Capítulo 14

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Me desperté la mañana siguiente algo desorientado, busqué con mi mano en el lado opuesto de la cama la calidez del cuerpo de mi novio y me vi obligado a gruñir al sentir tan solo un vacío muy frío.

Me incorporé incómodo y con algo de dolor mientras buscaba a Magnus con la mirada, pero sin embargo él no estaba allí. Recordé que iría a trabajar temprano así que suspiré con decepción y removí las cobijas que me cubrían para levantarme.

Muchas clases que recuperar y tan solo una semana, hagamos esto.

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El reloj en mi muñeca marcó las cinco de la tarde cuando terminé de pasar todos los apuntes de los primeros cinco días que estuve ausente, había hecho una pequeña pausa para tomar mis medicamentos y para almorzar algo, pero las horas sentado ya me habían aburrido y mis manos dolían de tanto escribir, por lo que decidí dejarlo por el día.

Magnus llegaba en unas tres horas por lo que aproveché a tomar una larga ducha sin preocuparme demasiado por el tiempo. Mis músculos de esta forma se relajarían por la posición de varias horas y sería bastante relajante.

Previo a la ducha, me metí en la cama con uno de mis libros sin terminar a medio abrir, el libro era la narración de un doctor retirado, en este habían problemas, pacientes y muchas distintas experiencias.

Luego de un buen rato de lectura mis párpados comenzaron a pesar, aunque quería continuar metido en las historias que allí mismo se plasman me era imposible concentrarme en estas puntualmente.

Por esa misma razón decidí apoyar el libro sobre mi pecho y cerrar los ojos para descansar tan solo un poco la vista. Estaba seguro de que no sería mucho rato de descanso ya que no creo estar tan cansado.

Abrí los ojos encontrándome en la penumbra de mi habitación cuando sentí a alguien posarse sobre mí.

-Amor, ¿Estás durmiendo?-

-No, estoy practicando para el día que me muera.-

Recibí un bien merecido golpe en mi hombro que posteriormente se convirtió en una risa.

-¿Qué hiciste en el día?-
Murmuró mientras se inclinaba sobre mí mandíbula y cuello y depositaba pequeños besos sobre estos.

Cabe destacar que en este momento mi respiración no era estable.

-P-pasé unos apuntes a mi cuaderno y escuché algunas clases grabadas por Simon-

Magnus se separó por un momento.

-¿Por qué tartamudeas?... ¿Acaso te pongo nervioso?-
Preguntó juguetón mientras su labio inferior era levemente apretado por sus dientes.

-C-claro que me pones nervioso, mierda. Sabes que mi cuello es mi punto débil.-

-Por eso me gusta morderlo.-

Solté un pequeño gemido por lo bajo cuando la piel de mi punto débil comenzó a ser succionada, pude sentir como Magnus se apegaba más a mi cuerpo luego de bajar lentamente las cobijas que me cubrían.

-Garbancito... -

No respondí, esperando su pregunta.

-... ¿Por qué luego de tanto sigues poniéndote nervioso cuando te toco?-

Mierda, eso es algo que ni siquiera yo mismo sé.

-Y-yo... Sinceramente no lo sé-
Magnus dejó de besar mi cuello permitiéndome respirar con normalidad.

-¿Es porque te incomodo?-
Negué frenéticamente.

-No, claro que no. Es que me pone nervioso que seas tu, joder, no me lo creo a veces porque siento que eres más de lo que merezco.-

Fuí atacado por una avalancha de besos que se colocó entre mis piernas mientras bajaba los dulces toques en mi piel por mi mandíbula y cuello.

Magnus acarició mi cabello con delicadeza mientras masajeaba nuestros labios juntos, luego bajó las suaves caricias hacia mi abdomen, donde subió sus manos por debajo de mi camiseta y provocó que se me pusiera la piel de gallina.

Siempre me pondrás nervioso, así sea en diez años o en setenta más.

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-Así que, Francia.-
Murmuró Clarissa, la cual había tenido una visita improvista mientras yo seguía pasando apuntes.

-Así es, quiere ir durante la próxima semana de vacaciones-
Murmuré con el lápiz en mi mano mientras ella giraba en la silla de oficina de Magnus.

-¿A qué van a ir?-
Es una buena pregunta.

-Supongo que a pasear, Francia me hace demasiada ilusión, nunca salí del país así que espero que sea muy genial y digno de recordar.-
Me encogí de hombros aún sin cambiar mi vista de lugar.

-Bien, pero... ¿No crees que aproveche el lejano viaje para algo especial?-

-No lo sé, y si te supones lo que pueda llegar a ser ese algo especial no me lo digas-
Ella bufó a mi costado.

-¿Cómo vas de la herida?, ¿Ya te cambiaste el vendaje hoy?-
Negué lentamente.

-La herida va bien, el vendaje lo cambio antes de dormir, justo después de bañarme-
Arrugué mi naríz escribiendo las últimas oraciones de la última página.

Clary se mantuvo en silencio unos segundos y cuando solté el lápiz volvió a hablar.

-Entonces se van la próxima semana-

-No, las próximas vacaciones son en dos semanas-
Respondí mirándola a lo que ella negó.

-Lo eran, pero las adelantaron para que los internos entraran lo más pronto posible al hospital.-

Mierda.

-Osea que la semana que viene son las vacaciones y...-

-... Y la semana que sigue entramos al hospital oficialmente como internos. ¿No te parece genial?-
Terminó de hablar por mí.

Solté un largo suspiro, mezcla de ansiedad y nerviosismo.

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-¿Entonces las puedes cambiar?-
Pregunté a Magnus a través del teléfono mientras caminaba por la sala de estar.

-Claro que puedo... ¿Prefieres aprovechar tu licencia médica para pasar unos días demás de viaje?-
Pensándolo profundamente, si, el próximo semestre será muy estresante.

-Si, mierda, lo necesito.-

-Alexander cuida tu vocabulario.-
Rodeé los ojos.

-Lo siento-

-Bien, prepara tu maleta, si con suerte consigo un vuelo para mañana entonces pasado mañana estaremos cenando frente a la Torre Eiffel-

Torre Eiffel. Santa mierda.

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*Interno: Se le dice interno al estudiante de medicina que cursa el año más importante de su carrera, en el cual experimenta lo que realmente es ser un doctor con ayuda de personas ya graduadas. Un interno aún no tiene la autoridad de tener un paciente, pero si la autoridad para brindarle la ayuda necesaria al doctor con autoridad (Ya graduado).

Lo sé, tarde demasiado, tengo problemas personales que espero puedan entender.)

Salvado Por ¿¡Mi Esposo!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora