-Eh...-Dije extrañada sin saber qué palabras eran las correctas en ese preciso momento- Supongo que sí, estoy bien, pero...¿De qué me conoces?-Hizo una mueca de felicidad, sin llegar a ser una sonrisa.
-¿No te suena mi voz?
-Puedo intuir que eres el misterioso número privado que me despertó a las 5 y cuarto de la mañana. Pero el caso es que lo que me suena de tí no es tu voz, sino tu mirada- Me quedé un rato callada inspeccionado a aquél individuo.
-Mi..¿mirada?- Dijo extrañado, arqueando sus finas cejas.
-Sí, bueno no. Bueno, no sé- Empecé a hacer aspavientos con los brazos al no saber explicar lo que en mi cabeza sonaba bien, el problema era que no utilizaba las palabras correctas. Suspiré y empecé a explicarme mientras en ese pequeño pero intenso rato de silencio su mirada recorría mi cuerpo- Lo que quiero decir es que me suenan tus ojos y tu mirada, el conjunto, como si...-Me cortó la frase utilizando las mismas palabras que yo tenía en mente.
-Cómo si te hubiera mirado con estos ojos y provocando que tu mirada y mi mirada colapsaran en un pasado lejano pero no tan lejano.
-Exacto... -Lo dije en un tono ridículamente bajo llevándome una mano a la ceja izquierda- ¿Cómo lo has sabido?
- Típica pregunta de libro y/o película. Mirándote a los ojos, ha salido solo.
Después de hablar de las miradas y demás decidimos sentarnos en el jardín que teníamos al lado a la sombra de un pino. A pesar de todas las veces que insistí en que me dijera de que me conocía no cedió y dejo que lo adivinara sola.
-¿No tienes calor con la sudadera en verano? Una moda que nunca entenderé, pantalón corto y sudadera, no tendrá sentido, pero si tiene "algo" que me encanta- Mientras hablaba no me mira a los ojos, ni a la cara en general. Miraba hacia...Ningún sitio.Solo miraba, para distraer la mente,supongo.He de admitir que este chico no tiene un "perfil bueno", tiene dos.
-Por cierto, aún no me has dicho como te llamas.Bueno, aunque seas un espía o agente secreto que tiene que mantener a salvo su identidad, entonces lo entendería - Soltamos una larga carcajada los dos y aun riendo contestó.
- Tienes razón, soy Carlos Castro- Se levantó e hizo una sutil reverencia, a la cuál sonreí sin apenas darme cuenta.
-Alexa Brown - Dije inclinando la cabeza.
-¿No eres de aquí, verdad?
- Dijo el misterioso chico que tanto me conoce a pesar de que no tengo ni idea de quién es - Me lanzó una mirada que solo una persona me había mostrado en toda mi vida. Una mirada de pena mezclada con felicidad porque todo tuviese su principio aunque cruelmente también su final. Ya lo tenía claro, aquél niño del parque.Era él. Esos ojos tan profundos ... -Espera, eres...¿aquél niño del parque?- Se puso en pié y comenzó a aplaudir sonriendo.Esa sonrisa mataría a cualquier chica que pasara al lado.¿Qué? Ese pensamiento no era propio de mi.No. Mejor olvidarlo.
-Premio para la señorita. Ahora que ya está todo más claro, te propongo algo. Te acompaño a casa, y como sé que no me dejarás pasar y yo vivo unos 5 minutos de ti iré a por mi coche mientras tu te cambias, porque sinceramente tienes que estar muerta de calor, y después te llevo a...un sitio y aclaramos las cosas ¿si?- No había mucho que aclarar, pero sí que me apetecía estar con alguien al que al parecer le caía bien. Era...Reconfortable.
-Acepto tu propuesta, espero que eso de que eres un espía esté descartado - Dije sonriéndole y sin dejar de mirarle a aquellos grandes ojos verdes.

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Chica de cristal
Romansa¿Podrían ser los sentimientos armas de destrucción contra corazones de cristal? No elegimos de qué queremos estar hechos, si de acero o de cristal, pero quizás queden personas que nos cuiden como verdaderas reliquias.