LIFE NOT EASY [SuperCorp - AU]

12

Me encontraba semiconsciente, es lo que creía. Sabía que estaba en el suelo, mi vista estaba muy borrosa, no podía distinguir a nadie. Sentía todo el dolor en mi cuerpo, pero no podía moverme.

Podía escuchar a la gente decir "¿Está bien?" "¿Está muerta?" "Sigue viva" "¿Cómo no se fijo en el auto?" "Seguramente sus lentes ya no le sirven" y varios comentarios más, todos hablando entre sí. Sí, lograba escuchar, pero no descifrar sus tonos de voz, eran como si estuvieran alejados de mí.

A mi mente le venían recuerdos, imágenes de un auto dado vuelta, a mis padres ahí dentro heridos, vecinos que llegaban a ver qué pasaba y ver en qué ayudar, me veía a mí ahí frente a ellos llorando. También el recuerdo del sonido de la sirena de la ambulancia que llegó lo más rápido que se podía.

Ya no sé si el la sirena que escuchaba era del recuerdo de mis padres o de este preciso momento. 

Ya no sabía que estaba ocurriendo, mi vista se cansó. Cerré mis ojos, pero antes de perder la consciencia completamente escuché una última voz.

— Resiste, Kara. Todo estará bien.— ni idea de quién era.

¿Lo que me estaba pasando era alguna señal?

Todo se volvió negro.

. . .

— ¡Kara, por favor! ¡Compórtate!— golpeó el volante del auto.

— ¿Cómo quieren que me comporte si me tratan como una niña de 5 años?

— Tu mamá y yo tratamos de hacer todo lo posible para que tengas una buena vida.

— Pero eso no significa que tengan que humillarme frente a mis compañeros.

— ¡No te humillamos! ¡Sólo tratamos de protegerte!— ya se estaba enojando más que antes.

— ¡Mamá!

— Kara, cariño... por favor no sigas.— ella estaba cansada de los gritos mío y de papá.

— Será mejor que dejes de gritar. No vas a querer que a tu madre y hermanito les pase algo.— me crucé de brazos haciendo puchero.

— Desde que se enteraron que mamá está embarazada, piensan sólo en él o ella. Ya me tienen harta sobre ese tema.

— ¿Qué tratas de decir?

— Que desearía que nunca mamá se hubiera quedado embarazada o, al menos, tener unos padres más normales.— dije enojada y mi padre frenó de golpe.

— ¿Eso es lo que crees?— se dio vuelta para mirarme y yo asentí con mi gesto de enojo.— Si es lo que tu piensas ¿por qué vas a salir con nosotros?

— Recuerdo haber dicho que no a esta salida.— le respondía aún con más enojo, casi gritando nuevamente.

— Ok... ok.

— Fred...— escuché a mi madre nombrar a mi padre.

— No, Alura. Si es lo que ella cree. Que se baje del auto y se vaya caminando a casa. Ella ya cree que es lo suficientemente grande para ir solita.

— ¡De acuerdo!— grité y me desabroché el cinturón.

— ¡Kara! Ni se te ocurra bajarte de este auto.— gritaba mi madre.