Look Pretty | KookGi

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   Como cualquier mañana, Min YoonGi estaba sentado junto a JungKook en el patio de su escuela, compartiendo unas papas fritas. Ambos se encontraban en un cómodo silencio, observando a los niños jugando a lo lejos los cuales soltaban estruendosas y chillonas risas, y sintiendo la suave brisa mañanera chocar contra su rostro.

   La atención de ambos fue captada por cuatro adolescentes que venían caminando hacia ellos. HoSeok, SeokJin, JiMin y TaeHyung venían charlando hacia donde ellos se encontraban. Bueno, JiMin iba algo apartado, pero aún así era parte de su charla.

   TaeHyung saludó amistosamente con la mano antes de volver su vista a SeokJin, el cual saludó de la misma manera.

   —¿Podemos sentarnos con ustedes? —Preguntó HoSeok, tomando sin permiso una de las papas fritas del envase y llevándola a su boca. JungKook lo miró con mala cara, preparándose para responder un rotundo ‘no’, sin embargo YoonGi se apresuró a responder.

   —¡Claro! Mientras más mejor, ¿no, JungKook? —Lo amenazó con la mirada. JungKook bufó y asintió de mala gana, cruzándose de brazos.

   —Se supone que íbamos a ser nosotros dos solos... —Murmuró el castaño, quien todavía no se dignaba a aceptar que tendrían compañera.

   Los cuatro se sentaron al rededor de ellos, a pesar de que JiMin se encontraba un poco más lejos por su supuesta ‘fobia social’. SeokJin tomó algunas papas fritas y las devoró de un bocado. YoonGi rió.— Parece que estuvieras muerto de hambre.

   —¡Lo estoy! Hace mucho que no como grasa. Ya sabes lo estricta que es mamá con eso.

   —¿Tu madre es vegetariana? —Preguntó TaeHyung, llevándose también unas papas fritas a la boca. SeokJin negó.

   —Está a dieta. Así que, como ella lo está, también lo estamos todos en la familia. Por eso ahora comemos de todo menos grasas —Suspiró—. Extrañaba mucho esta comida.

   A lo lejos se escucha el llamado de un chico. Todos voltean a mirar, encontrándose con NamJoon, quién era dos años mayor a YoonGi y un año mayor a SeokJin. Jamás habían tenido algún tipo de contacto, por lo que se extrañaron de verlo acercándose hasta ellos. Sin embargo, se sorprendieron al descubrir que éste se dirigía a JiMin.

   Le tendió algo que parecían ser pastillas. Los chicos se quedaron en silencio, incómodos, al leer la etiqueta en el envase que decía ‘antidepresivos’.

   —JiMin, tienes que tomar tu medicina. Aquí tienes —Le extendió una botella de agua la cual el rubio tomó con cierta timidez, mirando de soslayo a sus amigos, quienes estaban totalmente anonadados.

   Se levantó de su lugar e hizo una rápida reverencia antes de salir casi volando del lugar, dejándolos con NamJoon, quién se disponía a despedirse cuando YoonGi se adelantó a preguntar:— ¿JiMin está enfermo?

   El contrario negó.— ¿Por lo antidepresivos? No, no tiene depresión. Los doctores se lo recetaron por su síndrome.

   —¿Síndrome?

   —Sí. El síndrome de la Ilusión de Cristal. ¿Alguno lo conoce?

   Todos negaron en un completo silencio. NamJoon se cruzó de brazos.

   —JiMin cree que todo su cuerpo es de cristal, así que tiende a darle ataques de pánico y a veces se deprime por no poder ser ‘normal’.

   Al instante, los presentes parecieron comprender. Sobre todo HoSeok, quiéen había presenciado de uno de los ataques de JiMin, y por el cual pensó que lo había espantado, aunque era un poco cierto; quizás se había acercado demasiado a él. Debió haberle dado a su espacio, pero, ¿cómo saber que el rubio padecía eso?

   —Y él dijo tener fobia social... —Murmuró YoonGi, sintiéndose mal por el rubio y un tanto decepcionado—. ¿Por qué mintió?

   Se encogió de hombros.— Quizás se avergüenza de eso. Cómo sea, avísenle a JiMin que estaré esperándolo en la salida para irnos —Se despidió con una reverencia de cortesía y se fue caminando hacia el lado contrario al que ellos estaban, dejándolos en un silencio incómodo.

  Nadie sabía de qué hablar después de eso. ¿Debían conversarlo? ¿Debían decírselo a JiMin? ¿O fingían que nada sucedió? Pero, ¿cómo fingir luego de enterarse de algo como eso?

   HoSeok, por otro lado, estaba convencido: no iba a rendirse con respecto al rubio. Entendía que conquistarlo sería más complicado por su síndrome y que probablemente desconfiaría de él y no lo dejaría acercarse por miedo a que éste ‘lo rompiera’, pero tenía un plan.

   Por primera vez en mucho tiempo había descubierto a una persona con la que se sentía cómodo siendo él mismo y no pensaba dejarlo ir fácilmente, así que lo perseguiría hasta que por fin el chico se sienta cómodo de ser él mismo con el.