Capítulo 28

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Último despertar a su lado, estos tres días pasaron bastante rápidos a mi parecer.

- ¿Me dejarías salir un momento? - pregunté.

- A donde y para qué.

- Quiero ir a mi casa, necesito ir a buscar algo.

- Te acompaño - se sentó en la cama.

- No - me negué de inmediato - es una sorpresa - mentí - si quieres puede llevarme alguien de la seguridad, no demoraré nada.

- Confío en ti, no demores - me entregó las llaves de su auto.

Me aproximé a bañarme rápido, estaba en contra del tiempo. Tomé las llaves de mi casa, las del auto y mi celular.

Iba manejando lo más rápido posible no me sacaba de la mente ese "confío en ti".

Busqué mi chaqueta de policía de investigación junto con mi identificación y mi arma.

Me miré al espejo y desprecié mi profesión como nunca lo había echo.

Me puse encima mi chaqueta normal, si los de seguridad me descubrían no saldría vivo de ahí.

Al regresar y bajarme del auto fui muy cuidadoso para que no sospecharan nada.

- Pensé que ibas a demorar más - escuché su voz mientras cerraba la puerta. Respiré tranquilo, me tenía que armar de valor para hacer esto - ¿Qué pasa?

No quitaba mi mirada de él. Bajé el cierre de mi chaqueta dejando a la vista la de policía.

Su mirada de desprecio, de confusión y de odio lo decía todo.

- Eres - hizo una pausa - ¡UN MALDITO POLICÍA! - asentí, las palabras no me salían. Di un paso que solo se quedó en eso - DA UN PASO MÁS Y TE VUELO LA CABEZA - su arma me apuntaba y tuve que retroceder.

Tenía que ser fuerte y terminar con esto lo más rápido posible.

- Hablemos - pedí.

- ¿Hablar? ¿Quieres hablar? - se acercó violentamente a mi.

- Erick... - su puño en mi cara no me dejó continuar.

- Eres un maldito traicionero de mierda - susurró con odio.

Tomé el arma que tenía en mi pantalón y no me quedó de otra más que apuntarle - No quiero hacerte daño Erick, no quiero.

- Seamos breves - volvió a apuntarme - resolvamos esto. Dispara.

Mi mano comenzó a temblar, tenía la mano en el gatillo y no era capaz de apretarlo - no puedo.

- Cómo hombres entonces - dejó su arma en la mesa y empuñó sus manos.

Dejé mi pistola en el suelo y caminé a él, sé que no debía caer en sus provocaciones pero tampoco iba a dejar que pase por encima mío.

Por cada golpe que le daba era una culpa más para mí, entre golpes y golpes la casa estaba quedando echa un desastre.

En ese momento no sabía cuál de los dos estaba más golpeado, pero esto tenía que parar, nos estábamos lastimando bastante.

Lo tomé por el cuello y lo di vuelta para impedirle el movimiento - solo quiero hablar, déjame explicarte todo y luego si te quieres ir, huir o matarme créeme que te dejaré hacerlo - pegué mi cabeza a la de él - solo escúchame.

No dijo nada pero de a poco se fue calmando, aún lo tenía sostenido porque sabía cómo era de impulsivo y con la rabia que tenía era capaz hasta de matarme, de eso sí estaba seguro en estos momentos.

Mi Perdición - Chriserick (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora