(Antepenúltimo capítulo)
Un apuesto joven de cabello negro que estaba sentado dentro de un auto con la mano puesta en el volante del mismo miraba con nostalgia a una hermosa joven de cabellos castaños dorados que estaba junto a él en el asiento de copiloto.
No te preocupes Sanae, no quiero presionarte, tal vez no fue buena idea traerte hasta aquí, decía Tsubasa con nostalgia siendo interrumpido por la joven.
Quiero verla, dijo Sanae.
¿Qué?, respondió Tsubasa confundido.
Quiero ver sus restos, dijo Sanae lo más calmada que pudo.
¿Estás dudando de mi palabra?, crees que te he mentido en relación a Marian, respondió Tsubasa con tristeza.
No, claro que no, es solo que quiero ver sus cenizas, quiero ver la fundación, ¿puedo?, dijo Sanae con dulzura.
Claro, respondió Tsubasa con una ligera sonrisa en su rostro antes de bajar del auto para abrirle la puerta a la joven y ayudarla a bajar del mismo.
¡Gracias¡ dijo Sanae.
Tsubasa llevo a la joven hasta el lugar donde descansaban las cenizas de Marian, durante el trayecto hacia la capilla Sanae miro el lugar y se conmovió al ver la cantidad de personas de todas las edades que se encontraban allí recibiendo no solo tratamiento para calmar su dolor sino amor, mucho amor por parte de todas aquellas personas que laboraban en el albergue.
Aquí es, dijo Tsubasa sacando de sus pensamientos a la joven.
Me gustaría también colaborar, mencionaste que has puesto una sucursal en Tokio, ¿Verdad?, dijo Sanae.
Así es y con gusto aceptamos cualquier tipo de apoyo, como te comente la mitad de todas las ganancias que obtengo de la constructora que es sociedad con Marian son destinadas para las fundaciones, respondió Tsubasa.
De haberlo sabido, no hubiera estado truncándote los negocios, dijo Sanae apenada mientras el joven de cabello negro abría la puerta de la pequeña capilla.
No te preocupes, tú solo competías, soy tu rival en el mundo de la construcción, respondió Tsubasa con calma.
¿En donde están?, dijo Sanae.
Allá, respondió Tsubasa mientras caminaba hacia el lugar donde estaban las cenizas de Marian.
Tras algunos minutos de caminata Tsubasa detuvo sus pasos frente al lugar donde estaban colocadas las cenizas de su mejor amiga.
Son estas, dijo Tsubasa con nostalgia mientras la castaña leía el nombre de la mujer en el pequeño cofre de madera que estaba sobre una mesa.
Marian, no sabes como lamento no haberte conocido, hubiera sido un enorme placer para mi, conocer a un ser tan noble como tu, quiero que sepas que la labor que dejaste encomendada a Tsubasa no la hará más solo a partir de ahora yo me uno a él para luchar por esta causa tan bella pero no solo haré ello Marian, aquí frente a ti quiero decirle a Tsubasa que a mi no me importa el problema que tiene, ese problema no puede ser impedimento para nuestro amor, cuando el amor es grande todo lo supera, Tsubasa tú y yo podemos ser felices así no podamos nunca tener un hijo, si bien cierto ese era uno de mis sueños, mi mayor sueño desde que te conocí fue casarme contigo,...., decía Sanae con voz quebrada girando a ver al joven de cabello negro.
Sanae, dijo Tsubasa tomando las manos de la joven.
Tsubasa, yo te amo, te amo, hace unos días termine mi compromiso con Andrews, el descubrió mis sentimientos hacia ti y me aconsejo que hablara contigo y que luchara por este amor que siento por ti y eso pienso hacer, yo se que papá desde el cielo estará contento con esta decisión, él siempre te quiso mucho y tú y yo no tuvimos la culpa de lo que paso, decía Sanae mientras unas lágrimas brotaban de sus ojos.
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"Lo aprendí de tí"
RomansaSanae Nakazawa creía tener el prometido perfecto pero esta imagen se derrumbo de un día para otro haciendo que ella cambie su manera de ser justificando su actitud diciendo que ella era el "Reflejo de el".