Una Semana. La semana.
Dean había errado de corazón y había cometido la peor de las faltas, pero no era sólo el.
Cada vez le costaba mas pensar claramente en Castiel y sus sentimientos por el. En lugar de eso siempre aparecía en su cabeza Amirias, la diosa del Caos, ahora Dean sólo podía recordar su pelea con Castiel.
—Si quieres a alguien no lo lástimas como tu a mi. Siempre te perdono muchas cosas, pero no creo poder perdonar esta vez.
Y recordaba el golpe que Gabriel le había dado, un golpe que lo había mandado escaleras abajo y golpearse contra la pared de la habitación.
Recordaba la mirada de lástima de Sam, la decepción que sus padres habían tenido, las burlonas miradas de los Arcángeles y Ruby, la dura mirada con la que lo habían tratado tanto Jo como Charlie, recordaba incluso la mirada cargada de ironía que sostenía Crowley. Tal vez un día los podría olvidar, pero si había algo que no podía olvidar serían las lágrimas de Castiel y sus manos intentando aferrarse a lo desconocido cuando descubrió lo que Dean guardaba tan celosamente. Y tampoco los comentarios de Balthazar ayudaban, tal vez eran cosas estúpidas pero le habían calado en el orgullo a Dean.
—Ya se veía venir, había mejores partidos, pude haber traído al repartidor de pizzas...
Entre tanto, Dean seguía viéndose con Amirias, la diosa del Caos y con cada beso que ella le daba un recuerdo de Castiel se esfumaba en el aire y atravesaba un velo negro del que Dean no sabía nada.
¿Desde cuando se conocían? ¿Por qué eran amigos tan siquiera?
—Mis alas, Dean...
Recordaba que Castiel había caído del cielo como una estrella fugaz en llamas.
—Pero no entiendo, si el repartidor quiere a la niñera ¿por qué la azota?...
Recordaba que había visto pornografía, por error de Sam y suyo.
—Eres familia, Cass...
Y palmear su espalda, sonreír y llamarle Cass.
Pero si había algo que no recordaba era haber amado alguna vez a Castiel.
(...)
Castiel se sentía, ahora más que nunca, fuera de lugar.
La pelea había sido algo muy fuerte.
—El no iba a cambiar, Cass— Le había dicho Lucifer mientras le acariciaba la cabeza con gesto aburrido—. Es un humano, ellos no aman, es falso. Como un clavel que se quema mientras más lo intenten sostener...
Pero Castiel no lo creía.
Había algo que le impedía recordar su tiempo con Dean, una bruma oscura que cubría todo y no permitía a los ojos de Cass buscar la mirada perdida del cazador.
Sus recuerdos con Dean corrían como el carrete de una película y en más de una ocasión advertía que faltaban.
Los sentimientos que antes había negado y que Gabriel le había obligado a aceptar, comenzaban a enterrarse como finas dagas en su pequeño corazón.
¿Cómo había conocido a Dean? ¿Por qué eran amigos? ¿Por qué se había enamorado de el?
—Es el mejor lugar para caer en pecado...
Dean lo había llevado a un prostíbulo.
—Hamburguesas ¿quieres?...
Y había ofrecido comida cuando el había tenido repentino antojo de comer carne.
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Un Show Sobrenatural
Hayran KurguUna agitada tarde en el búnker pondrá la vida de nuestro "Team Free Will" completamente de cabeza. Resucitados, ángeles, arcángeles, demonios, dioses y el mismísimo diablo. Todos juntos en un sólo lugar, ¿asustados?