos [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora