Boda 2

230 35 16
                                    


18—Boda 2

Esta vez todo sería como estaba planeado, pensó el rubio mientras terminaba su taza de café y miraba por la ventana de su habitación. Entonces alguien tocó a su puerta y sintió el deja vu. ¿Sería Seichirou para decirle que no se casara de nuevo? Se preguntó pero fue otra persona la que contestó a su pregunta de quien era y le dejó pasar con su corazón un poco más oprimido.

¿Querías saber si estoy bien? Pues lo estoy. No hay nada de que preocuparse—dijo mientras los ojos azules le escudriñaban y él levantaba el chaquet del respaldo de un asiento.

Quiero preguntar...--dijo el castaño con una voz un poco distinta a la de siempre lo que llamó la atención del otro. –No entiendo pero al parecer el señor Tanaka parecía pensar que usted no quiere esta boda. Que se casa por algo diferente que querer a la señorita Gardner—

Deja que de eso me ocupe yo—le dijo el ojos mieles mientras abotonaba su chaquet. No quería pensar porque el interés del otro en esa cuestión estaba despertando algo de esperanza en su corazón cansado de soñar. Siempre caía en esas tonterías. ¡Ya no más!

Lo que quiere decir que es cierto—dijo Kaiba.

¡Eso no te importa!—dijo Wheeler tajante.

Dijiste que era parte de la familia y que tenía derecho a opinar—le recordó su custodio.

Los dedos de Joseph se agarrotaron antes de terminar la tarea con el último botón de arriba. ¿Con que derecho venía a intervenir ahora? Ahora que ya había resignado su vida al olvido. Ahora que se lo había resignado a él.

Si realmente no quieres...--decía Seto cuando el rubio le cortó.

¿Quieres opinar? ¡Tú no entiendes nada! ¿Cómo podrías hacerlo si no sabes lo que realmente quiero?—dijo airado el empresario.

El ojos azules percibiendo un profundo dolor en la mirada del otro que no entendía le dijo—Pues dime. Necesito saber que pasa en esta casa si voy a protegerlos. ¿No? ¿Qué razón puede obligarte a casarte con alguien que no amas? Ten en cuenta que eso es algo muy importante y tu hija sufrirá las consecuencias si no sale bien—

Mi hija. ¿No entiendes que ella es una de las razones por la que lo hago, precisamente? Para que no quede sola si algo me pasa. Últimamente todos quieren matarme. ¿Sabes como rayos me siento pensando que la puedo dejar huérfana un día de estos?—preguntó Joey incomodando a Kaiba.

¡No tienes porque pensar en eso! Yo no...--trató de refutar el guardaespaldas.

¡Si no fuera por Tanaka yo ya estaría muerto!—fue la bofetada que le lanzó Joseph a su empleado. Era cierto. De no ser por el señor Tanaka padre, el rubio hubiera perecido ese día y en las narices del castaño. El ojos azules acusó el golpe y su rostro lo demostró. –Lo siento. No quise echártelo en cara. Solo quiero que comprendas—añadió.

Yendo hacia la puerta el ojos mieles de pronto oyó--¿Y la otra?—volteó—Dijiste que era una de las razones. Debe haber por lo menos una más—agregó el custodio y el otro sonrió con tristeza.

¡No querrás saberla!—dijo dispuesto a cruzar la puerta para ir al altar. Los invitados estarían esperando y la novia llegaría pronto.

¡Si quiero! Es importante al parecer y debo saber todo lo que sucede aquí o no podré protegerte—dijo el de helada mirada.

Joey estaba tan cansado. Tan endemoniadamente cansado. Cerró los ojos y apoyó su frente en la puerta para luego abrir las meladas orbes despacio mientras oía pasos tras de si. –Estoy bien—mintió para que el otro no se acercara más y luego volteó para verlo a los ojos con esa triste sonrisa aún bailando en sus labios—¡Tendría que despedirte para decírtela!—le informó. --¿Aún quieres saberla?—preguntó después al asombrado Seto. Luego de un momento se volteó y abrió la puerta.

AMOR EN CUSTODIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora