-Escúchame bien Alexa, creo que ya no pinto nada en tu vida. Y tú lo sabes de mil sobras. Tienes a Carlos, no me necesitas a mi, ya no.
-Te necesito - Le solté el brazo y me giré un poco poniéndome la mano derecha en el codo izquierdo- Liam, Carlos se besó con Jenny, mientras yo estaba inconsciente en una cama del hospital y les eché a los dos, solo me quedas tú, no tengo ni siquiera una familia. Tú eres mi familia - Hubo un amplio silencio que nos desconcertó a ambos, al rato volví a romper el hielo- Y no quiero que suene cursi cual telenovela española, quiero hacerte ver mi situación. Quiero que entiendas que estoy sola, completamente. En estos días todo han sido lágrimas, de dolor, felicidad o ambas, pero lágrimas.
Y básicamente las lágrimas son dolor acumulado, y creo que de eso me sobra.
Me miró con cara de pena, abrió un poco la puerta y se quedó ahí parado. Retrocedió, cerró la puerta y vino hacia mi.
Me abrazó y apretó contra su pecho.
Sentía el calor de sus brazos rodeando los míos, creo que este es el primer abrazo de verdad, no era un abrazo, no. Era 'El abrazo'
-Tengo que decirte una cosa- Me soltó nervioso, no sabía que quería decirme, pero mi estómago dio un vuelco - ¿Te acuerdas de aquella piedra que te dio en la espalda?
-Sí...-Dije con una voz entrecortada.
-Bien, vamos a mi casa, porque tengo que decirte y enseñarte una cosa, no te asustes
-No, no me asusto. Solamente me das miedo. Ah espera, sí, si me asusto- Se rió y cogió las llaves de mi casa que estaban en un estante, me agarró del brazo y fuimos en dirección a su casa.
Liam vivía a uno 15 minutos andando y me pasé todo el camino diciendo que me lo contará pero conociendo a Liam, sabía de sobra que no me lo contaría.
-¿Me lo cuentas?
-No
-Porfa
-No
-Anda...
-Alexa
-¿Sí?
-No te lo voy a decir - Me reí y le dí una colleja, que esquivó agachándose y, seguidamente, empezó a hacerme cosquillas, era el único que sabía mi punto débil de cosquillas : el cuello.
-No, para- Dije riéndome y gritando- ¡Por favor! A que te muerdo- Seguía riéndome, pensaba que me daría un ataque.
-¡¿Alexa?! ¿Me quieres morder?- Dijo a gritos, pensaba que lo mataba.
La inmensa multitud de gente se nos quedó mirando y rápidamente le puse las dos manos en la boca riéndome.
Después de los 15 minutos de risas y gritos llegamos a su casa.
Sinceramente hacia años que echaba de menos esas risas.
-¿Qué tenías que enseñarme? -Pregunté impaciente.
-Ven - Dijo indicándome con una mano el salón.
Llegué y tenía un libro en las manos, un libro grande y algo estropeado.
Era azul oscuro y con algún detalle en color oro, las páginas eran una especie de tela finísima, no era papel.
Miré la tapa para ver el título de aquel antiguo libro, pero no pude verlo.
-¿Cómo se titula?
-La chica de cristal- Carlos me habló de algo así, que yo era de cristal, no entendía nada- Antes de nada, quiero que sepas una cosa. Se supone que todos tenemos un lado bueno y el típico lado malo. Pero te juro que no he encontrado tu lado malo en estos años- Sonreí y noté cómo me sonrojaba, mal Alexa, mal. -Bien, ahora te explico. Mi padre el otro día me dijo que bajará al sótano a por sus herramientas. Bueno, bajé, encendí la luz y vi que una de las estanterías de libros antiguos había cedido y según iba a recoger un poco los libros vi este, y tenía un posit naranja pegado en la portada que ponía : Leyendas probablemente reales. Me lo lleve a mi- Le escuché atentamente, estaba intrigada. ¿Qué tenia que ver conmigo? Pero entraron sus padres y su hermano pequeño, que era idéntico a él.
Liam cerró el libro de golpe, lo metió entre los cogines del sofá y me miró de una forma que yo entendí a la perfección.
Entonces me puse a reírme para disimular un poco.
-Alexa - Dijo su madre sonriéndome
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Chica de cristal
Romansa¿Podrían ser los sentimientos armas de destrucción contra corazones de cristal? No elegimos de qué queremos estar hechos, si de acero o de cristal, pero quizás queden personas que nos cuiden como verdaderas reliquias.