Capítulo 14.

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[Narra Calum]

Hoy es mi cumpleaños, 19 años, me siento viejo. Para celebrarlo toca ir al instituto, bien. Noten la ironía. En fin, me levanto, voy al baño a lavarme la cama y a hacer las cosas que se suelen hacer en los baños, me pongo los primeros pantalones que pillo, total son todos prácticamente iguales, cojo una sudadera gris oscura sin capucha y me pongo las zapatillas. Voy a la cocina y allí está mi padre.

-Hey hijo felicidades. Qué mayor te has hecho ya.-Dice abrazándome y causándome gracia.

-Gracias papá.- Le digo y le sonrío.

- Te he hecho el desayuno por ser tu cumpleaños.-Dice señalando un par de tostadas y un zumo de naranja recién hecho.

-Oh gracias, pero no tenias que haberte molestando.

-No es molestia, no todos los días es tu cumpleaños. Por cierto, de tu regalo hablamos luego, que me tengo que ir a trabajar. -Dice y se pone la chaqueta del traje- Nos vemos esta noche, que tengas buen día hijo.- Coge el maletín y se va antes de poder contestarle porque tengo la boca llena de tostadas. 

¿He mencionada lo poco que veo a mi familia? Osea, el único que vive en España conmigo es mi padre y trabaja mucho. La verdad,  la culpa es mía, si no fuese por mí no hubiera aceptado este trabajo, pero yo fui el que necesitaba irse de Australia y por eso vinimos aquí y el empezó a trabajar y a viajar mucho. Me he pasado prácticamente desde que llegue aquí solo. Al principio no sabía casi ni hablar español por lo que no tenía amigos y repetí, así que yo era mayor que los demás y me parecían un poco inmaduros. Resumiendo, he estado solo en España hasta que conocí a Lydia. Solo pensar en ella y sonrío como una estúpido. No se como pasó, pensé que nunca me volvería a enamorar pero esa chica es tan... No se como definirla, pero me encanta.

Termino el desayuno, cojo mi mochila, las llaves de la moto y las de casa y me voy al instituto.

Como siempre, cuando llego y voy a mi taquilla a dejar lo que no necesito para las primeras clases. A unos metros de la mía está la de Lydia, la veo llegar, es como si caminase a cámara lenta, pero no me saluda deja un par de cosas en la taquilla y viene hacia mí como si nada. Mierda, temía que no se iba a acordar. Cuando está a unos dos metros de mí se para y me mira directamente a los ojos, creo que no es consciente de lo que provoca en mí cada vez que hace eso. Me sonríe y empieza a correr directa a mi y cuando está lo suficientemente cerca salta rodeándome con sus brazos y piernas quedando colgada de mí y la rodeo con mis brazos por la cintura para que no se caiga. Algunos en el pasillo nos miran, pero no se paran.

- ¿Qué has desayunado hoy Lily?- Digo riéndome.

-Felicidades feo-dice y me saca la lengua arrugando la nariz. Joder, que mona es cuando se pone en plan infantil y lo mejor es que solo la he visto comportarse así  conmigo.

-Gracias pequeña.- Digo y se baja de mí. -Uf menos mal, ya estoy mayor para estas cosas.

-Uy sí, que ya con 19 te están saliendo hasta canas eh- Dice y me río.-Anda vamos a clase.

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Las cases han pasado despacio, no me ha felicitado casi nadie porque no he dicho que era mi cumpleaños básicamente, y  los que se han enterado no se como lo han hecho. Bueno, acabamos de salir de clase y vamos a comer a algún restaurante Lydia y yo porque hoy es viernes.

-¿Quién soy?- Escucho una voz un inglés y  me tapan los ojos por detrás, primero pienso que se han debido confundir pero luego una persona viene a mi mente.

-¿Mali? ¿Qué haces aquí?- Respondo y me suelta, me giro y la veo, inmediatamente la abrazo y ella ríe y me devuelve el abrazo.

-¡SORPRESA!- dice cuando me separo.- Echaba de menos tus abrazos hermanito. Qué mayor estás. Felicidades cielo.

Seventeen // Calum HoodWhere stories live. Discover now