Capítulo 19

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___POV MAGNUS___

Llegué corriendo a nuestro apartamento luego de recibir la llamada de Alec, aún se mantenía la llamada en curso, pero para ser sincero, temía bastante por mi pequeño.

Subí hasta nuestro piso en el ascensor y tras salir de este encontré la puerta de casa abierta, entré y cerré de un portazo pasando la llave para posteriormente acercarme al pasillo y encontrarme con un rubio de espaldas.

-Sal de mi maldita casa, Herondale-
Pareció tensarse por varios segundos, pero luego de un suspiro se giró en mi dirección dedicándome una sonrisa bastante cínica.

-Vaya, parece que el guardaespaldas llegó antes a casa. Es una pena que Alexander no esté para ver el show.-
Miré su mano, encontrando un arma en esta.

Maldito enfermo.

-¿Qué es lo que quieres de nosotros?-
Sin pensarlo ni dudar, respondió.

-Quiero a Alexander, siempre lo he hecho. Pero no puedo tenerlo contigo siempre en el medio, así que me aseguraré de que nunca más puedas entrometerte-
Levantó el arma en mi dirección, ahora si lo reconocía, estaba jodido.

De la nada todo fué demasiado rápido.

Escuché algo quebrarse con fuerza detrás de Jonathan, pero para cuando quise reaccionar el mismo estaba cayendo en mi dirección hasta que provocó un golpe seco en el suelo.

Dirigí mi mirada hacia el pasillo, encontrándome con Alexander a medio paso detrás de Jonathan con un marco de fotos en las manos.

El cual había usado para golpear su cabeza y dejarlo inconsciente.

Después de todo estos años, después de todo el sufrimiento, fué capaz de devolver un golpe, uno de los tantos que hicieron su vida de un infierno.

Y eso me llena de orgullo.

-Eso... Fué...-
Alexander me miró esperando lo peor.

-... INCREÍBLE, ¡Alexander es la primera vez que devuelves un golpe!-
Murmuré aún asombrado mirando a Jonathan en el suelo.

Alec se acercó enseguida a Jonathan y le tomó el pulso, joder, se veía lindo aplicando lo que había estudiado.

-Respira bien, pero estará inconsciente por mucho rato... ¿Deberíamos llamar a la policía?-
Asentí ante su pregunta.

-Llamemos entonces.-

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La policía se retiraba de nuestro apartamento con Jonathan esposado, presentaríamos cargos contra él por allanamiento de propiedad privada, posesión de arma de fuego y por amenaza de muerte más el acoso constante de todos estos años.

Tendría rato para divertirse en la cárcel si ganábamos el juicio, las pruebas eran suficientes gracias a las cámaras que instalé en la casa luego del incidente con Alec.

Hablando de Alec, lo que hizo no contaría como agresión, ya que Jonathan era un intruso en nuestra casa y estaba a punto de dispararme.

Alec estaba sentado cambiando canales, mientras yo no pude evitar preguntar.

-¿Por qué?-
Alexander levantó la mirada confundido.

-Porqué ¿qué?-
Frunció levemente el ceño, me acomodé un poco en el sofá.

-¿Por qué devolviste el golpe luego de tantos años?-
Alec hizo un gesto y bajó un poco la cabeza.

-Era enfrentarme a lo que más me atormenta... O perderte... -
Sentía mi corazón a mil.

-... Y mi vida empezó a ser linda en el momento que tu entraste y te hiciste parte de ella.-

Me acerqué a él con suavidad, pasé una pierna por encima de su regazo y quedé sentado sobre su falda para posteriormente tomar su rostro entre mis manos, y luego de varias caricias nos acerqué lentamente.

Nos unimos en un lento y hermoso beso mientras yo cuidadosamente jugaba con sus mejillas y su cabello. Alexander me abrazaba por la cintura, y en el momento que nos separamos, unimos nuestros rostros y ahí pude aprovechar la cercanía para robarle unos cuantos besos.

Esos besos se tornaron más intensos, de forma que Alec ya no estaba sentado, si no acostado debajo mío en el sofá, nuestras camisetas habían volado hacia quien sabe donde, soportaba todo mi peso con mis brazos que se apoyaban a cada lado de su cabeza mientras recorría todo su cuello dejando besos y chupetones.

Acomodándome mejor, comencé a mover lentamente la cadera contra él, provocando fricción entre nuestros genitales y sintiendo como el menor gemía debajo mío. Cerraba los ojos intentando no hacerlo, pero el placer era mayor y los sonidos escapaban de su garganta.

Tenerlo debajo pidiendo por más es algo que me volvía totalmente loco, recorrí su cintura baja con mi mano izquierda y metí mi mano en su pantalón para acariciarlo con mayor exactitud, el pequeño casi temblaba del placer de mis caricias con vaivén.

Pronto bajé su pantalón junto a su ropa interior y él me ayudó con mi pantalón, luego de prepararlo me introducí con cuidado dentro de Alec aún jugando con su miembro, ahora su temblar si era definitivo.

Nuestras respiraciones se mezclaron, no había palabras pero si sonidos de placer por parte de ambos, Alexander arqueaba su espalda pegando su pecho al mío mientras yo luchaba con el agarre de sus piernas, las cuales decidí tomar una postura casi sentado, sosteniendo ambas con las manos.

Y desde ahí podía ver todo.

Podía ver su cara, realizando muecas ante el placer, su cabello oscuro que se pegaba a su leve sudorosa frente, sus ojos azules brillosos, su pecho subiendo y bajando por su respiración agitada y su abdomen tensado, las cicatrices nunca importaron, siempre las dejé en segundo plano a pesar de que demuestran que mi prometido es un chico super fuerte por todo lo que ha pasado.

No sabía si estaba viendo a un dios griego, a mi prometido, o al amor de mi vida.

Quizá él es estos tres juntos, quizá no me merezco a este hombre en mi vida. Pero si él me eligió entonces haré lo que pueda por cuidarlo y nunca fallarle.

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Estamos a dos capítulos del final.
Les debo tanto por tener paciencia que los voy a subir hoy mismo.

Salvado Por ¿¡Mi Esposo!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora