Capítulo 30

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Nos quitamos la ropa de a poco, estábamos tan cerca pero tan lejos a la vez.

Con mis manos recorrí su torso desnudo, su piel suave y de un tono hermoso.

Repartí besos por su cuello hasta llegar a su clavícula, ahí fue cuando lo tomé para dejarlo suavemente en la cama.

Los besos que le daba eran suaves, sus labios eran únicos.

Nunca me había sentido tan triste en una instancia así, si fuera por mí no lo soltaría nunca más.

Comencé a hacerlo mío por última vez, él estaba con sus ojitos cerrados y la boca medio abierta, aunque él no lo aceptaba yo sabía que le gustaba cuando lo hacía mío con cariño, esto para mí ya no era simplemente sexo.

- Eres un fácil de mierda, que nunca se te olvide - dijo de pronto poniéndose encima mío - no sabes cuánto espero que nadie te tome enserio en esta puta vida - acomodó mi miembro en él para dar pequeño brincos.

Sus palabras me dolían como si me estuvieran clavando mil cuchillos, al menos yo jamás le desearía algo malo.

Tenía mis manos en su espalda, tuve que quitar una para secar las lágrimas que empezaron a salir de mis ojos, no resistí más.

- No llores - apretó mi cara haciendo que lo mire. Agaché la mirada de inmediato - levanta la cabeza, solo los cobardes la bajan - me hizo mirarlo nuevamente.

- Déjame - quité su mano.

- Si me interesas - dejó de dar saltos y quitó mi miembro de él.

- No me digas eso ahora - comencé a llorar nuevamente.

- No sé si llegaste a gustarme pero si causas cosas en mi - me miró fijo - no te voy a decir que te quiero porque tampoco quiero mentirte.

Lo tomé del cuello para atraerlo a mi - te lo vuelvo a repetir, vámonos de aquí, dejo todo.

- No - se quitó y volvió a mirarme - tú no tienes que ser como yo, tienes que ser mejor. Siempre te he dicho que no te quiero meter en esto, mírame - abrió sus brazos - tengo veinte años y hay mucha gente que pagaría por verme muerto, si me quieres ayudar encierra a todo esos tipos.

- NO QUIERO QUEDARME SOLO ¡ENTIÉNDEME! - las lágrimas comenzaron a salir nuevamente.

- Entonces me vas a esperar ¿Lo harás?

- Claro que sí.

- No será por mucho tiempo, tan rápido no te vas a deshacer de mi - tomó mi cadena con el anillo - eres mío y siempre lo vas a ser - dejó un beso en ella.

Tomé la de él que para mi sorpresa aún la tenía colgada - siempre - la besé también.

Terminamos lo que habíamos empezado. Le di tiempo a Erick de que se dé un baño antes de llamar para entregarlo.

Salió sin camisa, se dirigió al closet y cogió dos - ¿Con cuál me veré mejor?

- No vas a un desfile Erick.

- Pero tengo que ir digno, no porque me detengan tengo que ir como cualquier cosa.

Reí por su comentario - la negra me gusta más, se te ve mejor.

Terminó por ponérsela, se peinó y se puso perfume, él y su dignidad.

Tomó mi chaqueta de policía y lo miré confundido ya que se la estaba poniendo.

- ¿Cómo me veo? - preguntó - no espera falta esto - se colgó la identificación.

- Nada mal, aunque te queda gigante.

- Odio a los tipos como tú, no me dejan trabajar tranquilo - puso los ojos en blanco. Me acerqué para abrazarlo en lo que ponía de su perfume en mi uniforme - para que tengas mi aroma.

Lo besé sin pensarlo, lo extrañaría tanto.

Mi Perdición - Chriserick (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora