Capítulo 5

677 74 6
                                    

[Especial POV Magnus]

Ya en el restaurante pedimos una mesa que estuviera en la parte de fuera del restaurante, en la parte trasera. En la que había un hermoso fondo lleno de muy variada flora, dejaba una vista bellísima a una fuente que estaba en el medio de eso. Las personas mientras esperaban sus platos caminaban y recorrían un poco este pequeño jardín.

El restaurante que habíamos elegido era de comida italiana, ambos amamos ese tipo de comida y este restaurante es uno de los mejores en servirlo.

Ambos nos sentamos en nuestra mesa asignada e intercambiamos pocas palabras mientras leíamos la carta. Sé que Alec pediría lasaña, no se la terminaría y la mitad de la mitad tendría que comerla yo, por lo que busqué un plato llenador pero no lo suficiente.

Bingo, Ravioles.

Un camarero se acercó a nuestra mesa dándonos las buenas noches y preguntando si teníamos decidido que íbamos a comer y tomar. Yo pedí un poco de vino tinto, mientras Alec se oponía a compartir uno conmigo y pedía por una gaseosa.

Alec nunca bebe, no tiene tolerancia para el alcohol. Aunque es mejor para él, el alcohol puede ser muy dañino y el que él lo rechace es digno de festejar. No cualquier joven adulto rechaza una copa con alcohol.

Por mi parte, tengo bastante tolerancia por genética, no es algo que me enorgullece, ya que debido a eso bebo cuando sea.

Al prestar atención a Alec mientras él pedía su lasaña, pude notar cómo el mesero en vez de anotar su pedido se lo quedaba viendo con una sonrisa media abobada que luego de varios segundos hicieron poner nervioso a mi Garbancito.

Aclaré mi garganta exageradamente provocando que el mesero me mirara, a lo que le dediqué una disimulada mala cara.

-Mi novio pidió lasaña, que sea con salsa blanca y mucho queso, y yo quiero ravioles. Gracias, ya puedes irte.-
El mesero asintió torpemente y sujetó mejor su pequeño cuadernillo para irse casi corriendo a la cocina.

Solté un bajo bufido y cerré la carta para dejarla sobre la mesa y encontrarme con la baja mirada de Alexander. A lo que extendí mi mano sobre la mesa esperando que la tomara.

-¿Qué pasa pequeño?-
Pregunté con un tono de preocupación que lo hizo medio dudar de lo que fuera a responder.

-E-Es que... Ese mesero... creo que va a mi universidad-
Respondió tomando mi mano y dedicándome una mirada algo nerviosa.

-Tranquilo, ya sé como es. Si habla de nosotros en la universidad, me lo dices. Ya tengo donde venir a buscarlo-
Dije medio en broma para hacer desaparecer ese ambiente algo tenso que luego de su pequeña risa me hizo saber que ya no existía.

_______________________

Giré en la cama y apagué el despertador antes que éste también despertara a Alexander. Él debería despertar dentro de dos horas para irse a estudiar, no quiero despertarlo antes.

Salí de la cama con sigilo y acomodé las mantas para que el frío no entrara a la cama en la que aún estaba el menor. Caminé hacia el baño y luego de darme una rápida ducha me vestí con la ropa de oficina. Una camisa y un pantalón de vestir.

Ya en el cuarto, me puse mi reloj, me peiné un poco, me puse algo de colonia y antes de tomar mis cosas como el maletín y el saco, me calcé.

Dejé mis pertenencias sobre el sofá del living y volví al cuarto en sumo silencio, ya enfrente de la cama tomé las mantas que envolvían a mi novio y las acomodé arropandolo mejor, me quedé mirándolo varios segundos, los suficientes para que mis manos acariciaran su cabello y lo peinaran un poco. Deposité un pequeño beso en su frente y salí del cuarto apagando la luz.

Salí del edificio con mis cosas y subí al primer taxi que pasó para llegar en hora a la oficina. Mi padre ya no se encontraba en la ciudad, su vida se basaba en viajes de negocios los cuales eran visitar cualquier cosa o lugar que sus trabajadores estuvieran construyendo, mi gran sueño era ese.

Lo era antes de conocer a Alexander.

Antes quería viajar y recorrer el mundo como parte de mi trabajo. Ahora ya no. Quiero ser alguien que tenga un hogar, más allá de tener que hacer algún viaje cada tanto. Quiero tener una familia que cuando vuelva de trabajar esté feliz de verme. Una con la que de igual forma pueda viajar y conocer el mundo.

Mis planes cambiaron completamente en el momento que supe que pasaría con Alexander por el resto de mi vida. De repente viajar ya no me atraía, me atraía conocerlo a él.

Entré a mi oficina y cerré la puerta dejando mis cosas sobre el escritorio, el cual tenía una computadora, papeles y un rollo de planos.

Abrí el último, mirando mi primer estructura, mi primer proyecto en cualquier parte del mundo. El primero en mi vida y el que más orgulloso me tenía. Aún faltaban detalles y algún que otro retoque, pero estoy segurísimo que será increíble.

30 pisos, vistas espléndidas, ubicación centrada con buenos accesos, estacionamiento subterráneo, cuartos espaciosos, piscina en la azotea y gran personal...

No puedo esperar a construir el gran hotel Lightwood-Bane, en Francia.

Salvado Por ¿¡Mi Esposo!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora