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Rebuscó entre las cosas que habían en su habitación. El hospital, debido a su buen comportamiento durante su estadía allí, le había permitido tener cosas tales como libros, cuadernos, lápices de dibujo o comics; era por ésto que tenía un pequeño baúl con las pocas cosas que su padre le había traído de su hogar, de las cuales solos dos importaban en estos momentos; su viejo cuaderno de dibujos y una carta que había escrito hacía un mes atrás.

Luego de mucho papeleo, el director del hospital permitió que Jeon JungKook se ausentase en el lugar únicamente durante dos horas, y un vez puesto el límite, podía salir, pero obligatoriamente debía volver a la hora acordada. Así que ahí se encontraba él; intentando dejar de gastar tiempo y encontrar de una buena vez aquello que tanto buscaba.

Sus dedos tocaron las tapas de varios libros que se encontraban al fondo del baúl, pero sabía con tan sólo el tacto que no eran el que él buscaba; su cuaderno tenía algo especial. Como una insignia sobre la tapa, roja, parecida a una tapa de una lata, pero en realidad era un botón. Un pequeño botón rojo carmín que se había salido por accidente de la última chaqueta que su madre llevó puesta.

Y entonces, lo encontró. Debajo de algunos comics de Iron Man, el cuaderno que tanto estaba buscando se hizo presente ante sus ojos. Lo sacó de ahí abajo con mucho cuidado y con una mano y un largo soplido quitó la polvorienta capa que lo rodeaba.

En éste cuaderno solía dibujar cuando estaba muy enojado, estresado, o triste. Fue algo así como su diario íntimo, solo que nunca escribía en él. Prefería más demostrar lo que sentía a base de dibujos que de palabras, porque siempre pensó que se le daba mejor lo primero. Lo abrió por última vez, queriendo echarle un rápido vistazo.

Todos eran dibujos de su madre.

Cada recuerdo que llegaba a su mente de ella, lo dibujaba; cuando la veía sonreír, cuando iban juntos por un café, cuando miraban una película. Cada pequeña expresión, cada movimiento, todo iba directo al libro. Quizás no era el mejor artista, pero era lo suficientemente bueno como para expresar por medio de finos trazos una expresión sonriente o una de tristeza. A veces, cuando estaba muy molesto y no tenía en la mente ningún recuerdo para dibujar, solía mejorar los anteriores o volver a dibujarlos pero practicando las nuevas texturas de dibujo que había aprendido.

Acarició con las yemas de sus dedos el rostro de uno de los dibujos de su madre que había hecho hace casi siete meses atrás. La sonrisa en su cara era hermosa, casi tanto como ella misma. Tuvo tantos años sin ver esa sonrisa, que verla se sentía como algo que nunca existió. Como algo extinto.

Cerró ferozmente el libro y se propuso a buscar su carta. Mirar esos dibujos era lindo, pero estresante; y con su trastorno, debía evitar a toda costa estresarse.

Jeon JungKook, tu padre y tu amigo te están esperando. —Le avisó una enfermera a la que jamás había visto, apoyada sobre el marco de la puerta. Él miró hacia su dirección y asintió.

Estaré yendo en un minuto.

La mujer se alejó de su habitación y él volvió a su búsqueda, ahora fijándose sitios como debajo de la cama, el colchón, o la almohada, y lo encontró dentro de la funda de ésta; ya estaba listo. Acomodándose el cabello con una mano, salió casi corriendo del cuarto, llevando en su mano el cuaderno y la carta que llevaría como obsequio para su madre.

***

El auto de su padre se detuvo frente a la reja que los separaba del cementerio. JungKook miró a YoonGi con nervios, y éste colocó una mano sobre su hombro, intentando darle apoyo con su toque.

Look Pretty | KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora