Amanecí en la puerta de un galpón gigante, cuyas paredes eran de un rojo intenso, y al rededor no había más que tierra. La cabeza me dolía sobre las sienes, y las presioné intentando calmar el dolor, pero no había caso.
La noche anterior empezó a reproducirse en mi cabeza como una serie de imágenes desconectadas entre sí, como un video al cual le faltaran cuadros. Hice una pausa para comprobar mi estado físico, y más allá de que sentía que el hígado se me iba a explotar, y la boca me latía, seca, desesperada por agua, me veía bastante bien. Busqué en mis bolsillos, aún tenía mi celular, llaves, y la billetera. Cerré los ojos y suspiré aliviado, poniéndome de pie.
Contemplé mis alrededores, y había más gente durmiendo en el mismo estado en el que yo me había encontrado segundos antes, entre ellos, Mikey y Calum. El primero, dormía plácidamente sobre la tierra, con la cabeza apoyada en una roca, babeándola, con una chica apoyada sobre su estómago, con toda su ropa sucia, o rota. El segundo, en cambio, estaba casi intacto, si no fuese por las ojeras y el look despeinado, sería el Calum de siempre. Se encontraba sentado con las piernas cruzadas, aferrado a sus rodillas, mirándose en el reflejo de la pantalla negra de su celular, acomodando mechones de pelo por aquí y por allá.
Saqué mi celular, y fruncí el entrecejo al notar que tenía una gran cantidad de mensajes en WhatsApp, y al introducirme en la habitación, una tal “Megara Philman” me había metido en un grupo llamado “Perdón.”, en donde también estaban en la conversación Mike y Calum. Lo abrí, y ella era la única que había hablado. Leí:
Megara: Mil disculpas por todo lo que dije ayer, y anoche. No quise ofender a nadie, ¿Podemos hablar hoy?
Lo pensé, la verdad es que no estaba enojado, yo había sido un imbécil para con ella, y tenía razón, pero también era cierto que se había dejado llevar en el hospital con los insultos, y no había motivo para enojarse de esa manera, sobre todo en la situación en la que estábamos. De todas maneras, lo mínimo que podía hacer por ella, era aceptarle las disculpas, obviamente iría a hablarle, después de ir a visitar a Luke. ¡Luke!. La hora de visita era desde las 11.45 a las 12.30 de la mañana, y los tres le habíamos prometido estar ahí. Miré la hora en la esquina superior derecha de la pantalla, eran las doce. Le respondí un rápido “Ok” en el grupo, y desperté a los chicos.
-¡Arriba, Mike! –Otra gente que aún dormía alrededor nuestro, se quejó por el ruido y se removió en su lugar. –Perdón. –Susurré, y caminé en puntitas de pie hasta donde el peliazul estaba, y lo sacudí un poco hasta que abrió los ojos, llenos de lagañas.
-Son como las siete de la mañana, Ashton. –Me reí, la voz de Michael recién despertado era una de las mejores cosas del universo.
-¿Ah, sí?, ¿Son las siete?. –Lo burlé, ya era hora de almorzar. Me reí un poco.
-No. Pero se siente como si lo fueran, ¿Qué pasa?. –Se acomodó sobre sus codos y me miró, esperando un buen motivo como para haberlo despertado de su sueño.
-Luke, casi pasa su hora de visita. –Expliqué.
-Mierda. –Se levantó de golpe, quise evitarlo porque era obvio que eso provocaría un mareo, pero fui demasiado lento, y para cuando me moví, Mike ya estaba con una mano en su cabeza y otra en el piso, intentando estabilizarse.
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Destinados. (Ashton Irwin).
FanfictionÉl desaparece después de seis meses de relación, dejando sólo un mensaje excusándose. Ella debe descubrir qué se esconde detrás de la enfermedad terminal de su exnovio. ______________________________________________________ Segunda parte de "Mensaje...