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Desde pequeña, me quedaba con niñeras, no veía a mi madre sino hasta la noche. La primer semana de colegio siempre me acompañaba, y yo simplemente feliz, porque después eso no se podía repetir mucho durante el año.

Eso se arregló un poco tiempo después, pero al final, terminé criándome así.

No tenía amigos, asi que me acostumbré a jugar sola.

Cuando nos mudamos de la casa de mi padre una prima me cuidaba, y a partir de 6to grado empecé a ir en micro escolar al colegio. Ya no necesitaba que me cuidaran, pues observando aprendí a cocinar inclusive. Se lo replantee a mi madre y así empecé a manejarme sola. Me levantaba, desayunaba, calentaba la comida (compró un microondas), me preparaba y esperaba el micro. Así de simple. En la escuela también volvía con el micro, y me quedaba sola hasta que mi madre volvía, por la tarde noche/noche.

A partir de 1er año de secundaria ya me manejé sin necesidad del micro (aunque le costó aceptarlo), iba y venía sola sin ningún inconveniente.

A lo que voy contando todo esto es que siempre estuve, de cierta forma, "sola". Aunque tenía a mis mascotas, pero ellas no hablan.

Siempre que alguien se queda yo simplemente no se cómo actuar, porque me acostumbré a estar sola. A que cuando llegue del colegio no haya nadie más que mi mascota, almorzar tranquila y quizás jugar con ella, mirar la tele, hacer deberes, etc. Incluso me acostumbré a hablar conmigo misma o decir cualquier cosa que pensaba en voz alta, simplemente por escuchar una voz.

La cuestión es que mi tía (hermana de mi madre, cabe aclarar) empezó a vivir con nosotros por un tiempo. Al principio no sabía cómo actuar, simplemente comíamos en silencio o veíamos a los perritos, etc. Con el tiempo empecé a contarle cómo me había ido ese día en el colegio, y el silencio ya no era incómodo. Por las mañanas me preparaba el desayuno y me acompañaba al colegio, luego volvía sola. A veces tenía que ir al médico o a la casa de su hija, pero luego volvía. La cosa es que no me sentía tan sola como antes. Por las tardes empezamos a ver un programa, y durante las noches, mi madre llegaba. A la hora de acostarse, mi tía empezó a ver las novelas conmigo.

Fue raro al principio, pero ahora me siento más cómoda con la compañía. Aunque mi madre dijo que no me acostumbre, que no iba a ser para siempre. A decir verdad me lo esperaba, pero no puedo evitar pensar que cuando vuelva a estar sola sentiré nostalgia, y me costará un poco volver a acostumbrarme a la antigua rutina.

En fin, quería contar algo y... ya saben, desahogarme un poco.

Desahogo de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora