seis

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Lula

Llegué al hotel y me encerré directamente en la habitación donde nos hospedabamos. Dejé a Giu sobre su cuna, se había dormido en el camino devuelta a casa.

Me cambié la ropa, necesitaba algo más cómodo así que opte por un pijama largo ya que había bastante frío. Cuando terminé agarré el celular y vi que tenía varios mensajes entre ellos de Paulo, contesté lo más importantes como a; Noa, Pavón, Tucu y mi papá.

Antes de que bloqueará el celular me salto una notificación de Instagram.

@locelsogiovani solicitó seguirte.

Lo dejé ahí, no pensaba aceptarlo después de todo lo que me hizo pasar, por lo menos por ahora. Y aunque solo cruce 2 palabras con el ya me había traído muchos problemas.

Me acosté en la cama y me tapé hasta la cabeza, agarré el control y empecé a zapear en busca de algo interesante, cosa que fue en vano y termine poniendo los dibujitos como siempre.

Y entonces pasó, de un momento a otro sentí las lágrimas correr por mis cachetes nuevamente de una manera desenfrenada. No tenia una discusión así con Paulo desde que me enteré que estaba con Antonella y se fue al boliche y ya había pasado bastante tiempo.

Escuché el ruido de la llave introducirse en la puerta y segundos después como se giraba para finalmente abrirse dándome a Paulo cómo campo de visión.

Me saqué las lágrimas que se aproximaban a salir con un costado de la mano y me dí la vuelta dándole la espalda pero más que nada para que no vea mis ojos rojos y aguosos ni mi boca hinchada.

Sentí el lado derecho de la cama hundirse y como me destapaban levemente para volver a tener a Paulo en primer plano.

—Gordita—comenzó pero no lo deje terminar porque me volví a tapar hasta la cabeza y le di la espalda nuevamente. Su mano se pasó mi cintura y me movió—Dale, quiero hablar con vos bebé.

—Ahora la que quiere que la dejes en paz soy yo, andate—hablé mientras sacaba su mano con asco de mi cintura. Levantó la manta y se metió en la cama para después acercarse lo más que podía hacia mi, paso su mano por mi cintura y puso su cara entre mi hombro y mi cuello—Estas todo sudado, salí.

—¿Osea que si me baño me dejás?—habló para después empezar a dejar pequeños y húmedos besos por mi cuello.

—No, sigo enojada con vos—dije, el siguió con sus besos por toda mi cara ignorando mis quejidos y gruñidos—Te lo digo en serio Paulo.

—Yo también hermosa—informó para después bajar a mi cuello nuevamente y morderlo con fuerza.

—¡¿Sos idiota nene?!—lo aparte bruscamente haciendo que el soltará una carcajada.

—Perdón—besó la punta de mi nariz—Perdón por lo de hoy, estaba re caliente por lo de Lo Celso y me la tomé con vos, perdóname gordita hermosa pero me puse celoso. Giu y vos son lo más lindo que me pasó y no las quiero perder.

Se me derretía el corazón con las palabras de Paulo pero no podía permitir que me tratará así y que después venga arrepentido a venir a pedir perdón.

—No te di ningún motivo para ponerte celoso Exequiel, ni siquiera conozco a Giovanni solo nos presentamos y ya está pero vos flashaste cualquiera. Lo que más me enojo fue que me dijeras que me fuera con el, si estoy con vos en por algo y porque te quiero. Sos al único que necesito y amo pero parece que no lo entendés a eso.

—Lu...

—Lula nada, andá aprovechando el tiempo con Giu porque mañana me voy a Córdoba, con o sin vos.

córdoba ; paulo dybala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora