diecisiete

7.6K 385 17
                                    

Paulo

Estábamos felicitando a Lucas ya que iba a ser el próximo técnico de la selección.

Muchos de mis compañeros se acercaron a saludarlo de una manera divertida por como iba vestido, es todo lo que está bien.

El ya me había comentado un par de veces que quería ser técnico y que cuando era un poco más joven había estudiado sobre el tema y eso se notaba ya que siempre que iba a la casa de él cuando era chico salía con la cabeza explotada de toda la información que me daba y eso que a mí me encantaba el fútbol pero lo de él es por demás, con la vestimenta que trajo lo dijo todo.

El no se quedó atrás y también empezó a joder a algunos de mis compañeros, ganándose las risas de todos nosotros. Tenía trato con algunos; Messi, Pavón y conmigo, obviamente.

El último en acercase fue Giovanni, quién venía con una gran sonrisa de oreja a oreja hasta nosotros, mi semblante cambio a uno serio y sin pensarlo pase un brazo por el hombro de mi novia y la pegue más a mi para después dale un beso en la frente.

—No seas celoso—susurró ella al darse cuenta de mis intenciones y de lo sobreprotector que era—Yo te amo a vos, relájate.

Y aunque dijera eso no me iba a relajar ya que mi compañero que más que nada parecía un rival se comía con la miraba a mi novia.

Mi suegro abrió los ojos de par de en par cuanto vio al rosarino en su campo de visión.

Ellos se saludaron con el típico abrazo varonil y empezaron a hablar, Lula no acotaba nada al respecto al igual que yo, solo nos limitabamos a mirarlos.

Parecía que ella no lo hacía porque sabía que el castaño iba a largar algún comentario que no me iba a gustar y no iba a dudar en encajarle una piña.

Dejé a la gorda en el carrito y me puse al lado de novia nuevamente, ella se apoyó en mi pecho y cerró los ojos.

Estaba cansada, Giu estuvo llorando casi toda la noche provocando que su madre y yo no durmieramos bien pero a Lula se le notaba más su cansancio que a mí.

Empecé a acariciar su pelo lentamente y de vez en cuando su cuello y su espalda.

—No hagas eso sino querés que me duerma acá—acoto ella con los ojos aún cerrados haciendome reír.

—Después te quejas de que no te hago mimos—ella me miró y sonreí para después sentir sus labios sobre los míos.

—Bueno, ¿entonces quedamos así?—acotó mi suegro llamando nuestra atención ya que andábamos en cualquiera. Mi compañero asintió con una sonrisa—¿La semana que viene?

—Dale, perfecto—respondió el rosarino con una sonrisa.

—Vas a probar el mejor asado Gio—le guiñó un ojo Lucas, sentí a Lula tensarse en mis brazos y la miré pero ella no me respondió y miró a su papá.

—¿Por qué va a probar tu asado?—cuestionó ella la ceja alzada una vez se fue el rosarino.

—Porque viene a comer a casa—contestó el nuevo técnico de la selección.

córdoba ; paulo dybala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora