cuarenta y cinco

6.4K 316 27
                                    

Lula

Terminé de ponerme el mono y bajé las escaleras junto con Paulo, el cual ya estaba preparado hace media hora.

Entramos en la cocina y pude ver cómo mí papá estaba de acá para allá preparando la comida, estaba nervioso y nunca lo había visto así.

—Tranquilizate—hablé mientras abría la heladera y sacaba la jarra de agua, el me miró por un segundo y volvió a concentrarse en los fideos que estaba haciendo.

—Quiero que salga bien, que ustedes pero sobre todo vos, aprobés la persona con la que la estoy...

—Pará pa—reí ante la fluidez con la que hablaba, realmente estaba nervioso—Lo más importante es que te haga feliz. ¿Te hace feliz?

—Sí—asintió—Bastante.

Sonreí y me acerque a besar su cachete con dulzura. Me ponía más feliz a mí que mí papá después de todo lo que tuvo que pasar con mí progenitora por fin estuviera con una persona que realmente le hiciera bien.

—¿Querés que te ayude?—pregunté mientras veía como sacaba los platos de las estanterías, negó—¿Seguro?

—Sí—acotó y segundos después el sonido del timbre lo hizo descolocar y ponerse a hacer las cosas a las apuradas—Andá vos y decile a Paulo si puede venir, por favor.

Me encaminé hacia la entrada para abrirle a la invitada, está estaba con una pantalón de jean, una camisa bordó con algunas zonas transparentes y unas botas de taco negras.

—Hola, soy Laura—saludó la rubia con una sonrisa bastante amplia y se acercó para depositar un beso en mí mejilla—¿Vos sos Lula no?

—Sí, un gusto—acoté y me hice a un lado para que pudiera pasar.

—Traje helado de postre—habló mientras yo me encargaba de cerrar la puerta, nada más terminar esta acción agarre lo que había traigo y me encamine hacia la cocina, acompañándome ella también.

—Qué bueno, gracias. Igual no te tendrías que haber molestado—informé para después mirarla con una sonrisa.

Cuando entramos vimos cómo mí papá y mí novio preparaban los platos de pasta con pesto. Me acerqué hasta la heladera para dejar el postre y oí cómo mí progenitor presentaba a su acompañante.

Con Paulo preparamos la mesa mientras que le dábamos un poco de intimidad a la nueva pareja, sobre todo por ella quien se veía que tenía un poco de vergüenza.

—Me cae bien—acotó el cordobés mientras doblaba las servilletas y me las pasaba para poder ponerlas en sus respectivos sitios.

Antes de que pudiera contestar Laura y mí progenitor se acercaban con los platos de comida. Una vez listo nos sentamos a comer.

La cena fue bastante entretenida Laura entro en confianza bastante rápido y se pudo soltar un poquito más, nos había contado que trabaja en una empresa, la cual era suya por una herencia familiar, que había nacido en Mendoza pero que se había criado en Córdoba y muchas cosas más.

Aparte de que era una mujer que desprendía alegría la mires por donde la mires y quieras o no, te contagiaba.

Después de comer el postre, hicimos un poco de sobremesa, seguimos hablando un poco más, porque realmente era una persona con la que podías hablar de cualquier tema, cosa que agradecía.

Y entonces se me vinó a la mente una cosa, sonreí al recordar las ganas que tenía de matar a mí papá por haber hecho lo que yo iba a hacer ahora.

—Laura—la llamé y está rápidamente despegó la mirada de mí progenitor para centrarse en la mía—¿Te querés quedar a dormir?

córdoba ; paulo dybala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora