Capítulo 33

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Intenté llevarlo lo más rápido posible a la oficina, cerré la puerta con seguro para que nadie nos interrumpa.

- Me asusté por un momento, pensé que le había pasado algo ¿Cómo está? Qué pudiste averiguar.

- Está muerto - soltó como si nada.

- ¿Qué? Imposible yo lo ví cuando se lo llevaron, tú lo viste - lo apunté - ¡Estaba vivo!

- Me dijeron que murió en el camino, perdió mucha sangre y no resistió.

Abrí mi boca impresionado mientras las lágrimas caían por montón - me estás mintiendo.

- ¿Por qué lo haría?

- ¡PORQUE TÚ LO ODIAS! eres un maldito mentiroso - le di un golpe en la cara.

Me senté a llorar en el suelo, esto no podía estar pasando, Erick no podía estar muerto.

- Tienes que aceptarlo, ya no está aunque te duela - se puso en cuclillas frente a mi - te dije que no te confundas con él.

- No pude, no pude - levanté la mirada - no puede ser cierto Zabdiel.

- Lo siento mucho - sus brazos me rodearon en un abrazo, esto si que estaba doliendo.

- Ese disparo era para mi Zabdiel, ES MI CULPA, LO MATARON POR MI CULPA - me dejé caer en sus brazos.

- Tranquilo, no digas esas cosas. Hiciste lo que pudiste, lo que estuvo en tus manos y eso te tiene que importar.

- Su cuerpo - me seque las lágrimas - ¿quién lo va a reclamar? Yo puedo hacerlo.

- Sus familiares.

- ¿Qué? ¡Pero si ellos no lo querían!

- Esto es distinto, es su hijo sea como sea. Se lo llevarán a su país, ya pidieron la orden.

- No sé lo pueden llevar - dije soltando lágrimas - no me pueden dejar sin verlo.

- No hay nada que hacer, ya no es nuestra responsabilidad y no puedes meterte en eso, lo sabes.

No pude decir nada más, mis lágrimas hablaban por si sola, mi llanto era desconsolado y lo único que quería hacer era morirme, retroceder el tiempo y hacer que esa maldita bala diera en mi, que me hubiera matado a mi.

Estaba tan mal que ni conducir podía. Zabdiel me ayudó llevándome a mi casa, quería quedarse para asegurarse de que no cometa alguna estupidez, pero preferí estar solo.

Caminé directo a la habitación a refugiarme en la cama, recordé aquel día en que rompió mi ventana junto con la puerta, una risa salió de mi boca.

- Eras tan impulsivo chiquitito - de risa pasé al llanto nuevamente.

Sentí su aroma desprender de mi chaqueta, al que estaba tan acostumbrado.

- ¡ME DEJASTE SOLO MALDITA SEA! - grité con todas mis fuerzas - yo te iba a esperar, te juro que lo iba a hacer - tomé un descanso, realmente estaba mal, estaba solo - ¡EEEERIIICK!

No sé qué pasaba por mi mente en esos momentos, comencé a romper todo lo que encontraba a mi alcance, nada tenía valor para mí.

- Por esta mierda te perdí - dije quitándome mi traje de policía - tú eras más que mi profesión, no debí entregarte - decía mientras miraba el espejo - voy a cumplir lo que me pediste, voy a encerrar a cada uno de esos malditos que te quisieron hacer daño - dejé de llorar - ¡TE LO JURO!

Mi Perdición - Chriserick (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora