Estuvimos una hora más en aquel precioso lugar, a las 2 de la madrugada decidimos volver a casa.
Lo último que recuerdo fue quedarme dormida en el coche con una canción suave de la radio.
Cuando me desperté estaba en una habitación polvorienta y con las paredes llenas de telarañas y grandes grietas. El cuarto estaba vacío salvo por un armario y un sofá, en el cuál no se como acabé allí.
No quise investigar la casa, bueno, más que no querer, no pude. Tenía la vista nublada, como si una espesa niebla se hubiera introducido en mis ojos a la fuerza.
Me incorporé y noté algo debajo de mis piernas, un sobre.
Lo abrí con ansia y vi una carta, arrugada y rota por dos esquinas.
El sobre estaba abierto, aquella carta no había llegado a su destino, más bien, ni siquiera había salido de el.
En la carta ponía :
'Max, creo que voy a abortar. No quiero tener que cuidar de un hijo, ahora no. No puedo ni quiero.
No lo haría bien, ni podría seguir mi vida normal de siempre.Nos han dado una oportunidad pero no, con 18 años la voy a rechazar'
Max, así se llamaba mi padre.
De repente empecé a llorar, las lágrimas caían por mis mejillas sin rumbo ninguno, una, y otra, y otra, y otra... No era el hecho de la carta, era el hecho de que no estaba en este mundo gracias a una decisión, sino por un error.
Soy un error, un despiste de aquellas personas a las que no me atrevo a llamar padres, soy como una falta de ortografía en tu libro preferido, como una pequeña mancha en un vestido blanco, un fallo.
Mi madre entró por la puerta, enfadada, no la veía desde hacía muchos años, me mire en un pequeño espejo escondido debajo debajo de la almohada.
-¿Qué?- Dije extrañada, era yo un año antes de que mi madre se fuera con mi abuela a vivir. ¿Qué era esto?
Mi madre se acercó a mi y me dio una bofetada que me dejo una huella en la mejilla derecha.
-¿Qué educación tienes tu?- Preguntó chillando.
-La que tú me has dado- En un segundo me cambió la cara y tenía la de siempre. Me dió un puñetazo en la nariz dejando que la sangre corriera por mi labio- ¿Por qué coño me trajiste al mundo?
-No te importa.
-¿Sabes qué? Por vuestro jodido despiste de no poneros preservativo, ahora estoy yo en este mundo, en el que la gente me crítica, juzga, pega e insulta. Podría ser feliz, pero desgraciadamente no es la vida que me ha tocado- Respondí gritando y llorando- ¿Por qué? Dios contestame, esta vida no hace más que joder me y ya estoy harta- No hacía más que gritar y mi madre no respondía. Todo empezó a desaparecer, incluso el suelo y comencé a caer y caer, no veía nada, solo gritaba "No quiero vivir en un mundo así, no quiero"
-No es muy grave, podría perder la memoria respecto a algunos casos, pero aún así, ella es diferente.
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Chica de cristal
Romance¿Podrían ser los sentimientos armas de destrucción contra corazones de cristal? No elegimos de qué queremos estar hechos, si de acero o de cristal, pero quizás queden personas que nos cuiden como verdaderas reliquias.