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   Al otro día, la policía había recibido una denuncia; alguien había matado un pájaro y colgado en la puerta de su hogar. JungKook estaba casi muriendo de risa cuando su padre le contó acerca de eso, extremadamente preocupado.

   Le preguntó si fue él. JungKook fingió cara de indignación.— “¿Cómo puedes siquiera pensar eso? Es mi hermanastro, papá. ”—, le dijo. Su padre por supuesto que le creyó. Después, toda su tarde se basó en hacer su tarea y dibujar, contento de haberse vengado de su hermanastro.

   ***

   YoonGi se sentó en su pupitre, dejando su mochila en el suelo. Ni JungKook ni TaeHyung habían llegado todavía, lo cual lo extrañó en demasía, porque ellos dos siempre solían ser los primeros en llegar. En eso, escucha la puerta de la clase abrirse. Nadie se volteó a mirar, sin embargo, YoonGi no podía correr su mirada.

   JungKook estaba entrando en el cuarto y se dirigía a su usual pupitre junto a la ventana, el cual se encontraba a dos pupitres de distancia del suyo.

   Él era tan lindo.

   —JungKook —Lo llamó. El castaño se volteó para verlo con un semblante serio y frío que, sin embargo, se ablandó en cuanto supo que era él quien lo llamaba.

   —YoonGi —Lo saludó. Iba a sentarse a su lado pero el recuerdo de TaeHyung besando a SeokJin lo detuvo en mitad del camino, dejándolo inmóvil. ¿Debería decirle lo que había visto? El azabache frunció el ceño.

   —¿Pasa algo? —Preguntó. El castaño negó con la cabeza y volvió a la normalidad, sentándose en el pupitre a su lado. Sacó un libro para leer, como siempre hacía.

   —No, no pasa nada.

   Se quedaron en un silencio tenso. Sí, pasa algo, se dijo YoonGi. Sin embargo, no eran tan unido a JungKook. No creía que el castaño fuera a contarle qué le pasaba. Hacía una semanas apenas se hablaban.

   El azabache giró la cabeza hacia la puerta del aula cuando vio a JiMin entrando. Se veía triste. Arrastraba los pies y tenía el cabello rubio despeinado. Tras otorgarle una última mirada de soslayo al castaño, se levantó.

   —Iré a hablar con JiMin. Vuelvo pronto —Avisó, comenzando a irse.

   JungKook comenzó a golpear la punta de su lápiz contra la madera del pupitre, creando un sonido persistente. Tenía la mente en ese beso, y una incesante pregunta que le cuestionaba si era mejor contarlo o no. ¿A quién estaba traicionando si lo hacía? ¿A YoonGi, a TaeHyung, o a SeokJin?

   Comenzó a presionar el lápiz con la palma de su mano. De repente, comenzaba a sentirse enojado de vuelta. El parloteo de sus compañeros a su alrededor comenzó a cesar, haciéndose cada vez más pequeño, hasta no oír nada. Sin embargo, era consciente de que las bocas de los demás seguían en movimiento, solo que sin emitir sonido.

   No estaba seguro de a dónde quería llegar su hermanastro. Supo desde un principio que él planeaba acercarse a YoonGi para poder conseguir información de SeokJin, y él se lo permitió puesto que al principio el azabache no le interesaba; pero ahora sí.

   No supo cómo ni cuándo fue que el chico comenzó a ganarse su cariño, pero lo ganó, y ahora iba a cuidarlo. Incluso aunque él no fuera el indicado de cuidar a alguien frágil como YoonGi.

   Un ruido en seco lo saca bruscamente de sus pensamientos, y dirige su mirada a la palma de su mano, sangrante; el lápiz se había partido a la mitad, y había clavado una de esas partes en su mano. Soltó un quejido por lo bajo y se levantó de su pupitre cubriendo la herida con su mano libre, dispuesto a dirigirse a enfermería.

   Capta la atención de YoonGi cuando pasa a su lado, quién se apresura a despedirse de JiMin para llegar a su lado y acompañarlo mientras éste salía del salón.— JungKook, ¿qué te pasó? ¿Cómo te lastimaste? —Le preguntó, preocupado.

   El castaño lo miró de soslayo y chasqueó la lengua, molesto.— No importa. Sólo acompáñame —Murmuró, y ninguno de los dos dijo algo más durante el trayecto.

***

   Una vez en enfermería, el castaño se dispuso a cortar un poco de tela para enrrollarla como una especie de venda sobre la herida. A un lado, YoonGi lo miraba mordiéndose una uña, nervioso. JungKook tomó torpemente unas tijeras y trató de cortar la tela, sin embargo, el metal del aparato rozó contra su herida e hizo que gimiera del dolor.

   El azabache lo hizo a un lado.— Córrete, tonto. Yo lo hago —Dijo, quitándole la tijera de las manos. El castaño asintió en silencio, un tanto avergonzado, y descansó su espalda contra una de las paredes de la enfermería.

   YoonGi tomó un algodón y un poco de cinta.— Dame tu mano —Le ordenó. El castaño obedeció y le extendió su mano, para poder ser tomada por la del contrario. La piel de YoonGi era suave. No podía explicar por qué su corazón latió de esa forma cuando ambas pieles rozaron, sin embargo, se sentía extrañamente bien. Colocó delicadamente el algodón sobre la herida y lo pegó con un poco de cinta, lo cual lo hizo quejarse por lo bajo. El azabache lo miró con pena—. Lo siento. Puede que duela un poco —Murmuró.

   Tomó la venda y comenzó a enrrollarla por la mano del castaño, dando lentas vueltas. Las manos de YoonGi y el material áspero de la tela era lo único que podía sentir. El aire se sentía espeso, difícil de respirar. Por unos momentos, JungKook deseó que YoonGi jamás acabara de ponerle la venda. Quiso quedarse así, por lo menos, para poder sentir por un poco más la agradable sensación de ambas manos chocando.

   Y por un momento, olvidó todo; a TaeHyung, a su madre, y a ese demonio que lo atormentaba antes de dormir.

Look Pretty | KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora