Mi proceso de práctica profesional la realicé en un colegio técnico-profesional ubicado en la comuna de Ñuñoa. Aunque en un principio estuve bastante desilusionado por la designación, la realidad me demostraría que fue lo mejor que me pudo pasar dentro de mi proceso de formación docente.
Hice clases en dos niveles de educación secundaria y con ellos experimenté dos realidades completamente opuestas. En un nivel, la realidad fue bastante compleja. El curso era extremadamente difícil de manejar y cada vez que me tocaba hacer clases sentía una desagradable sensación dentro de mí. No me gustaba estar con ellos, ya que me hacían muy difícil el proceso de práctica profesional. Aunque jamás hablé con ellos el tema de mi tartamudez, buscaba las maneras para que no se me notara tanto y así poder evitar posibles burlas de parte de los estudiantes.
Por otro lado, la experiencia vivida con el otro nivel fue muy gratificante, ya que fue con ellos con quienes primero enfrenté el tema de mi tartamudez. Recuerdo que durante mi primera clase, conversamos de diversos temas y uno de ellos fue sobre la discapacidad. Recuerdo haberles dicho que yo tenía un "problema de habla" y que quizás en algunas ocasiones podrían notar algunos inconvenientes al momento de expresarme. Apelé a su solidaridad y les explique que al principio podían reírse todo lo que quisieran, pero que esperaba que con el tiempo aquello dejará de ser un tema importante dentro de la sala de clases (ya que para mí, no lo era). Todos escucharon en silencio y no emitieron ningún comentario al respecto. Durante los cuatro meses que duró mi práctica profesional, no sentí jamás una burla o algún comentario de parte de ellos. Me integraron de una forma excepcional, lo que provocó en mí un sentimiento de tranquilidad que me permitía hablar sin mayores problemas.
Llegué incluso a participar en una reunión de apoderados, en donde expuse sobre las temáticas que trabajábamos en Orientación. Recuerdo que un apoderado dijo que había recibido excelentes comentarios sobre mi labor (de parte de su hijo), lo que me dejó muy contento. Esa reunión terminó con un gran aplauso de parte de los apoderados hacia mi labor que precisamente terminaba aquel día.
En resumen, mi práctica profesional fue muy grata, ya que posteriormente comprendería que me permitió conocer una realidad bastante compleja en cuanto a disciplina y comportamiento de los estudiantes, entregándome así las herramientas necesarias para enfrentar mi futuro laboral sin mayores inconvenientes. El hecho de haberme enfrentado a un contexto tan complejo, en donde los niños eran muy difíciles de manejar dentro del aula, me permitió conocer desde el comienzo la dura realidad escolar a la que se enfrentan miles de docentes día a día. Respecto a mi tartamudez, por primera vez lograba enfrentar (me) y asumir (me) frente a un curso los problemas y obstáculos generados por mi discapacidad. De esta manera, pude comprobar que en la sala de clases mis problemas no se transformaban en un inconveniente para el aprendizaje de los estudiantes, lo que me mantenía esperanzado para lo que sería mi futuro desempeño profesional.
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Relatos de un profesor con discapacidad
No FicciónLa Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la discapacidad es parte de la condición humana y que prácticamente todas las personas tendrán en algún momento de sus vidas algún tipo de discapacidad, temporal y/o permanente. En la actualidad...