Lazos Ancestrales | Halo Gay (Yaoi) | Arbiter X Master chief

Capítulo 3: Nido del Cuervo.

El tiempo pasaba y el Pelican no aparecía. Todos temían que el Covenant hubiera interceptado la señal que el Jefe envío y ahora estén enviando más tropas hacia ellos, o incluso a la base. Sería el fin de la lucha, y pero ende de la guerra.

—El Pelican no llegará. Nos quedaremos aquí para siempre. —dijo un Marine.

—No diga eso soldado, recuerde lo que le dije; "una lucha no termina hasta que uno de los dos bandos cae." —dijo acercándose al Marine. —; Por lo que debemos seguir luchando. —

—Sargento, usted... —

—Él tiene razón. —dos voces hablaron. Cuando Los presentes observaron quiénes eran esas voces, se quedaron sin palabras... Eran el Jefe Maestro y el Inquisidor. —; Una lucha no termina hasta que uno de los dos bandos cae, así que no comiencen a rendirse. —dijeron al unísono.

—¿Dónde está ese coraje que tuvieron al inicio de la guerra? —preguntó el Jefe. —; Aún recuerdo el inicio de la guerra. La humanidad enfrentándose entre sí, solamente por cuestiones de desacuerdo... Hasta que algo apareció. Ese algo era el Covenant. Cuándo apareció y le declaró la guerra a la humanidad, hizo que se uniera bajo un objetivo y bandera en común. Así, todas las armas que se crearon con tanto cuidado para matarnos entre nosotros, se unieron bajo esa bandera con un nuevo objetivo; La supervivencia de nuestra especie. —dijo el Spartan recordándole a los Marines por lo que luchaban.

—Recuerdo que mientras estuve en el Covenant, los humanos peleaban de una manera honorable, incluso yo y mis hermanos Sangheili los llegamos a respetar enormemente. —dijo el Inquisidor.

Ninguno de los Marines podía creer lo que ambos guerreros acababan de decir, parecía como si estuvieran tratando de animar a los Marines para que luchasen.

—Saben... tienen razón, la lucha aún no termina. No debemos darnos por vencidos. —respondió el Marine.

—Ese es el espíritu, Marine. —dijo Johnson.

Con ese problema pasajero solucionado, el Jefe volvió a llamar al Pelican, para cerciorarse de que venía en camino, y en el peor de los casos ir a pie hasta la base y recuperarla. Pero para el alivio de todos, el Pelican respondió. Informó que iba en camino, pero el Covenant se acercaba. Debido a que, antes de que el último Covenant muriera, este lanzó una señal a la Flota. Todos sabían lo que debían hacer.

—A sus posiciones, el Covenant se acerca. —fue lo único que dijo el Spartan.

Pero algo los intrigó con el pasar de los minutos... El Covenant no llegaba. En su lugar, llegó el Pelican.

—Me alegró de que aún sigan con vida. ¿cómo les fue con el Covenant? —dijo la piloto del Pelican.

—Nunca llegó. —respondió el Sargento Johnson.

—¡¿Qué?!, no me esperaba que esto pasara. —suspiró. — ; Y yo que había preparado las armas del Pelican. Bueno será en otra ocasión. —dijo descendiendo.

El alivio apareció cuando vieron al Pelican llegar, pero los dos guerreros tenían sus sospechas. Esto no era algo que ocurriera en las guerras... Algo se estaba planeando.

Ya en la base, los tripulantes del Pelican estaban más tranquilos, después de todo se se encontraban en una base armada para defenderse, pero eso no quitaba las sospechas de ambos guerreros sobre lo que había ocurrido en el almacén. Los minutos en la base pasaban y se podía sentir la tensión en el aire, después de todo, esta era la Batalla Final y no se podían dar la oportunidad de perder. Ya en la Sala de Mando, la Capitana Miranda Keyes estaba esperando, especialmente, a los tres combatientes. Y al verlos entrar les dio la bienvenida.