Mistery

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El tiempo existe sólo para dar límites a los seres mortales. Te hace desear que pase rápido y a veces lento. Te hace recordar el pasado, querer olvidar, anhelar el presente, pensar en el futuro incierto. A veces rápido, otras lento...

El destino va de la mano con el tiempo. El te muestra lo débil que eres, lo fuerte, lo abstracto de la vida y que tus decisiones no valen de nada cuando él es que domina todo. Ese destino que en ese momento odiaba.

¿Podía sentir seguridad ahora?

Después de tener una vida pacífica, tendiéndole la mano a sus mejores amigos, tratando de ser una buena persona. Ahora sólo recriminaba a ese
dueño del destino llamado Dios. Le preguntaba porque a lo que sucedía ahora.

¿Porqué?

Quizá era una estupidez de su parte. Sin embargo; en esa situación especifica, lo hacía. Estaba tan cansado que lo único que podía hacer era recibir las palabras de aliento de Seok Jin y de los demás chicos. Sus abrazos cálidos y sus más sinceras palabras eran lo único que podía reconfortante por momentos. Ahora aceptaba todo porque se sentía demasiado sólo. Sentía que enloquecería ante sus cambiantes pensamientos y emociones.

Ho Seok había dejado de escucharlo, centrándose en la idea de capturar a Yoon Gi como diera lugar. El no quería que lo hiciera. Porque sabía que todo acto tiene sus consecuencias y si el platinado fue capaz de apuñalarlo, podía hacer cualquier cosa.

Eso era lo que más le dolía.

El hecho de que Yoon Gi fuera un monstruo.

Ho Seok lo había confirmado, pero seguía empeñado en que las cosas cambiarían. Ni siquiera esperó recuperarse para hacer algo.

¿Porqué su amigo era tan obstinado?

¿Porqué no podía resignarse al igual que lo había hecho él? Se había rendido. Pero no sabía de donde había sacado aquellos pensamientos de recuperar a Yoon Gi, después de tanto daño recibido.

Estaba confundido, hecho trizas. No quería seguir con esto más. Sin embargo; no sabía que elegir.

Se tomó la cabeza con fuerza. Reteniendo, por milésima vez, el llanto que se formaba en nudo, en su garganta. Esa tarde Seok Jin lo había obligado a estar con los chicos para despejar su mente. JungKook estaba en una de las habitaciones, supervisando las cámaras de seguridad y comprobando que todo estuviese en orden. Tae Hyung, por petición de Seok Jin, acompañaba a Ho Seok y JiMin permanecía quieto, a veces entablándole una conversación casual o pegándose a él como una garrapata. Cosa que no le molestaba en lo mínimo porque así era el rubio. Todo amor y dicha para las personas en las que confiaba.

Tomó el vaso de agua que le llevó JiMin en dos tragos, y luego colocó el recipiente a un lado para continuar con el almuerzo. Unas voces se escuchaban, acercándose a la cocina e instalándose delante de la mesa, donde Nam Joon y JiMin comían naturalmente.

Un hombre de cabello gris y otros tres: dos castaños, y uno de cabello largo y ondulado, alternaban su mirada de Nam Joon a JiMin; que aún no había despegado sus ojos del plato. El menor estaba sumergido en su comida, ignorando la existencia de los tres individuos a unos metros.

Nam Joon analizó sus caras y vestimenta, que parecían muy refinadas. Seok Jin salió de detrás de ellos y se posicionó a un lado, continuando la conversación que venían entablando desde la entrada hasta el pasillo.

ㅡ¿Estás seguro de que es lo único que necesitan?ㅡ preguntó el de anchos hombros.

ㅡNo se si alguno de tus hombres estará dispuesto a ayudarnos con esto. Sabes que es un poco difícil estar transportando cargas de este tipo. Necesitaremos apoyo.

ㅡPuedo poner a algunos a su disposición. Entonces... ¿es un trato?ㅡ el de cabello gris asintió y volvió poner sus ojos en el rubio que ahora alzaba la cabeza.

JiMin se quedó tieso donde se encontraba. Los palillos que sostenía se cayeron de entre sus dedos y su cuerpo empezó a temblar. Sus ojos se aguaron, dejando su mirada fija en los cuerpos de los mayores. El moreno paso la mirada de un lugar a otro. Viendo como uno de ellos estiraba la comisura de sus labios y otro bajaba la mirada entristecido.

¿Qué pasaba allí?

El rubio dejó caer la cabeza. Seok Jin de inmediato, noto la extrañeza en el ambiente y se dispuso interrumpir lo que sea, estuviese pasando. Si JiMin estaba decayendo nuevamente era por lógica que conocía a esos sujetos.

El castaño se incorporó del asiento, acercándose al menor que se mordía los labios con fuerza aguantando las ganas de llorar allí mismo.

ㅡJiMin, ¿que sucede?ㅡ preguntó el mayor, buscando los ojos del rubio que sólo desviaba la mirada nublada.

ㅡHyeong, sácame de aquí por favor.ㅡ susurró. Los hipidos empezaban a aparecer entre cada palabra. El moreno tomó al pequeño de los hombros y lo llevó consigo, saliendo del comedor por una de las puertas del costado y evadiendo el cruzarse con los sujetos.

Seok Jin, en cambio, se mantuvo tenso los minutos restantes que estuvieron aquellos hombres en la casa. El de cabello oscuro y largo, se encargaba de pasar su vista por toda la estancia. Los dos castaños se mantenían en una erguida posición con las miradas bajas y tristes, mientras que el de cabello plateado se quedaba viéndolo fijo y continuaba la conversación, hablando sobre el horario de la entrega de mercancía, los demás Clanes que estaban involucrados y el favor de Kim Ki Bum que estaba de su lado.

El mayor se había arriesgado a un negocio con aquellos traficantes, pero era por una causa justa. Las cosas no  iban bien por causa de que sus chicos no trabajaban. Pasaban más tiempo en mantener vigilancia y ayudar a otros clanes, que no tenían lo suficiente para sobrevivir. El se había lanzado con esos hombres que ya tenían un tiempo tras él, solicitando ayuda para transportar desde Corea sus drogas.

A él en particular no le gustaba ese tipo de negocio. Ya había pasado por esa etapa y no había sido para nada satisfactorio. Además, era más problemático. Se ganaba menos de lo que se luchaba en ello.

Uno millones habían sido sugeridos con el trato y Seok Jin no podía negar su servicios por más que quisiera. Necesitaban el dinero y esa era una gran oportunidad.

Querían armas de alto calibre para poder realizar su trabajo con seguridad y algunos hombres.

ㅡBueno... Entonces, te enviaré la dirección del encuentro. Espero no me defraudes.ㅡ expresó el peligris, que palmeó el hombro de Seok Jin con suavidad.

ㅡPor supuesto que no.ㅡ contestó el mayor, mirando al joven, que mantenía una sonrisa de lado.

ㅡ¿Cuánto quieres por él?ㅡ expresó el sujeto con una sonrisa ladeada y retirando la mano del hombro contrario. El mayor frunció las cejas con desconcierto ante la pregunta.

ㅡ¿De qué hablas?

ㅡSabes perfectamente lo que quiero decir. El rubio que tienes allí, es muy valioso.ㅡ El castaño alzó las cejas. Entonces, ellos si se conocían. Ellos sabían de JiMin.

ㅡMis hombres no están en venta.ㅡ expresó Seok Jin, firme y un tanto molesto, esquivando las insinuaciones del sujeto. El peligris sonrió y desvió sus ojos al grupo a su lado. No dijo nada más, saliendo de la guarida en silencio junto a los otros tres.

Si no era porque las cosas no estaban Bien, el mayor habría pensado que todo se quedaba allí. Sin embargo; su corazón y mente le decían que esos tipos no habían ido interesados especialmente en su ayuda. Eso era sólo la punta del Iceberg.

No sólo tenían a Min Yoon Gi y el gobierno sobre ellos, ahora unos Narcotraficantes que viajaban desde Estados Unidos. La pregunta ante todo esto era: ¿cómo conocían a JiMin?

Lo sentía mucho por el menor, pero su vida ahora no estaba como para ocultar cosas. Muchos peligraban por su causa. ¿Porqué no lo pensó antes? ¿Porqué no se negó a meterse en aquel hoyo cuando supo que JiMin era casi una Assasin?

Claro el tenía que ser tan bondadoso con las personas. Ahora estaba en tremendo lío. Y muchas cabezas en su responsabilidad. El peso de sus muertes le calaría bien profundo.

Si JiMin no le decía, no tendría de otra que ir a buscar a Ki Bum. Sabía perfectamente que él podría tener la respuesta. Porque así como se le veía, todo joven y elegante, era uno de los más grandes estrategas de toda Daegu y quizá Corea completa. Mucho más que él mismo.

Usaba a todos a su antojo. Gobierno y clanes para su beneficio. No estaba con ninguno, y ayudaba a ambos a cambio de intereses. Sobre todo, conocía los secretos de ellos. 

Conocía los suyos. 

Si Seok Jin tenía que darle su vida por una respuesta, lo haría sin ninguna duda.

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Como ya todos saben, me gusta el drama y el suspenso. Así que les dejaré este capítulo por aquí y me iré despacio. UwU

Muchas gracias a todos por darle amor a esta trilogía. Creo que no me cansaré de agradecerles.

Al final estaré editando los errores y posiblemente un poco de la trama, por si ven algún que otro errorsito por ahí.

También estaré dando los datos curiosos de como realice está historia.

Los sarangeo! <3 hasta el próximo cap

Deal - Kim Nam JoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora