De camino a mi casa no hablamos mucho. Nos quedaban unos 5 minutos para llegar cuando saltó con una pregunta la cuál no vi venir.
-Y...¿Qué tal tu vida amorosa? -Cuando me lo preguntó se paró en seco, como si mi respuesta le fuese a gastar las energías acumuladas.
-¿Vida amorosa?-Solté una risa tonta, que al segundo se convirtió en una triste mirada- Yo...No tengo de eso- Se me cayó una diminuta lágrima que recorrió toda mi mejilla derecha, acabando su recorrido en la parte delantera de mis Converse.
-Oh venga, no te pongas así por esa chorrada. Que aún nos queda una noche entera- Me rodeó el hombro derecho con sus grandes brazos dándome una especie de abrazo, uno de los que sin palabras dicen "todo está bien".
-Esque...-Me cortó la frase antes de que pudiera explicarme.
-Alexa si no quieres hablar de eso, lo entiendo.
-¿Por donde iba? Ah, ya- Sonreí haciéndole ver que si quería hablar de ello- Respecto a la vida amorosa, no me gusta nadie ni me ha gustado nadie en estos 16 años.Y sonará surrealista pero es así. Y en esta vida no tengo amigos. Solo tres. Por tanto la gente no ha hecho más que darme motivos para pensar que los humanos somos una especie que solo sirve para destruir. Tanto naturaleza como corazones- Carlos iba a hablar pero me adelanté-Y sí, suena cutre también. Pero de verdad que no he encontrado a nadie del que pueda pensar que el mundo no está perdido- Se puso a aplaudir, demasiado alto.
-Completamente de acuerdo, en todo. Y me voy a arriesgar, pero apuesto a que la gente te ha juzgado mal. Y como una tonta te has creído las críticas. Y en esta batalla has sido tú el objetivo, y la vida te puso la zancadilla, y te pensaste que iba a haber almohadas antes de tocar el suelo, y te diste una sorpresa al ver, una milésima de segundo antes de caer, que no había ninguna almohada. Y de tantas caídas has aprendido a amortiguar mejor el golpe, aunque quizás lo que tenías que haber hecho era apartarte antes de que te pusieran la zancadilla- Ya habíamos llegado a mi casa y cuando terminó de hablar me miró a los ojos y dijo - Esto te lo digo por que sin apenas conocerte te conozco. Y te cansarás de oírme hablar de miradas.Pero te juro que al mirarte a esos ojos marrones comunes pero no tanto, veo lo que piensas y quieres decir pero no dices.
- La verdad es que eso de llorar y ahogar los gritos que te gustaría soltar no debe de ser sano- Le mire y al segundo me gire y abrí la puerta de casa.
-Hasta dentro de 10 minutos, muñeca de porcelana- Me guiñó un ojo y se giro sutilmente.
Entre a casa llorando. No sabía bien por qué, quizás hacia mucho que no me abrían los ojos. Tenía la razón en todo, y no pensaba negarselo. Esto de jugar a ser fuerte cada vez era menos divertido.
Entré en mi cuarto y saqué del armario una camiseta lisa blanca, pero estilizada, con una forma peculiar. También me cambie de pantalones y me puse unos negros cortos elásticos con unas cremalleras doradas. Lo único que no me cambié fueron las converse.
Me hice de la coleta una trenza, la subí e hice un moño con ella.
Al salir de casa me encontré a Carlos en un Mercedes negro, nuevo, sin una mota de polvo.
-Yo pago - Dijo al verme el monedero en el bolsillo del pantalón- Sí me hubieras dicho que te ibas a poner tan mona yo también me abría cambiado- Me reí tapándome la cara con las manos.
-Anda arranca ya - Dije sin cambiar de posición
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Chica de cristal
Romance¿Podrían ser los sentimientos armas de destrucción contra corazones de cristal? No elegimos de qué queremos estar hechos, si de acero o de cristal, pero quizás queden personas que nos cuiden como verdaderas reliquias.