Cap. 21: Estamos de vuelta.

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Ashton P.O.V.

El rojo del pelo de Mike, que casi se había desvanecido después de tanto tiempo de no teñirlo, estaba de nuevo. Aún más intenso. Él se había teñido nuevamente para la llegada de Luke. Él y Meg volverían a casa esta noche. Y yo no sabía cómo reaccionar. Todos estábamos enojados con Megara por haberse ido sin avisar, y llevarse a Lukey con ella, incluso él mismo estaba furioso por lo que la chica hizo, pero obviamente, el rubio se dejó llevar y olvidó rápido el tema, tanto Mike como yo seguíamos algo rencorosos debido a los hechos.

                El día fue mejor de lo que yo planeé, al final. Pensé que todo sería tenso e incómodo, y tendría que quedarme con mi exnovia mientras Mike y Luke hacían lo suyo por ahí, pero por suerte, mis dos amigos tuvieron conciencia de mi… después de cuarenta minutos de besos de recibida. Llegamos al aeropuerto veinte minutos antes de que el avión aterrizase, el pelirrojo le compró una caja de chocolates a su chico, y yo, para no quedar mal, y un poco porque la extrañaba, le compré un ramo de margaritas a Meg. Entonces escuchamos por los parlantes del lugar, el vuelo desde Liverpool acababa de llegar. Nos tomó alrededor de cuarenta minutos encontrar a los viajeros, pero finalmente, de entre una multitud de gente, las puertas del freeshop se abrieron, salieron cual manada alrededor de treinta personas, envueltos en la masa de gente, estaban nuestros amigos. Ellos aún no nos habían visto, yo me emocioné un poco, porque no me había dado cuenta de cuan terribles eran mis ganas de abrazarlos y no dejarlos ir nunca más, sobre todo a cierta chica. Con la que también, estaba un poquito enojado.  Los ojos de Mike, que ahora eran verdes (juro que cuando entramos al aeropuerto estaban celestes) brillaban como si estuviese a punto de llorar, y fue aún peor cuando Luke y él hicieron contacto visual. El rubio corrió hasta el guitarrista que lo esperaba con los brazos abiertos, sosteniéndolo cuando le saltó encima. Luke empezó a besarle la cara a quien solía estar a mi lado, y miré en otra dirección, porque la cosa empezaba a poner incómoda mientras los dos chicos eran víctimas de las miradas acusadoras de la gente.

                -Perdón, Mikey. Perdón. –Luke le decía a su chico, mientras Meg caminaba lentamente, con una sonrisa desganada hacia mí. –No tendría que haberme ido, no sé qué pensé, te extrañé muchísimo, perdón.

                -Está bien, Lukey. –Mike le sonrió, observó la creciente tensión que se generaba a medida que Megara se acercaba más, y más a mí, entonces se llevó a su chico de la mano contra una columna, donde empezaron a recibirse más apropiadamente, con lenguas flotando para todos lados.

                -Hola, Ash. –Susurró tímida, cabeza gacha. Estaba arrepentida, no me pude contener y la abracé. Mi cuerpo como un monstruo gigante alrededor de la enana de mi exnovia.

                -Hola, Meg. –Ella envolvió sus bracitos en mi cuello, como había hecho tantas veces antes. Apreté su cintura fuerte contra mi estómago, ella también ajustó su agarre, escondió su cara entre los rulos de mi cuello.

                -Perdón, Ash. Perdón. Me arrepiento muchísimo. –Confesó contra la piel de mi cuello. Sentí mi piel humedecerse, tras la calidad de su aliento, quedaron las lágrimas que brotaban de sus ojos, deslizándose hasta el punto en el que se producía la unión de mi clavícula, hombro y cuello. Odiaba a ver a personas llorar.

                -No llores, Meg. No llores. –Pasé el brazo que rodeaba su cintura hasta su espalda, acariciando su zona lumbar.

                -Perdón, Ash. No quiero llorar, pero yo… Dios, siempre soy tan idiota. Siempre la cago. –Me explicó, la apreté más contra mí, si eso era posible.

Destinados. (Ashton Irwin).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora