<Mark es un chico de mi antiguo instituto. Tú me recuerdas a él. Era popular, guapo y mujeriego, definitivamente era un chico malo. Todo lo que una chica pudiera desear, las tenía a todas a sus pies. Yo no lo conocía, lo había visto un par de veces pero no andábamos en el mismo círculo de amigos. Nunca había hablado con él y no tenía intención de hacerlo, pero era imposible no saber sobre él, siempre habían chismes rondándole. Y bueno... para hacerlo corto se podría decir que se fue acercando a mí. Empezamos a conocernos y cómo una idiota me enamoré, y lo peor de todo es que fingió que el aprecio era mutuo. Todo era perfecto, muy de película sabes, nos reíamos, discutíamos pero siempre terminábamos arreglándolo. Todos en el instituto hablaban sobre nosotros. ¿El chico más popular tiene novia? Eso era a lo que todas aspirábamos, a que el chico popular se enamorara de nosotras... Y eso fue lo que me hizo creer. Hasta que descubrí el pastel. Se besaba con otra chica por los pasillos un jueves por la tarde. Me enfadé muchísimo y corrí a gritarle todo lo que llevaba dentro. Pero no discutí con el chico del que me enamoré, había cambiado algo en él, en su mirada. No era el chico que creí que había cambiado por mí, eso no funciona así, la gente no cambia, ahora lo sé. Me habló como si nunca hubiéramos tenido nada entre nosotros y todo el instituto me humilló. Lo único que me dolió más que las risas de personas que no conocía fue descubrir que todo había sido una mentira desde el principio, y que no era la primera. Después de enamorarlas, las desechaba como desperdicios y les rompía el corazón por pura diversión... Me prometí que nunca me volvería a pasar>
Aquel tipo despreciable no tenía derecho de demoler el orgullo de nadie, ni hacer que se derrumbaran, aquello las destrozaba y luego dejaba huella en su personalidad para siempre, como había hecho con Charlotte. Esa fue la conclusión a la que llegó Ethan después de oír a Charlotte.
—No nos parecemos tanto como crees... Edna salió conmigo por una apuesta con su hermana, intentaban conquistarme. Y yo lo supe desde el principio. Solo les seguí el juego para ver hasta donde llegaban, en ningún momento ellas se enamoraron de mi. Ni yo de ellas. Así que no hubo corazones rotos, era un juego.
—Que estúpido... —dijo Charlotte sorbiendo.
—Lo sé —rió él—. No creí que llegaría a traerme problemas después de un año.
—Creo que te debo una disculpa por haberte juzgado antes de escuchar toda la historia —confesó Charlotte, arrepentida—. Lo siento.
—Y yo. También te juzgué sin entender lo que habías pasado. Somos así.
Ethan se levantó y le tendió la mano. Charlotte se limpió las mejillas húmedas y agarró la mano del chico para levantarse.
—Entonces ¿no te arrepientes de haberme seguido en los establos?
—Claro... —dijo, una vez de pie— que no.
—Ni yo.
Ambos sonrieron.
—¿Charlotte, me prometes que si alguno de los dos se va el otro lo seguirá, siempre?
La joven se lo pensó, se trataba de algo más serio de lo que parecía, comprometerse a algo siempre lleva consecuencias.
—Te lo prometo.
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Caminaron hacia la trampilla, donde supuestamente se encontraban los demás. Pero cuando llegaron todos estaban en círculo tragándose la regañina de un profesor que debía estar cumpliendo su guardia. Los habían descubierto. Perfecto.
—Mirad quién viene por ahí, dos más se han unido a la fiesta. ¿A caso os habéis aliado para conseguir una amonestación? —Todos los chicos compartieron una mirada de frustración—. Acompañadme a secretaria.
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Los Inefables (Editando)
Teen FictionAlgo tan increíble que no puede ser descrito con palabras, eso es inefable. Durante tu vida encontrarás momentos, sentimientos y personas inefables. Ellas eran cinco. Nicky era adicta al Heavy Metal, a los videojuegos y al negro. Ariadna era una so...