—¿Entonces fueron ellos desde el principio? —insistió Sabrina—. Escondieron la trampilla y fabricaron mas xips ilegales con el laboratorio que tenían escondido allí abajo... y supongo que también le hicieron eso tan horrible a tu padre.
—Aún hay muchos cabos sueltos —corroboró Charlotte con la mano en la frente.
—¡Si, cómo el apagón en el instituto! —dijo James recordándolo de súbito— ¿Cómo es que abajo en la trampilla había electricidad y en el resto del instituto no?
—¿Crées que ellos también tienen algo que ver con eso? —le preguntó la rubia.
—Esperad —les frenó Ariadna—. La profesora Doroty estaba con nosotros cuando sucedió. ¿Recordáis? En el aula de Química, ella no pudo haber producido el apagón estaba con nosotros.
—Necesitamos más pistas. Aún no tenemos nada —sentenció Nicky sin ánimo de lucro—. Sólo unas páginas viejas de periódico, especulaciones sin fundamento, un muerto metido en un congelador... No te ofendas Edric. Y unas chapas que no sabemos ni siquiera para qué sirven.
—Es verdad —dijo Ethan—. Tenemos que averiguar que es lo que hacen esos xips.
Salieron de la vieja fábrica y se despidieron en el momento en el que sus caminos se separaban hacia diferentes direcciones. No sin antes acordar que el día siguiente quedarían en un parque cercano al instituto para empezar a organizarse y a planearlo todo como era debido. Porque al día siguiente era Sábado y no había clase, por suerte la biblioteca del instituto no cerraba en fin de semana y estaba abierta a cualquier alumno que no tuviese ordenador en casa o impresora y necesitara recopilar información para algún trabajo o examen.
Al día siguiente llegaron todos a las once de la mañana. Se encontraron en el florido parque enfrente del instituto era un sitio familiar, acogedor y tranquilo en el que poder pensar con claridad e incluso pasear o sentarse a tomar un helado. Constaba de un largo camino de piedras con dos carriles a derecha e izquierda llenos de arboles, césped y follaje variado. A veces el camino se ampliaba y formaba pequeños espacios con bancos rodeando un tobogán y un balancín que ya tenían sus años pero que no perdían su encanto.
—Bien... —empezó Ariadna acomodada en un banco de piedra junto a las demás chicas mientras Ethan, James y Edric estaban plantados en frente de ellas formando un semicírculo—. Lo más efectivo es que nos dividamos. Unos cuántos entrarán en el instituto para probar los xips... digo, chapas de colores cutres, bueno es casi lo mismo. Los demás buscarán información sobre la fábrica, los trabajadores y sobretodo los jefes, osea nuestros profesores.
—Yo no pienso pasarme el día buscando información sobre esos viejos... —dijo Ethan frustrado.
—Vamos a ver, esto no es cuestión de lo que quieras o no quieras hacer —lo enfrentó Nicky—. Las chicas entraremos al instituto porque somos más y necesitaremos bastantes testigos cuando probemos esos cacharros. Vosotros mientras investigaréis.
Ethan frunció el ceño en desacuerdo pero no se atrevió a protestar, Edric en cambio se limitó a soltar un bufido y dibujar una sonrisa lo más amable posible. Sentarse toda la mañana en una silla frente a un ordenador y buscar información sobre los que probablemente eran los asesinos de su padre no le hacía mucha ilusión, pero tampoco prefería colarse en un instituto que no conocía en absoluto y arriesgarse a ser pillado por algún profesor. Además Nicky daba cierto miedo a los chicos. James sólo sintió una gran felicidad en su interior, no le gustaba exponerse al peligro.
Las chicas se despidieron de los tres únicos hombres del grupo y cruzaron la carretera que separaba el parque, del camino y la entrada al instituto. Estaban prácticamente pegados por eso no había que caminar mucho.
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Los Inefables (Editando)
Teen FictionAlgo tan increíble que no puede ser descrito con palabras, eso es inefable. Durante tu vida encontrarás momentos, sentimientos y personas inefables. Ellas eran cinco. Nicky era adicta al Heavy Metal, a los videojuegos y al negro. Ariadna era una so...